"Maximiliana", el celular español pensado para personas mayores
Jorge Terreu, estudiante de Erasmus en Francia, quería ver a su abuela Maximiliana. El ingeniero informático ideó un celular que la anciana podía manejar sin ayuda. El invento ha comenzado a expandirse por España como solución al aislamiento que sufren miles de mayores.
Maximiliana
22:41
Aunque el número de personas de más de 65 años con móvil y conexión a Internet aumenta en España, todavía existen hogares a los que no llegan. En numerosas ocasiones, por incomprensión. Era el caso de Maximiliana, la abuela de Jorge Terreu, un joven aragonés residente en Francia -donde estudió Ingeniería Informática. Su nieto quería hablar con ella, pero la mujer, de 86 años, no se manejaba con la telefonía móvil. "Se hacía mucho lío, incluso cuando tenía que tocar una única tecla. Busqué si había alguna herramienta que le facilitara utilizar este tipo de aparatos, pero no había nada", comentó el desarrollador.
Las ganas de ver a su abuela hicieron que el ingeniero informático se pusiera a trastear con un smartphone. En tres meses, Terreu mandó a Zaragoza un dispositivo reprogramado para contestar automáticamente a las llamadas y videollamadas, pasados unos cinco segundos. Pero, no se quedó ahí. El entonces estudiante añadió más funciones al teléfono. Primero, un localizador para saber si su abuela se encontraba de paseo. Después, un alerta que indicaba cuanta batería le quedaba al aparato y si es necesario ponerlo a cargar. Además, le introdujo una funcionalidad mediante la cual el móvil leía en voz alta los mensajes que mandaba a Maximiliana. "Esto es útil si quieres decirle a alguien que se tiene que tomar un medicamento a una hora concreta", añade Terreu. "El teléfono lo hace todo solo. No hay casi ni que tocarlo".
Su invento fue acogido con agrado por su abuela. En su honor, el ingeniero bautizó a este sistema con el nombre de Maximiliana, una creación que ayudaba a su receptora, pero que podía servir a más gente, anto para salvar la batalla existente entre algunos miembros de la tercera edad y la tecnología como para facilitar el cuidado de miles de ancianos.
Entonces, llegó la pandemia. Un escenario que Terreu aprovechó para comprobar si gustaba su obra. Para ello, donó cinco teléfonos con el sistema Maximiliana al Hospital Clínico de Zaragoza. En las habitaciones del centro sanitario se acumulaban los pacientes con COVID-19. Muchos de ellos, aislados. Las personas mayores que tuvieron los prototipos pudieron ver a sus familias a través de la pantalla. Mientras los facultativos combatían contra la enfermedad, Maximiliana repelía la soledad.
Presente y futuro de Maximiliana
El producto gustó en el hospital, pero también atrajo la atención de otro tipo de público. Un inversor apostó por el invento de Terreu y convirtió a Maximiliana en una empresa. La inyección económica situó a la iniciativa en una oficina de la plaza de San Francisco de la capital aragonesa. Además, permitió aumentar la plantilla: ahora son seis personas las que trabajan en los móviles, tres contratados y tres en prácticas, todos veinteañeros y, al frente, Jorge Terreu, de tan solo 22 años. "Es un nombre un poco serio, pero sí, soy el director", dice entre risas el joven.
El equipo trabaja para mejorar y acercar este producto al público. Conseguir un móvil Maximiliana implica pagar una cuota mensual de 19,90 euros. El aparato no tiene que ser comprado, ya que los provee el gigante Xiaomi. "Utilizamos un modelo concreto de teléfono porque sino sería muy complicado. Funcionar con distintos sistemas y software cada vez, nos dificultaría mucho el trabajo", asegura Terreu. La tarifa de datos se puede contratar con Maximiliana, que cuenta con un acuerdo con la operadora Simyo, o de manera independiente. Eso sí, no hay permanencia y las funciones se pueden personalizar.
Los usuarios de los aparatos solo ven la interfaz de Maximiliana y no pueden salir de ahí. En esta, se pueden ver las caras de los contactos y solo con pulsar dos veces encima de una de ellas el teléfono comienza a llamar. Además, el propio dispositivo lanza una señal de socorro si se agita durante cinco segundos. "Aparece una cuenta atrás por si lo ha movido sin querer", puntualiza el director de la corporación. Es lo único que pueden hacer los ancianos; pero al otro lado de la línea, los familiares pueden hacer llamadas y videollamadas a través de la web del sistema, donde también comprueban la batería o la localización del propietario del instrumento. En caso de apagarse, tiene programado un reinicio a las siete de la mañana.
Maximiliana
Foto: Maximiliana
Mientras, se continúa con el desarrollo del sistema. Por ejemplo, hace poco introdujeron un teclado para poder llamar directamente, sin utilizar la agenda de rostros. Además, entre las nuevas funcionalidades, los programadores de la empresa trabajan en un detector de caídas. Los propios sensores del móvil serán capaces de detectar variaciones en el giroscopio y en el acelerómetro. Con estas mediciones, podrán determinar si una persona se ha caído o no y por ende lanzar un mensaje de auxilio. Actualizaciones de las que goza inmediatamente cada usuario.
Actualmente, tienen 105 clientes, distribuidos por todo el país."Es cierto que durante la pandemia hemos notado un aumento. Podemos ayudar a muchas personas que están aisladas, como los ancianos de las residencias. Este servicio ayuda a que estén mucho mejor cuidados", asevera Terreu.
El coronavirus ha separado a las familias de manera irremediable, distancia que la brecha digital no debe agrandar. "Maximiliana les da unas facilidades increíbles", concluye su creador. Tiene una simplicidad que protege a los más mayores no del veloz avance de la tecnología, sino de algo más peligroso: la soledad.