Por el Ing. Nicolás Verini (*)
Quino, como hijo de inmigrantes, fue tan universal y querido porque con sus personajes aportó al mundo paz, progresismo, esperanza, espíritu crítico, lucidez, amor por el prójimo y respeto.
Por el Ing. Nicolás Verini (*)
QUINO es famoso en el mundo como Maradona, Messi, Los Beatles y los Rolling Stones. En más de 30 países fueron publicados sus libros que fueron, son y serán el deleite de muchas generaciones. Mafalda hizo reír, pensar y sorprender a los chinos, griegos, rusos, japoneses, franceses, italianos, polacos, portugueses, alemanes y muchos más. Y lo sigue siendo porque goza de una sorprendente actualidad. QUINO alegró nuestras vidas, no solo con esa niña Mafalda, feminista, tan revolucionaria, tan defensora de los derechos humanos, de la educación, de la ecología, además, nos homenajeó con su desinterés y su bondad, que fue parte de su personalidad donde sobresalía su timidez y al mismo tiempo, como sucede con los genios, con una gran lucidez creativa. Su criatura sentenciaba "si llorás por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas", y es posible en ese mundo estrellado, esté Quino con su lápiz y con Mafalda preguntándole a Dante Alighieri dónde queda El Paraíso, el Purgatorio y el Infierno, a Leonardo da Vinci cuál es el misterio que encierra la sonrisa de la Gioconda, a Miguel Ángel por la pintura sublime de la Creación en la Capilla Sixtina, a Stephen Hawking por la naturaleza cósmica del Big Bang y a John Lennon porque se separó de los Beatles. Es muy posible que Quino, desde allí, la siga dibujando y Mafalda continúe interrogando curiosa y cuestionadora a esos genios y a muchos más.
Quino como hijo de inmigrantes fue tan universal y querido porque aportó al mundo con Mafalda y otros personajes, paz, progresismo, esperanza, espíritu crítico, lucidez y sobre todo amor por el prójimo y respeto por lo diferente. Además de desinterés y bondad.
Los integrantes del X COVEIQ, Cuerpo Organizador de Viajes de Estudios de Ingeniería Química, le queremos tributar nuestro homenaje. Hace medio siglo, corría el año 1970, ingenieros, bioquímicos y licenciados en química emprendimos el camino del perfeccionamiento profesional y cultural viajando a Europa. Allí nos capacitamos técnicamente en varios Institutos, asistimos a Congresos, realizamos Cursos de Perfeccionamiento, Prácticas en Fábricas, conocimos Centros Universitarios y de Posgrado en las principales ciudades europeas. Como actividad complementaria visitamos los principales museos, teatros, centros culturales admirando sus colecciones de arte y belleza, disfrutando la arquitectura de las ciudades; herencia viviente del talento creativo del hombre a través del tiempo y de su historia. Conocimos 20 países. Nos deslumbraron las capitales y pueblos de Europa, su cultura, su historia, su arte y el desarrollo económico y social alcanzado a partir de la finalización de la II Guerra donde muchos países habían quedado casi destruidos.
Para lograr ese objetivo, los futuros profesionales habíamos creado una organización que estaba patrocinada por la Facultad de Ingeniería, que se ocupaba de organizar y vender una rifa para recaudar fondos para solventar el viaje. Todos los alumnos ingresantes a la Facultad podían participar, vendiendo las rifas durante la cursada de la carrera en la Organización Viajes de Estudio de Ingeniería Química OVIQ. En los dos últimos años de la carrera, próximos a recibirse, o recibidos, ingresaban al COVEIQ para viajar. En ese período trabajamos intensamente con dedicación, eficiencia y responsabilidad, como si fuera una empresa en la tarea de crear un producto. Debutábamos como jóvenes empresarios con una edad promedio de 25-30 años. Nos dotamos de un cuerpo organizador y directivo, comisiones de trabajo, definimos responsabilidades por áreas, cuyo objetivo fue el diseño, impresión, publicidad, contratación de medios, marketing y venta de la rifa para recaudar fondos y poder cumplir con los diferentes compromisos: la compra y entrega de los premios (electrodomésticos, motocicletas, automóviles) y la construcción de las casas. Además de asumir los compromisos impositivos, la donación de becas de estudio a la Facultad de Ingeniería, la ayuda a organizaciones humanitarias como ALPI, CILSA, solventar los gastos del viaje de los integrantes del COVEIQ, nos comprometimos en otras actividades como fue la Audición con Contenidos Educativos dedicada a los alumnos de la ciudad de Santa Fe y zonas aledañas, además de actos culturales, promociones y campañas publicitarias. La rifa movilizaba y daba trabajo en Santa Fe a cientos de personas, y se vendía principalmente en Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires, Corrientes y Misiones por los propios miembros del cuerpo organizador, estudiantes de la Facultad de Ingeniería el OVIQ, vendedores y amigos. Se viajaba con una Resolución Institucional de la Facultad de Ingeniería Química acompañados por un docente nombrado por el Decano que en nuestro caso fue el Ing. Agustín Carpio de la Cátedra de Electrotecnia.
Varias rifas recibieron la colaboración de Quino quien nos donó a título gratuito personajes surgidos de su genio creativo, un simpático muñequito con una cacerola en la cabeza o un intrépido cazador que acompañaba a la modelo Chunchuna Villafañe, una belleza de la época, que publicitaba nuestra rifa, "El Gran Safari de la Fortuna del X COVEIQ" y que se convirtieron en los "coveiquitos", que identificaban a cada grupo viajero. Estos personajes salidos del lápiz y del genio de Quino acompañaron a cada grupo en su viaje, a todos los lugares de Europa. Llegaron inclusive hasta donde habían partido los abuelos y padres inmigrantes. Muchos de los viajeros pudieron conocer sus parientes en España, Francia, Italia, Inglaterra, Bélgica y otros países. Poder ver las casas donde habían nacido sus antepasados, la geografía y las costumbres ayudó a que se recobrara la identidad cultural y afectiva de la familia, separadas por la inmigración. Justamente en Fungirola, Málaga nacieron los padres de Quino, que emigraron a la Argentina y se afincaron en Mendoza donde nació Quino, con el nombre de Joaquín Salvador Lavado Tejón y allí comenzó el alumbramiento de su genio creativo en la figura de Mafalda incitado por un tío ilustrador también de nombre Joaquín, por eso lo llamaron Quino, para diferenciarlo del artista. Recibió entre muchos premios y honores la Orden Oficial de la Legión de Honor de Francia y el Premio Príncipe de Asturias de España. Además de ser un genio como dibujante, humorista gráfico y caricaturista fue un hombre que estuvo siempre comprometido con los valores democráticos y humanos y con la libertad. Sufrió el exilio como muchos argentinos. Nos dejó partiendo hacia el mundo estrellado del que hablaba Mafalda el mismo día del cumpleaños 56, cuando la niña inquisidora y rebelde apareció dibujada por primera vez en la Revista Leoplán. Nuestro recuerdo y agradecimiento para Quino que lo sentimos nuestro amigo, pero Mafalda se queda aquí, con nosotros para seguir gozando de su talento.
(*) Integrante del X COVEIQ