Vacunación Covid a personas mayores: una gran esperanza en pequeñas dosis
Dos testimonios de la inmunización que llegó prácticamente a un año del aislamiento por la pandemia. Afectos mediados por la tecnología, la distancia como la mejor prueba de cuidado, y el especial reconocimiento al equipo que participa del operativo.
Guillermo Di Salvatore Clelia Gutiérrez de Testoni y Pellegrino Testoni con el certificado donde consta la colocación de la primera dosis. Entre ambos, el inseparable, Roli. Nina, la otra caniche de la casa, quedó fuera de la foto.
Marzo empezó bien para Clelia Gutiérrez de Testoni (Toli para todo el mundo) y Pellegrino Testoni (tercera generación con el mismo nombre y distinguido de su ascendencia con el apodo "Pilito"): después de un año de restringir los contactos estrechos y de aceptar que el afecto también puede ser mediado por la tecnología, recibieron la primera dosis de la vacuna contra el Sars-Cov-2, el temible nombre (tan de ciencia ficción) con que se conoce el nuevo coronavirus.
Él, agrimensor e ingeniero civil, va a cumplir 89 años. Ella, abogada y escribana, está cerca de los 86. Ambos recibieron la primera dosis de la vacuna en la primera semana de este mes, cuando se habilitó la inmunización para este grupo, y ya tienen el turno confirmado para la segunda dosis.
Están juntos desde el 29 de abril de 1954, y juntos construyeron una gran familia. Tanto que -hasta la pausa que significó el 2020- las reuniones incluían a 29 personas sumando hijos, nietos y bisnietos. "A partir de la sugerencia del presidente Alberto Fernández de que teníamos que hacer la cuarentena, nos fuimos adaptando poco a poco y tuvimos que dejar de hacer reuniones familiares; esta casa siempre fue escenario de festejos porque es el lugar donde nos podemos congregar todos", cuenta Toli. Parte de la familia está dispersa por el país: Tierra del Fuego, Neuquén, Rosario, "y -con la pandemia y el aislamiento- a las convocatorias para las fiestas de fin de año y los cumpleaños tuvimos que suprimirlas. Eso es lo que más nos costó".
Para el resto fue cuestión de adaptarse, y continuar o buscar actividades que "nos pudieran hacer sobrellevar estos tiempos". La lectura siempre es buena aliada y también lo fue en este caso. Pellegrino tiene dificultades visuales pero un aparato adaptado para esa circunstancia le "lee"; y la propia Toli lee para los dos. Por estos días, por ejemplo, están por el 5ª tomo de "Los hijos de la tierra", de Jean.M.Auel. "Cada tomo tiene más de 800 páginas", aclara Pilito.
Hubo otras rutinas que modificar, como la hidroterapia para él, que se sustituyó con kinesiología a domicilio; y otras que se mantuvieron, como las caminatas de ella, "con barbijo, lentes oscuros y sin conversar con nadie".
Es que durante la pandemia se cuidaron mucho. "Nuestros hijos desaparecieron del mapa", afirma Toli y la frase, que en otro contexto podría asociarse a un reclamo, cobra el valor que tuvo en esta realidad, el del cuidado y el afecto. Así fue como la comunicación familiar se mantuvo por whatsapp, videollamadas y charlas por el teléfono fijo.
"Nos dijeron: 'nosotros los vamos a cuidar a ustedes', así que nos comunicamos así". Como en tantos hogares, las fiestas fueron diferentes: "Pasamos Navidad con un nieto que vino de Buenos Aires y para Año Nuevo hicimos una mínima reunión con una hija de Rosario, una nieta de Neuquén y uno de los hijos de acá, en mesa con distancia, respetando la cantidad de personas y al aire libre", recuerda Pilito.
Y cuando llegó el momento de recibir la primera dosis de la vacuna ni lo dudaron: ambos reconocen la excelente atención del equipo apostado en La Esquina Encendida, la sede elegida para inmunizar a personas mayores, "un espacio enorme, ventilado, aireado", donde recibieron una atención "amabilísima".
En el caso de él, recibió la inyección en el auto. En el caso de ella, que no tiene dificultades de movilidad, el trámite también fue muy rápido: "Me ubicaron enseguida por el número de documento, me llevaron a un box, me pusieron la vacuna tan rápido que ni la sentí, me acompañaron hasta una silla para aguardar unos diez minutos y controlar si tenía un efecto adverso, me ofrecieron un vaso de agua y a la salida me volvieron a tomar la temperatura".
- ¿Qué reflexión les dejó este año que fue igual de extraño para todo el mundo?
Pilito: - Que la pandemia es una prueba de fuego para el mundo entero, porque no solamente ha puesto patas para arriba a países ricos sino también a los países pobres. No ha hecho distinción: se puede hablar de Canadá como de Sudáfrica y el sufrimiento económico es para todo el mundo.
Toli: - Para mi, la tristeza de ver la cantidad de muertes en todo el mundo. Es una tristeza tremenda.
Pilito: - Todavía está la prueba de fuego de la solidaridad, porque mientras hay países como Rusia, que están llevando la vacuna sin hablar de tanta negociación económica, Canadá compró vacunas para tres poblaciones.
Toli: - La gente no termina de entender que la mortaja no tiene bolsillo.
Definición
La Dirección provincial de Adultos Mayores se llama ahora "Dirección Provincial de Personas Mayores". Es así a partir del decreto N° 065 del Ministerio de Desarrollo Social, que recupera los lineamientos de la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, aprobada mediante Ley Nacional N° 27360.
Después de un año
Guillermo Di Salvatore
Foto: Guillermo Di Salvatore
Del brazo de alguien más joven, con las dos manos en un andador, sosteniendo un bastón, empujados en una silla de ruedas, algunos caminando por sus propios medios. Así llegaron hombres y mujeres -muchas más mujeres- mayores de 90 años a recibir la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19.
La escena resultó conmovedora para quienes asistimos el primer día de marzo a la Esquina Encendida, en Facundo Zuviría y Estanislao Zeballos, a cubrir el inicio de la campaña de inmunización para los más longevos entre los longevos.
Las personas que ya superaron las ocho y las nueve décadas fueron las más resguardadas durante el peor tramo de la pandemia, porque también pertenecían al grupo de mayor riesgo. Y un año después de que la pesadilla del nuevo coronavirus desembarcase en el país y con ella se interrumpieran los contactos estrechos, muchas (500 en la ciudad) estaban recibiendo la primera dosis de la vacuna.
Para ellas y ellos se dispuso un operativo que involucró a decenas de personas, entre agentes de salud, voluntariado de Desarrollo Social e instituciones que colaboraron en la tarea de recibir, acompañar, registrar, vacunar y controlar cualquier efecto adverso.
Después de un año de encuentros postergados, de abrazos contenidos y fiestas a distancia, 500 mayores de 90 salieron en busca de una esperanza para seguir cantando al sol.