Nació en Italia en 1944. Se nacionalizó argentino. En los '70, amenazado de muerte en un contexto cargado de violencia, se mudó a Brasil. Se llama Giuliano Canterini pero todos lo conocen como Billy Bond. Músico y productor. En los '60, fue pieza fundamental para convertir a "La Cueva" en un punto de encuentro de músicos como Los Shakers, Sandro, Moris, Los Gatos o Tanguito. En el proyecto experimental "Billy Bond y la Pesada del Rock", lideró un "dream team" fluctuante que congregó a artistas de la talla de: Spinetta, Pappo, Claudio Gabis, Alejandro Medina, Black Amaya, Javier Martínez, Vitico, David Lebón y Charly (entre otros). En 2020, El Bondo vuelve a estar en boca de todos a partir del estreno del documental de Netflix titulado: "¡Rompan todo!". Aquí, una selección de puntos sobresalientes de nuestra charla de fin de año con este pionero del rock local.
"¡Rompan todo!": grito de guerra de un rock naciente
El 20 de octubre de 1972 en el Luna Park, Billy y su banda participaron del accidentado "Gran Festival de Rock" que también tenía en agenda a: Aquelarre, Color Humano, Litto Nebbia, Pappo´s Blues y Pescado Rabioso. Asistieron diez mil personas pero el evento duró poco y nada: antes del final de "Fiebre de la ruta" de La Pesada, la audiencia de la popular comenzó a pasarse a la platea e intervino la policía con una brutal represión. Bond, en principio, trató de calmar a los espectadores pero, luego, ante la batalla campal desatada entre uniformados y civiles, gritó: "¡Rompan todo!" Algunos dicen que fue una incitación a la violencia y otros que fue una manera irónica de expresar su rabia y resignación ante el intercambio de bastonazos y butacazos que desvirtuó el recital. Las instalaciones del estadio sufrieron múltiples destrozos y hubo más de trescientos detenidos (entre ellos, el propio Bondo y otros músicos). El semanario "Así" le dedicó su tapa íntegra al hecho bajo el título: "El rock infernal: hordas de hippies arrasaron el Luna Park". ¿Qué recuerda Billy de todo aquello?
-Era un momento de mucha represión en el país. El rock and roll era muy mal visto. (…) ¡La cosa era muy pesada en el Luna Park a pesar de todo ese "glamour" que tenía! (…) A la mañana muy temprano (…) los pibes empezaron a hacer la cola y se empezaron a sentar porque tenían que esperar el día entero. Y Lettoure los empezó a patotear desde temprano (…) La violencia trajo a la violencia muy claramente. No fui yo que la provoqué; la provocó el momento, la situación que los chicos estaban viviendo, la tensión que había en el lugar. Yo, inclusive, intenté un poco apaciguar los ánimos. Dije: "¡Chicos, venga aquí adelante, compórtense!" Pero, aparentemente, Lettoure tenía medio como preparado todo porque, cinco minutos después de pasar esto, entra la policía con tropa de choque. ¡No gente a la paisana! ¡Estaba como medio preparado ya! Ya sabían que nos iban a hacer boleta a todos (…) ¡Cuando me llevan en cana, los chicos rompen todo! ¡Esa es la historia real! (…) Si lo dije o no dije no tiene la menor importancia. Si lo tuviera que decir hoy, lo diría.
Sobre el documental de Netflix y su productor Santaolalla
- En primer lugar, se han equivocado con el nombre que iría dirigido –supuestamente- a una clase absolutamente rockera, fiel al rock and roll que vivíamos en ese momento (…) Se equivocan cuando mezclan a todo el mundo en la misma olla y hacen un puchero (…) El documental está muy bien hecho a nivel técnico, lo han filmado bien, lo han editado bien (…) No le quito los méritos a Gustavo San Toalla –Billy aprovecha su tonada tana para mencionar con aparente descuido el apellido Santaolalla- en su trabajo de productor, en música para las películas pero… con el rock and roll, él estuvo muy lejos de ese rock verdadero (…) Lo único que tendrían que haber hecho es ponerle otro nombre al documental; por ejemplo: "Vida y obra de Gustavo San Toalla: Arco Iris" (…) A mí me chupan un huevo Maná, todos esos mejicanos. ¿Quién carajo los conoce dentro del rock? ¡Qué me importa a mí que soy más radical! ¡No tienen nada que ver con lo que yo hago! (…) ¡Maná es un súper grupo en su onda pero canta boleros bien hechos! ¡No tienen nada que ver con Pappo, con el rock que pretendieron vender! Si no hubieran pretendido vender poniendo el nombre "¡Rompan todo!" que tiene todo un significado, que toda una generación sabe de qué se trata… por lo menos, aquí en Argentina y un poco en Brasil, en Uruguay y Chile… hubieran sido brillantes (…) Ahora bien, mezclarnos a todos nosotros en la vida de San Toalla y mezclarnos en el mismo puchero… ahí se han equivocado.
Sobre la muerte de Tanguito: ¿suicidio, accidente o asesinato?
-Yo tengo algunas referencias: Jorge Álvarez era muy amigo de Torre Nilsson, el famoso director, y jugaban a los burros; iban al hipódromo sábados y domingos. En el círculo de amigos de Torre Nilsson, estaba el directo de la SIDE (…) y nosotros sabíamos que había una lista. Jorge me dice: "Mirá, hay una lista y estamos los dos. Así que cuidate" (…) Tanguito es anterior a esto que te cuento pero ya venía la cosa medio rara (…) Tanguito no era pelotudo. Se drogaba pero no con drogas pesadas. Lo máximo que tomaba (¡yo me acuerdo!) era Mandrix, Pervitín que son drogas muy para dormir; no son agresivas; no había heroína, morfina, crack que enloquecía a la gente. Tanguito era un tipo súper tranquilo, muy pacífico; desgreñado, por supuesto; sucio porque no tomaba baños; el pelo largo pero mal peinado. Era muy "agresivo" para el sistema. Es una opinión personal, yo no tengo ninguna prueba para acusar a nadie obviamente (…) Para mí, lo mataron. Si no lo mataron, lo llevaron a una situación parecida.
Sobre "La Pesada del Rock and Roll"
-Es difícil juntar a tanta gente de tanto talento al mismo tiempo (…) Fijate la humildad de esa gente (…) el cariño que teníamos todos por lo que hacíamos, la garra que teníamos todos para hacerlo, porque no había competencia entre nosotros (…) Fijate que hay un tema, en un long play mío en el que yo soy el líder, y el que lo canta es Alejandro Medina: "La maldita máquina de matar" que es un himno, que es un tema de puta madre (…) Eso te da la idea de la unión de toda esa gente, y de toda su creatividad puesta en hacer discos (…) ¡Hasta Charly García que es un ídolo, un dios en Argentina hoy en día, era el pianista de La Pesada! ¡Mirá cuánta humildad y cuánto talento de los grandes líderes dejarse liderar! No terminó La Pesada: ¡Nunca va a terminar! El año pasado, Alejandro Medina necesitaba plata porque estaba mal del hígado, necesitaba un trasplante y nos juntamos. ¿Sabés cuántos músicos tocaron en "Loco: ¿no te sobra una moneda?"? ¡Cuarenta! (…) La Pesada está vigente en el aire. No soy yo. Ahí no hay ningún ego personal. La pesada son ustedes. Es el público, la radio, los periodistas, la gente, los músicos, el rock, la buena música. La Pesada está viva en el alma de Spinetta, en el alma de Pappo, en el alma de los que quieran y en el alma de ustedes que la conservaron. ¡Después de 50 años estás hablando conmigo de La Pesada! (…) ¿Sabés cuántas visualizaciones tuvo "Loco: ¿no te sobra una moneda?" ¡Más de medio millón de tipos que creen en ese tipo de astral, de ideología, de honestidad, de alma limpia para hacer las cosas!
¿Y después de romperlo todo qué le pasó al rock?
-El sistema es muy sabio, hijo de puta y vivo. Te va cerrando los pasos por los laterales. Te va acorralando y cuando te tiene cerca te da un tiro y te mata. Lo que pasa con el rock and roll es muy simple: mucha gente, con la facilidad de la tecnología, ha empezado a hacer cosas "pasteurizadas" (…) La Pesada, Pappo, Spinetta o Charly siempre grabamos en estudio y había que tocar en vivo. (…) No había afinador; no había auto-tuning que te salvaba la vida. O cantabas o no cantabas. O tenías huevos o no tenías (…) De todas formas, esa tecnología aproximó gente a la música y no lo veo mal. Lo que pasa es que no consiguen llegar al rock visceral, salvaje, diferenciado.