El domingo, desde las 21, Peteco Carabajal se presentará en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). El músico nacido en La Banda (Santiago del Estero), sinónimo de chacarera, recorrerá su vasta y diversa obra con la encarnación Riendas Libres. Participarán como artistas invitados Baguales, Dylan Villanueva, María Emilia Prono y Emanuel Silva.
“Tocar está siendo traumático en medio de una situación inédita que todavía padecemos. Cada lugar es una esperanza de que no se vuelva atrás y de que todo esté en condiciones para poder trabajar y ser un poco felices”. Peteco traduce la mezcla de sentimientos tras varios meses sin tocar en vivo en una expresión potente: volver a vivir.
El proyecto que tracciona el presente de Peteco es Riendas Libres, junto a Homero Carabajal y Martina Ulrich. Ese cruce de experiencias y registros es motorizado por la alegría y la esperanza. “No estamos juntos por el mero hecho de ser mis hijos. Creo en ellos como artistas y la vida me premia con la posibilidad de hacerlo ahora que todavía puedo estar en un escenario y generar una energía compatible con la de ellos, que es nueva y joven. En este momento, llegamos parecidos en cosas que nos gustan y que amamos de la vida y de la música, de la naturaleza. Nuestro mensaje tiene que ver con la comprensión de que debemos ser mejores con la tierra y más solidarios entre los pueblos”.
En marzo de 2020, se liberó el documental “Chacarera” en el canal de YouTube de Peteco Carabajal. “Fue muy importante”, reconoce el productor de la obra dirigida por Miguel Miño. “Ha sido un homenaje a mi viejo con las cosas que él ha creado. Y, de alguna manera, trata de mover un poco el relato oficial sobre Santiago del Estero, estático desde hace mucho tiempo. Siempre hay que tratar de revisarlo aportando otra cosa. Fue toda una aventura plantear una primera película documental de este tipo para Santiago e, incluso, el país”.
Exilio, sueño de volver a la tierra, amor. Peteco reconoce los hilos narrativos, componentes de la idiosincrasia santiagueña. La de “un pueblo que ha tenido y tiene que salir a buscar el pan lejos de la provincia”. Enumera: chacareras, desdichas, pequeñas alegrías, tristeza, profundidad filosófica de vida. “Contamos la historia viva de nuestro pueblo. Una semblanza que puede ser reinterpretada o superada en otras versiones. Si se habla de la chacarera, habría que ir a Andrés Chazarreta y de ahí a los actuales”.
La historia de Peteco es un devenir trashumante que ha ido borrando fronteras. “Tengo que reconocer que a mí me abrieron”, cuenta. Entre los tantos compañeros de camino, menciona a Mercedes Sosa, Músicos Populares Argentinos y León Gieco. La Negra “marcó el camino: su ejemplo, su vida, su trabajo. De León, el cantor popular, absorbí un concepto muy hermanador y abierto; tuve la suerte de andar bajo sus alas en el tiempo de ‘De Ushuaia a La Quiaca’. Hace poco he visto ‘Rompan todo’ y ahí está un poco la historia. Los Jaivas, Inti-Illimani también fueron pioneros en mostrar un camino más integral, tomando la tierra como principal fuente de unión”.
De allí se desprende la amplitud instrumental de Peteco (guitarra, charango, violín, bombo y quena). “Tiene que ver con una época, un despertar como músico” que empezó en Los Carabajal. La incursión en MPA, entre 1985 y 1987 fue “una escuela, con el Chango (Farías Gómez) como principal mentor ideológico”. Significó “un ambiente propicio para experimentar y zapar, buscar sonoridades nuevas, utilidades distintas”. Ahora, reflexiona, “me voy quedando cada vez más con la guitarra y el violín en el escenario. Los otros instrumentos puedo usarlos para grabar”.
Músicos Populares Argentinos, además, evidenció una toma de postura ante la industria. “Sería lindo que muchos pudieran llegar a tener en su intimidad de trabajo y de acción ese tipo de cosas en las que nosotros creíamos. Pero es difícil. Han cambiado muchos paradigmas pequeños. En la década de los ’90, cambiaron la filosofía y la forma de ser de la sociedad argentina. Eso ha hecho que no se formen grupos y que prime el individualismo. Por esto, en los últimos tiempos ha habido tantos exitosos dentro de la línea folclórica, pero poco movimiento profundo. Se ha aguado bastante el contenido, en pos del éxito. Hay muchos solistas, todos son cantautores”.
Peteco entiende que “si no estuviese el éxito como primera meta de lo que se hace artísticamente, las canciones pasarían a otro nivel de calidad. Hay artistas dentro de la línea folclórica que tienen cerca de cuarenta años o más y siguen escribiendo de una manera adolescente. Todo se dirige. Intentan ser latinos en sus canciones, hasta en su forma de pronunciar y de cantar, y apuntan a tener una canción que sea una mezcla de rumba flamenca con taquirari. Yo soy santiagueño, me considero latino. Pero no por eso voy a cambiar mi modo de cantar o le voy a poner tumbadoras o maracas a todo lo que haga. No voy a hacer nada en especial para estar en el mercado latino”.
Hace algunos años, Peteco Carabajal comenzó a indagar en la pintura. Una válvula para expresar, dice. “Un día compré bastidores, óleo, pinceles... y me largué a pintar. El primer cuadro ya tuvo valor para mí: una calle de La Banda. A la hora de la siesta. No hay nadie. Las sombras están quietas. Se reconoce el barrio Los Lagos por ese amarillo casi blanco de la siesta. También las casas tienen poquitos colores: rosita viejo, celestito que casi no se nota, ladrillo. Los colores que hay: pocos, vivos”.
Al modo de sus canciones, el río también está presente. Concretamente, el emblema de Santiago del Estero: el Mishki Mayu (Río Dulce). El cuadro se llama Kayna Kuna, es decir, “ayer y hoy” en quichua. “He pintado la escena de una familia en el agua. Un matrimonio joven con dos chicos. El papá, los hijos y la madre, en un banquito de arena con una canasta con el mate. Este río viene bajando hace milenios desde Salta, pasa por Tucumán, Santiago y desemboca en Mar Chiquita. Siempre ha sido usado por la gente para bañarse, para el riegue. Hay mucha comunicación con el habitante santiagueño. Hoy en día, si vas al río, vas a ver familias bañándose, pescadores, los que sacan arena, cosas cotidianas”.