Envuelto en la niebla de la madrugada litoraleña y el sol ardiente del verano, esconde relatos que se guardan en la memoria de aquellos protagonistas que lo vieron nacer y relucir durante muchos años.
Si hablamos del patrimonio histórico de la ciudad, el puente Colgante se encuentra indiscutiblemente en las conversaciones de todos los santafesinos.
Envuelto en la niebla de la madrugada litoraleña y el sol ardiente del verano, esconde relatos que se guardan en la memoria de aquellos protagonistas que lo vieron nacer y relucir durante muchos años.
En noviembre de 1983, la visita de Exequiel Manuel Perdomo a la redacción de El Litoral fue un emotivo acontecimiento. El 28 de septiembre de ese mismo año, el puente Colgante se había desmoronado. Perdomo, testigo de su nacimiento, entre 1924 y 1925, dio su testimonio oral en la redacción de El Litoral.
Comenzó su relato, “yo fui el calentador de remaches de los hierros, que dan soporte al puente Colgante”. Perdomo, con tan solo 14 años, encendía la fragua y ponía al rojo vivo esos remaches que construyeron el puente sobre la laguna Setúbal.
Los invitamos a leer la nota de archivo y a compartir los recuerdos de este “gigante de hierro”, hoy icono de nuestra ciudad.