En 2013 Andrés Larroque repartió ayuda estatal en la inundada La Plata, con militantes y pecheras de La Cámpora; la exposición periodística del tema le costó por entonces a Juan Micelli su puesto en la TV pública. El "cuervo" es ministro de Desarrollo de Axel Kicillof; fue parte de la movida para arrojar residuos al edificio de la Corte, "basurero de la democracia", para pedir la libertad de Milagro Sala, acusada por robar plata pública que debía tener destino de vivienda y desapareció.
La Cámpora fue una creación santacruceña en la que Carlos Zannini (hoy Procurador del Tesoro, guardaespaldas legal de Cristina) coparticipó con el chofer Rudy Ulloa y Néstor Kirchner en Santa Cruz. Instituyeron a Máximo Kirchner como "líder"; desde el sur lo trasplantaron a diputado nacional por Buenos Aires: hoy procura imponer intendentes del conurbano y presidir el PJ, así como su madre ya impulsó al gobernador.
¿Se definirá desde ese pesado núcleo político neobonaerense, quiénes serán los candidatos a legisladores nacionales por el PJ de Santa Fe?
Las sedes de La Cámpora son hoy lugar de inscripción para la vacunación en Buenos Aires. Otra vez el Estado al servicio de una línea partidaria. El Gran Buenos Aires (sin la capital) concentra en 0,5 % del territorio nacional al 28% de los electores de todo el país; hay 9,7 millones de votantes en 24 municipios del conurbano, con 41,1% de pobres según la Universidad Católica Argentina. Jorge Rosales se ha encargado de recordarnos que entre 1987 y 2015 (Cafiero, Duhalde, Ruckauf, Solá y Scioli) en ese espacio se pasó de tener 622 villas y asentamientos a 982 (de 117.280 hogares en villas y asentamientos precarios en 1991 a 328.056 en el año 2015).
Jorge Ossona ha denunciado que allí, los "coroneles" del narcotráfico aportan a la desintegración de un sistema político inviable. Incluso ha señalado que "la monada" (los repartidores de la droga) constituyen ya una organización paralela a las intendencias, (hay que recordar a Ishi "autorizando" el reparto en ambulancias) que forman parte de un deliberado socavamiento del Estado para cambiarlo por otro régimen, en una dinámica de la que Santa Fe o Rosario no están inoculadas.
Desde hinchadas unidas argentinas hasta "vatayón militante" en las cárceles (algunos fueron "liberados" por pandemia), la morfología de la nueva base política ha desplazado a los punteros peronistas del conurbano. El respaldo ya no se busca en inexistentes trabajadores sindicalizados; están en cambio los lúmpenes sumidos -por varias generaciones- a la asistencia estatal. El pobrismo y la plata del Estado son la materia electoral básica; la Anses -que tiene presencia territorial en todo el país- está colonizada por camporistas.
¿Qué articulación representativa puede tener ese universo en Santa Fe?
El kirchnerismo no sólo necesita a los electores santafesinos -hasta aquí algo esquivos- sino también los recursos de la provincia. Y los votos de sus representantes en el Congreso Nacional, donde Cristina juega a fondo su estructura de poder; le falta poco para la mayoría propia en Diputados y los dos tercios del Senado.
Antes que la Casa Gris anuncie cambios en Municipios y Comunas a nombre de la autonomía, el ex intendente de Avellaneda y ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi, mantuvo encuentros con los jefes municipales santafesinos. En un hotel, repartió promesas que no son gratuitas.
Carlos Reutemann fue el último en "alambrar la provincia". Se refería a definir por cuenta santafesina la lista para legisladores nacionales. En Casa Rosada hacen números: el déficit 2020 fue de $ 2,3 billones financiados en un 88% por emisión monetaria. El acuerdo con el FMI requiere bajar el rojo a la mitad en un país sin crédito externo ni margen para imprimir más billetes. Queda sólo la "solidaridad": más impuestos a los sectores medios (los altos se judicializarán) y gravámenes a las exportaciones. Eso -como la reforma judicial- se define en el Congreso y en el vínculo con Alberto; el presidente dejó en claro que Santa Fe es un distrito que debe aportar.