Mg. María Cristina Gómez (*)
Este despertar de las Familias, reclamando el derecho de sus hijos a recibir educación es muy saludable. Nuestros hijos merecen crecer en libertad, educarse, y aprender los valores que nos sostienen.
Mg. María Cristina Gómez (*)
El 16 de marzo de 2020 se recordará como el día en que la historia se detuvo, y una espesa niebla cubrió las escuelas de todo el país, en el año de la peste. Como en una de esas fantasías distópicas, los actores que gobiernan el sistema educativo se encerraron en sus torres de marfil, a la espera de que todo pasara. Lo cierto es que 200 días después estamos asistiendo a un hecho nunca visto, la silenciosa rebelión de las familias. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo permitimos que se adormecieran las conciencias de tanta gente durante 7 meses? A base del miedo, de poner a la política en el centro de la escena y no escuchar a quienes transitan las aulas, la universidad, los centros de investigación, y los padres.
En la primera quincena de abril, desde la Red de Educadores Innovadores lanzamos la primera encuesta acerca del estado de los docentes frente a la educación virtual. Los resultados revelaron que los docentes se comunicaban por WhatsApp. Cientos de PDF iban y venían por el chat y, sin embargo, no había (ni hay) manera de medir el aprendizaje de los chicos.
Además, mostramos que sólo el 50% tenía computadora propia y que no se utilizaban otros recursos didácticos. Los datos de esa primera encuesta, fueron corroborados por los informes publicados por Argentinos por la Educación y Unicef a escala nacional.
Corroboramos tempranamente que tras el entusiasmo inicial de algunos docentes, y las resistencias de otros, la virtualidad se impuso a partir de las plataformas, pero nos mostró la cara más amarga del experimento: la de la brecha educativa. Las cifras de desconexión de los alumnos más vulnerables treparon por encima del 30%.
Rescatar a los desconectados fue, y sigue siendo uno de los ejes de mi trabajo, pero también la necesidad de pensar y diseñar la estrategia de un futuro que se hizo presente. En mayo, decíamos que nadie estaba pensando en el currículum y que "la solución para volver a las aulas era en un traje a la medida de cada escuela".
Llegamos a la primavera y los padres cayeron en la cuenta del año perdido, y empezaron a organizarse y a demandar soluciones. Mientras tanto, las autoridades nacionales abrían una grieta entre jurisdicciones prohibiendo sistemáticamente todo intento de CABA de solucionar el problema de los desconectados. Escuchamos muchos disparates como el maligno intento de contagiar a los pobres, la mágica solución de ofertar computadoras para que no se abran las escuelas, y una catarata de expresiones que no ayudan a nadie y perjudican a los que no tienen voz: a los chicos.
En ese sentido, debemos devolverle la voz a los padres y alumnos comprometidos con un mejor futuro y presente para la Educación. Un ejemplo de cómo se puede materializar esto es el Encuentro Nacional de Familias por la Educación. Se trata de un encuentro online entre familias y la comunidad educativa de Argentina que se realizará la semana del 26 de octubre. Esta iniciativa de Argentinos por la Educación busca desarrollar una red de madres y padres a lo largo y ancho del país, identificar los principales problemas educativos y proponer posibles soluciones.
Este despertar de las Familias, reclamando el derecho de sus hijos a recibir educación es muy saludable. Nuestros hijos merecen crecer en libertad, educarse, y aprender los valores que nos sostienen, y eso implica también el cuidado de la salud propia y ajena. El mundo ha cambiado, y la negación esperando que esto pase, no es saludable. Vivamos el cuidado, la prevención, y enfrentemos las circunstancias históricas que nos han tocado vivir. Los chicos y las familias nos miran. El futuro ya llegó.
(*) Directora de la Red de Educadores Innovadores
Este despertar de las Familias, reclamando el derecho de sus hijos a recibir educación es muy saludable. Nuestros hijos merecen crecer en libertad, educarse, y aprender los valores que nos sostienen.
¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo permitimos que se adormecieran las conciencias de tanta gente durante 7 meses? A base del miedo, de poner a la política en el centro de la escena y no escuchar a quienes transitan las aulas.