A pesar del “apoyo de los gobernadores” a la Casa Rosada, el esquema impositivo y de distribución que lleva adelante el gobierno nacional, vuelve a concentrar recursos en el poder central para relegar a los gobernadores. Salvo Axel Kicillof, beneficiario exclusivo de lo que Alberto Fernández le recortó por decreto a Horacio Rodríguez Larreta.
El presupuesto nacional incrementará la presión fiscal, que ya subió este año a pesar de la recesión. El Instituto Argentino de Análisis Fiscal calculó que “en líneas generales, las proyecciones contenidas en el presupuesto marcan un retorno al sendero de crecimiento de la presión fiscal en Argentina, que será del 0,4% del PIB en 2020 respecto a 2019 y de 1% del PIB en 2021, cuando según el gobierno llegaría a 24,8% del producto”.
El análisis no incluye, por cierto, el “aporte solidario” de los ricos, así llamado para no nominarlo “impuesto”. Si se sanciona, también esa plata irá al Tesoro nacional; aunque éste lo distribuya en parte en territorios subnacionales, los gobernadores no tendrán ese recurso.
Este año, cuando el FMI calcula que la economía caerá 11,8 %, el incremento de la presión fiscal se explica por “el nuevo impuesto PAIS y por el aumento de Bienes Personales, puesto que sin considerar estos tributos, la presión efectiva (Recaudación total como % del PIB) hubiera caído 0,7 p.p. respecto a la de 2019”.
“Para el próximo año 2021 nuevamente subiría la presión tributaria, esta vez porque la recaudación real crecería más que la recuperación real de la actividad. Según el proyecto presupuestario, aumentaría el tamaño de la torta de actividad económica, pero a la vez aumentaría más la porción que se llevan los impuestos, entre ellos los relacionados al comercio exterior y los tributos relacionados a la actividad interna, donde el principal impulso vendría dado por IVA. Finalmente, se espera un aumento del impuesto PAIS y una leve caída de Bienes Personales”.
Recuerda sin embargo Iaraf que los recursos de la Seguridad social y del comercio exterior no se coparticipan, “de manera tal que lo que ocurra con su recaudación impacta completamente en el nivel nacional de gobierno.
“Lo mismo ocurre con otros tributos que no se coparticipan como el impuesto PAIS y (en parte) el impuesto al cheque. Para 2020 se espera que la coparticipación a provincias y a la CABA alcance los $ 2.128.431 millones, resultando un 30,6% superior a la de 2019 (es decir que en términos reales mostrará una caída), mientras que se espera que estas transferencias automáticas crezcan un 39,4% interanual en 2021 hasta alcanzar los $ 2.967.970 millones”.
Advierten los autores que en estas cifras se considera el nuevo coeficiente de CABA, 2,32%, que resulta 1,18 puntos porcentuales inferior al 3,5% que era su coeficiente previo al cambio. “Este flujo pasa a ser distribuido por fuera de la coparticipación a través de un Fondo destinado íntegramente a la provincia de Buenos Aires (Fondo para el Fortalecimiento Fiscal bonaerense)”, subrayan.
Tras analizar que los principales recursos que integran la masa coparticipable son IVA, Ganancias, Bienes personales, Combustibles, e Internos coparticipados, señala Iaraf que el aumento de la presión tributaria efectiva que ocurriría entre 2019 y 2020 por 0,4 p.p. del PIB queda en un 90% en el nivel nacional de gobierno.
“Asimismo, el crecimiento esperado en la presión efectiva de 2021 respecto a 2020 por casi 1 p.p. del PIB quedaría en un 80% en el nivel nacional, recibiendo los niveles inferiores de gobierno un 20% del mencionado aumento de la presión efectiva”.
En los ‘90 las provincias perdieron participación primaria a favor de la Anses (precoparticipación del 15%, asignación específica de impuestos) y la inclusión de impuestos no coparticipables o con un elevado porcentaje no coparticipable (el caso del impuesto al cheque en 2001). Así, las provincias se quedaron con el 40 % de la torta.
Iaraf repasa que en 2016, con los fallos de la Corte y los acuerdos fiscales, las provincias fueron recuperando ese recorte en tanto que Mauricio Macri aumentó el coeficiente de CABA del 1,4% al 3,75% (que posteriormente sería reducido al 3,5%).
Así “aumentó la participación primaria de provincias básicamente por la restitución parcial del Fondo del Conurbano Bonaerense a la provincia de Buenos Aires, lo que llevó a que en 2019 la participación del Consolidado provincias + CABA sea la más alta de los últimos 27 años, casi llegando a la marca del reparto 50/50 entre Nación y provincias.
“Frente a la evolución particular que mostrarían los impuestos cobrados a nivel nacional y la parte que le corresponde automáticamente a provincias y CABA de los mismos a través de la coparticipación, para 2020 y 2021 se estima que esta participación se reducirá hasta un valor similar al que tuvo en 2018.