Hugo Alconada Mon tuvo una muy buena idea y paciencia para concretarla. En 2020, cuando la Argentina y el mundo se detuvo por la pandemia de coronavirus, el periodista de firme trayectoria en investigaciones que trascendieron las fronteras del país, emprendió la tarea de entrevistar a referentes de primer nivel en campos tan diversos como la economía y la filosofía, la política y la literatura, entre otros. El resultado es "Pausa", el libro que reúne 25 de esos diálogos o, como él mismo define, "25 clases particulares con genios y genias de todo el mundo". Entre colegas, digamos que el resultado es el libro, si, y una agenda de contactos envidiable.
La obra, dedicada "A los esenciales" se convierte en un amplio abanico de perspectivas sobre la crisis sanitaria que puso en jaque a todo el mundo y, en las palabras de las y los entrevistados, invita a reflexionar sobre "cómo será nuestra nueva vida". Aquí, un recorrido por el libro, por el cambio de paradigma que la pandemia supuso también para el autor y, por qué no, por la cocina del periodismo
- Si bien Pausa no es un libro sólo de economía, ni sólo de política o de literatura, incorpora todos esos temas. Eso nos da la pauta de hasta qué punto la pandemia nos atravesó en todos los campos de nuestra vida.
- Si y a su vez busqué personas muy distintas entre si; hombres y mujeres de distintas especialidades, distintos países y regiones, de izquierda y de derecha para tener diferentes miradas. No porque alguno tuviera la fórmula mágica sino porque, en un terreno de tanta incertidumbre, consultar a la mayor amplitud de personas pensando en una mirada panorámica, o tratar de armar un mosaico que en definitiva, abrevando de tantas perspectivas distintas, pudiéramos encontrar algunos mínimos comunes denominadores, algunas coincidencias entre, por ejemplo, una mujer Premio Nobel de la Paz de África (Ellen Johnson Sirleaf) y un disidente chino como Ai Weiwei; un filósofo español (Fernando Savater) y un experto en cambio climático de Corea del Sur (Ha-Joon Chang). Esa fue la idea.
Tenés que leerUn año de pandemia en el mundo: cómo evolucionó el COVID-19 - Te parece que lo conseguiste.
- Fue un esfuerzo feroz (risas).
- Hay preocupaciones que se repiten entre las personas entrevistadas, mucha crítica a la gestión de Donald Trump (el libro es anterior a las elecciones de noviembre de 2020 en Estados Unidos así que todavía estaba la incertidumbre por lo que pasaría) y mucho contrapunto entre Estados Unidos y China.
- Esos son los temas que aparecían una y otra vez, como también infinidad de expertos mencionaban el cambio climático y el riesgo, cuando finalmente aparecieran las vacunas, de que se agudizara la desigualdad global. Es decir, los países ricos comprando vacunas, los países medios rasguñando el fondo de la olla y los países pobres... "sentate a esperar y te tocará andá a saber cuándo".
- Que es, en definitiva, lo que está pasando.
- Al mismo tiempo hay algo notable: uno de los ejes en que coinciden muchos es que esto es una maratón, no son 100 metros llanos. Esto no se acaba con la vacuna, incluso con la mejor de las vacunas posibles. Y si todos nos vacunáramos mañana sábado (la entrevista fue el viernes) y en 72 horas estamos otra vez a los abrazos y celebrando, no conlleva que se terminen los problemas porque el impacto de la pandemia se medirá en años o, incluso, en décadas. La pobreza aumentó, ¿cuánto tiempo nos va a tomar sacar a todos los que cayeron por debajo del nivel de pobreza en los últimos 12 meses? Crear un puesto de trabajo en la Argentina conlleva un esfuerzo gigantesco y cientos de miles de puestos de trabajo se perdieron el año pasado. ¿Y la brecha educativa? Sabemos el tipo de trabajo al que van a poder aspirar es muy distinto para quienes tienen secundario completo y quienes lo tienen incompleto. La paga que recibirán será distinta pero no en primer puesto de trabajo sino, eventualmente, por el resto de sus vidas. El impacto de esta pandemia es en serio y a largo plazo.
- Precisamente la siguiente pregunta es si para vos habíamos salido de esta "pausa". Tal vez sí en lo formal, porque ya no estamos en un aislamiento total.
- Creo que estamos empezando a salir de la zona caliente de la pandemia, lo cual tampoco es seguro porque acá vamos a estar "jugando" entre la caída de las temperaturas por un lado y, a medida que entremos en otoño y en invierno, puede subir la curva de contagios tal como ocurrió en Europa y Estados Unidos en el segundo invierno. Ahí podemos llegar a pasarla muy mal si antes no tenemos las vacunas. Pero aún si eso no ocurre, y ojalá que no ocurra, y tengamos las vacunas y podamos celebrarlo, vamos a entrar en el equivalente a la pos guerra: zafaste o saliste del tiroteo, pero te queda la reconstrucción que puede tomar años.
Tenés que leerInvestigación destaca a la solidaridad como herramienta clave frente a la pandemia en Córdoba- Si bien la tecnología posibilita un acceso a otras voces, ¿qué desafío te planteó como periodista hacer esa cantidad de entrevistas sin el recurso de la presencialidad?
- Además del desafío que significa no estar cara a cara, como en esta nota (fue por teléfono), circunstancia que no permite ver el lenguaje no verbal, se suman en algunos casos las dificultades del idioma. Yo hablo español, inglés y me doy maña en portugués y francés, pero no estoy en condiciones de hacer entrevistas en esos dos idiomas. Y, a la vez, para muchos entrevistados el inglés era una dificultad.
Para la entrevista con un especialista ruso, que no entró en esta serie, llegamos a la conclusión de que yo le mandaba las preguntas en inglés, él las traducía con Google traslate, las respondía en ruso, yo las traducía al inglés para ver si las respuestas mantenían el sentido, mandaba todo el material en inglés para que él lo leyera y después yo lo traducía al español para su publicación. Con lo cual había tres idiomas involucrado en un mismo intercambio por correo electrónico.
- ¿Cuánto tiempo te llevó todo ese proceso?
- En algunas entrevistas todo el proceso de producción y pos producción fue rápido: me ha pasado de levantar el teléfono, contactar, que me dijeran que si, hacer la entrevista a las 48 horas por zoom y estar terminando todo en menos de una semana. Y hay otras que me tomaron meses porque hubo que sortear distintos filtros: una secretaria que te pasa con un asistente, que te pasa con otro asistente, que te pasa con alguien de prensa, que te pasa con un asesor de comunicación, que te pasa con un colaborador, que te pasa con un secretario privado y finalmente llegaste a él o a ella.
Eso ocurrió con Greta Thunberg a quien logro entrevistar después de la publicación del libro. Venía buscándola desde marzo-abril y de repente se destrabó a fines de noviembre o principios de diciembre. Y me pasó con otros como Dalai Lama, el Papa Francisco o Paul McCartney con quienes fui superando filtro tras filtro para quedarme en la puerta. Con el Dalai Lama terminé hablando con su secretario privado en el Tibet y fue él quien me dijo que no.
- Llegué hasta el vocero jefe que da el primer OK, me pasan con la secretaría privada y ahí reboté.
- La figurita más difícil es la local.
- Hay varias. El lector se entera de las que te salen bien, pero cuántas veces te chocaste contra la pared y no se entera nadie. También intenté con Roger Federer, con Jacinta Ardern , primera ministra de Nueva Zelanda; con Angela Merkel, Barak Obama, Bill Clinton y en todos esos casos fui avanzando nivel tras nivel hasta llegar a la antepuerta. Faltó que una persona abriera el despacho y dijera: "teléfono de Buenos Aires". Y ahí me quedé (risas).
- A los 25 "genios y genias" que entrevistaste les preguntaste qué libros estaban leyendo o que series y películas miraban durante el aislamiento. ¿Tomaste para vos algunas de esas recomendaciones?
- Si. Varios recomendaron "La montaña mágica", de Thomas Mann, y lo leí. Recomendaron Peaky Blinders, la vi y está buenísima. Y luego fui comprando muchos de los libros que han ido recomendando. Para este domingo (28 de febrero) entrevisté a Marty Baron que habla de un libro que le recomendaron y estaba por empezar a leer sobre Winston Churchill; y lo acabo de comprar. Tengo una gran lista de libros pendientes. Pero además, para hacer cada una de estas entrevistas fui leyendo otras anteriores, vi sus charlas TED y me compré sus libros. A menudo leí obras que la figura entrevistada me recomendaba: por ejemplo, para entrevistar a Yuval Noah Harari leí sus libros y luego, hablando con otra persona me dice: "Tenés que leer el libro de Harari, yo ya lo leí"; y yo le digo: "Yo lo entrevisté" (risas).
Tenés que leerCómo impactó la pandemia en el ingreso y empleo de las mujeresInsisto en que fueron clases particulares con genios porque antes de entrevistarlos me preparé para procesar lo que habrán dicho al momento de presentar la entrevista.
Hubo algunos que me dejaron golpeados y en un par me quebré y me largué a llorar. Como cuando Martha Nussbaum me cuenta cómo es levantarse todos los días luego de la muerte de su hija por una complicación pos quirúrgica. O cuando Ellen Johnson Sirleaf relata cómo lidió con el ébola y cuando fue a un hospital de campaña (en Liberia) estaban todos muertos.
– Tu firma está asociada siempre a periodismo de investigación. Este libro muestra otro costado de tu trabajo.
- Dedico tiempo completo al periodismo de investigación, pero al mismo tiempo esta pandemia fue para mi una oportunidad para parar la pelota, fijar prioridades, usar otros músculos y fue una bendición escondida porque terminé aprendiendo. Fue maravilloso.
Hugo Alconada Mon es abogado, magister por la Universidad de Navarra, visiting scholar de la Universidad de Missouri; becario de la Universidad de Stanford y becario Eisenhower Fellowships y de las Naciones Unidas. Es prosecretario de redacción de diario La Nación y columnista del New York Times en español. En su impresionante trayectoria se destacan múltiples premios nacionales e internacionales. Participó en los Wikileaks y los Panama Papers. Es autor de cinco libros antes de "Pausa".
- ¿Qué relectura hacer de tu libro ahora que se está por cumplir un año del Aspo?
- Para mi el libro fue como tener clases particulares en un momento muy extraño, muy incierto en el cual no sabíamos ni cómo se contagiaba el virus ni cuáles eran los métodos para evitarlo, ni si tenía cura. Tampoco se sabía si el papel de diario podía transmitir o no el virus y si se tendrían que suspender las ediciones impresas y concentrar todo online. En ese contexto, las entrevistas eran clases particulares con genios y genias de todo el planeta. La pregunta es, ¿por qué el libro? Porque permitió contar la versión completa de estas entrevistas que salieron publicadas en diario La Nación pero en una versión editada y reducida a 9 mil o 12 mil caracteres, según el día. Pero había entrevistas que, una vez transcriptas y depuradas, tenían 25 mil caracteres. Sentía que era un enorme desperdicio tener a estos genios para que la mitad de la entrevista no viera la luz. Ahí es donde nace la posibilidad de poner la versión completa en el libro y aquel que se quedó con gustito a poco, acá lo tiene.
Más allá de eso, si me preguntás qué extraigo de este año que vivimos, te diría que abrevo en un par de frases de Isabel Allende que me emocionaron: Me dice "Este es el tiempo de los héroes y los villanos" y como periodista dije para adentro: "Gracias, me acabás de dar título con el que sé que voy a la tapa". Pero después de eso dice "Esta es una oportunidad única de ajustar los valores", el tiempo de marcar las prioridades. ¿La prioridad es ese proyecto que tenía (antes de la pandemia)? ¿Ese eventual viaje con tu pareja? ¿O es básicamente que tus hijos no se enfermen y volver a abrazar a tu vieja? Estoy a días de que se cumpla un año sin poder darle un beso a mi mamá, porque todavía no la han vacunado y es población de altísimo riesgo. ¿Sabés cómo hacemos? Ella abre la ventana del living y se queda adentro de su casa y yo parado en la vereda, a tres metros de distancia, le hablo, le cuento chistes, algunas veces mis hijos van conmigo. A mi me nombraron miembro de un jurado de un premio en Nueva York y esto conlleva que tengo que ir una semana al año a esa ciudad. Si me preguntas si eso me importa, te digo que no me importa nada. Si me preguntás qué doy por volver a abrazar a mi vieja, te respondo: todo.
Esta pandemia nos recordó qué era esencial en nuestras vidas.