Juan Carlos Del Missier el pasado 7 de junio (Día del Periodista) al aire de los mediodías santafesinos, como hacía cuatro décadas atrás en los micrófonos de LT9. Pero esta vez es gracias a la tecnología: el conductor de “De la noche a la mañana” y “Vivamos la vida” en Radio Mitre aceptó el desafío de sumarse a un equipo local para conducir “Hoy por hoy”, en Mitre Santa Fe.
También a la distancia atendió a El Litoral, rodeado de los materiales con los que preparaba la trasnoche de ese día. “Las balas pegan muy cerca, inmediatamente hay repercusiones de todo tipo: hay femicidios, desocupación, angustias, pérdidas: todo aquello que pareciera es el camino del abismo se dibuja de una manera casi perfecta como para llegar a él. Pero bueno, como se puede: puede ser un factor recurrente la música, las palabras, los textos; y a veces cierto cambio de aire, en función del trabajo que uno hace, y la expectativa y el paso de las horas. Entonces te preocupa el nuevo día y la alternativa de generar cosas nuevas, los climas”, comentó.
-En las trasnoches un poco la apuesta también es esa: sacarse un poco la ropa de del día y meterse como también en temas que son más intemporales o fuera de agenda, como para cambiar el aire.
-Totalmente. No es porque uno use un disfraz; es lo correcto pero un poco más relajado. Hay un piyama de la trasnoche que guarda emociones, un texto, un relato, una canción. ¿Qué otra cosa se le puede decir a la persona que está escuchando en ese momento, que ya está empapada de información a lo largo del día; que cierto relax? No porque hablemos de los sueños imposibles; por ahí puede un poco que lo haya, pero es interesante narrarle algún cuento o algún autor argentino que escribió determinada historia en tal año y que hay gente que lo desconoce; y hay gente que lo recuerda: me ha pasado con autores que se han sorprendido: “¿Esta persona escribió esto?”. Y hay otros que volvimos a leerlos y son atemporales, pero manifiestan esa actitud de vida, que también hay un mundo paralelo.
Porque más allá del dolor, de la angustia, de todo lo que nos sucede, también hay que ir a la panadería y hay que pensar qué pongo en la mesa en la próxima hora; y hay otras realidades que someten el día a día. y también hay gente que ir a la peluquería aunque el peluquero te diga “hoy no atiendo” pero te pasa un numerito. En ese compás de situaciones simples va caminando un poco la trasnoche, de la noche a la mañana.
-Pasamos de la trasnoche al mediodía, con esta apuesta tuya para Mitre Santa Fe, aunque estás trabajando desde allá. ¿Cómo surgió la idea?
-La gerencia artística de la radio, Jorge Porta, me llamó y me dijo: “Te hago esta propuesta en función de tu tierra, de Santa Fe”. Es un regreso en alguna medida, porque empieza uno a consustanciarse con el día a día de la ciudad, la actividad social, política, económica. Que no estuvo tan distante de mí, por supuesto: por supuesto, me fui hace 40 años de la ciudad cuando era una persona que animaba programas al mediodía en LT9. Los medios y la manera de comunicarnos de hoy no provocó tanto distanciamiento: El Litoral es un diario leído por mí, porque me gusta tener actualidad de los medios del país y del mundo, y está en mi grilla de favoritos. Hago un repaso día a día por titulares; es más: hay muchas notas que rescato de El Litoral, porque los diarios de Buenos Aires no la consideraron, a lo mejor está en un recuadro que pasó. Quiero decir que hay un acercamiento a mi ciudad: nunca me fui, un poco como el “Gordo” (Aníbal) Troilo, que nunca se fue del barrio.
Esta propuesta es todo un desafío, porque nos vemos las caras de una manera virtual con Jesica Yribas, que me parece una periodista excelente, tiene muy buena capacitación. Nos conocemos hace pocas semanas, porque antes de ir al aire hicimos prácticas correspondientes, probábamos intercambiar ideas con el grupo humano que me acompaña: Alejandro Medina que es el operador; Federico Romagnoli, el hombre de las noticias, es productor, es deportivo; Martín Rodríguez, un chico joven, productor, mucho talento; y Luciano Mazzaro, que es la persona que está encargada en ese contacto con los directivos de la Radio Mitre de Buenos Aires. También Juan Pablo Córdoba, es un chico que también está en todas las más creativas, haciendo estos dibujos con Guido Valeri, gente de Artística de Mitre Buenos Aires.
Hay un plantel de gente joven muy interesante que sostiene esta idea y me parece que va dando respuestas; lo vamos percibiendo tan sólo a una semana de haber comenzado. Hay convocatoria, respuestas inmediatas de invitados: hay una larga lista sorpresa por cada mediodía. Aquellos que hace tiempo con los que no tomaba contacto y cuando invocaron mi nombre tuvimos respuestas: tienen ganas de participar. Otros que se han sorprendido con quien regresa a Santa Fe.
Me trae también una cantidad de nostalgia: mi barrio, la zona de Plaza Constituyentes, el Colegio Nacional, la cancha de Unión... Regresar a Santa Fe y que Colón sea campeón del fútbol argentino es casi como una sincronía perfecta de la gran obra a ejecutar. No porque yo sea un simpatizante de Colón, soy de la vereda de enfrente, pero me parece una obra colosal: no es que salió puntero y ganó tres partido y anda muy bien. Acá salió campeón Colón; qué lástima que la hinchada no pudo ir a dar la vuelta olímpica con sus jugadores, subirse al travesaño, sacarse fotos contra el alambrado; aquella tapa de “El Gráfico”, de “Goles”.
-Ha cambiado muchísimo la radio, los medios. Es una vuelta al aire de Santa Fe, pero también es otro aire.
-Totalmente. ¿Quién iba a pensar desde aquella dimensión que tenía LT9, una radio bellísima, a la que vi hacer cuando se construía su edificio en 4 de Enero 2153, porque yo era estudiante del Colegio Nacional. Yo iba a la radio: aquel debut de ocho, nueve años en la vieja LT9 de la calle San Martín casi Catamarca; después el traslado, gente que que no me olvido de aquellos locutores, aquellas locutoras de esos años. Voy a contar alguna anécdota uno de estos mediodías de la vivencia que yo tuve con Palito Ortega: cuando fue a cantar en el 64 a Santa Fe y lo sacaron por el balcón del primer piso de la radio; un edificio de art déco, colonial, bonito, de la calle San Martín: lo recordarán muchos en Santa Fe,
Esas postales son inolvidables. Después aquella radio que se construía y yo miraba cada mañana o cada mediodía cuando me iba del Colegio en mi etapa secundaria y la inauguración allá por 1970-71. Era un adolescente que soñaba con llegar allí, y un buen día me presenté a una prueba y me dejaron, me dieron un turno la madrugada. Me decían que no anunciara las canciones, que era peligroso: no había terminado el secundario y había una exigencia del Comfer de esa época. Fue uno de los desafíos míos, más allá de aquel sueño de la gran ciudad y el contacto con los grandes y una cantidad de cosas que el medio te posibilita; ¿Cómo que no podías hablar, cómo que no podía tener carnet? Y también fue aquel juego del Iser y Buenos Aires y todo lo que siguió. Pero obvio, era la radio más moderna, de pisos, de estructuras, de equipos nuevos, de estudios con una acústica excepcional; con alfombras en las paredes. Era todo reluciente, “la radio del futuro”, hace 50 años.
Y ahora esta realidad, que te permite desde tu casa tomar contacto con la gente y mirar a través de una cámara cómo ella hace su programa en el estudio y yo en el mío, entre los discos y los libros; y donde cambio un canal de ubicación, según la tecnología que me indicaron, y ahí estoy en “De la noche a la mañana” en Mitre Buenos Aires. Así podemos estar conectados con Mitre Mendoza, o que un periodista esté haciendo su programa desde Miami, París o Estocolmo, y parezca que está a tu lado. Siempre agradezco a la vida que me ha dado la oportunidad de conocerlo: no quiero imaginar lo que puede llegar a ser dentro de 20 años, y sin pandemia.
-El desafío es cambiar el switch de la cabeza y meterse en Santa Fe, su color local, que te lo deben dar los colaboradores. ¿Cuánto de información dura y cuánto de magazine tiene el programa?
-Está compensado. Hay un ritmo en función de una gran producción, de buscar protagonistas, gente allegada a los temas; va por el lado de la economía, del deporte, de lo social. La circunstancia de las vacunas en la ciudad y en la provincia, el tema del monotributo, temas que tienen que ver con las portadas de los diarios: Santa Fe no escapa a esa realidad, pero sin abandonar aquello que ocurre en la ciudad de Santa Fe y sus alrededores, hay un radio de alcance y unos 50, 60 kilómetros, aproximadamente. Y temas que son inherentes al día a día, brindar un servicio. Si Jesica me levanta la mano del otro lado, o me escribió a través de WhatsApp y me dice: “Vení a mí que tengo un tema de interés del momento”, y es que se habilitó una caja para poder cobrar en este momento, que es un dato interesante.
Recuerdo siempre esa Santa Fe, que he preguntado y me han dicho “esto sigue igual”. No me aparto de aquella postal, aquella del mediodía, donde hay cierta explosión: los chicos que salen del colegio, los trámites porque cierra el banco, ir a comprar el pan cierra. Hay una pausa en el interior a partir de la una, una y media.
-El “horario de comercio”.
-Y después hay un regreso a la tarde, que es otra manera: con esa imagen yo me fui de Santa Fe (he vuelto en algunas ocasiones); siempre hay una pausa hasta las tres, cuatro de la tarde. El programa va por ahí entre las 12 y las 14, pedí que me brindaran ese ese contexto y no lo noté muy diferente. Obviamente la realidad que nos embarga es complicada y y nos tiene por ahí en un juego que a mí me provoca a veces confusión, que los chicos me lo marcan. El otro día hablamos con Alejandra Gallo, periodista compañera mía en la radio, trabaja en El Cronista; habla de economía. Está contando el detalle de la actividad, y dije: “Caminar por el microcentro, todo cerrado”, y ella siguió mi charla. Y los chicos bombardeaban a WhatsApp: “Está todo abierto acá”. “Uh, perdón, olvidé que estaba en Santa Fe, pido disculpas”.
A las seis de la mañana me duermo, a las 10 y media me despierto y me pongo el traje de “santafesino de veras”. A las tres de la tarde regresó a la actividad de Buenos Aires con ese trabajo.
-¿Cómo se compatibiliza haber agarrado un trabajo tan diurno y cotidiano con el trabajo de las trasnoches?
-Mira podemos hacer un repaso muy chiquitito, salvando las distancias porque acá es un cambio de ubicación geográfica, ¿Cómo se llevan adelante tantos años de “Vivamos la vida”, los domingos 11 de la mañana, cuando de lunes a viernes a esa hora estoy durmiendo? Hace una semana comenzó a las 12 y a las 11 no estoy durmiendo más: es más complicado.
-Era durmiendo menos la receta.
-Sí. Los domingos me despierto siete, siete y cuarto de la mañana, leo los diarios; me pego una ducha, tomo unos mates, y voy a la radio. Durante todo el año pasado lo hice desde mi casa, ahora me propusieron ir a la radio porque le agregué dos horas más: también estoy en la previa del “Súper Mitre Deportivo”, de 14 a 16, con el “Polaco” (Eduardo) Caimi, con Rolo Villar y Mariano Genisso. Ahora estamos con la Copa América, después con otra especialidad hasta que regrese el fútbol el 16 de julio, pasa volando. Hay invitados: estuvo Hilda Lizarazu; recordamos con Paz Martínez canciones de amor; las canciones de cancha de una época, con músicos que escribían; personajes que van saliendo.
Ya no me voy a las dos de la tarde, me quedo hasta las 16. Ya no hago tres sino cinco horas. En un horario en el que habitualmente estaba durmiendo. Regreso domingo a la noche para el lunes en el gentil horario de la madrugada. Me lo pregunto, creo que corresponde al entusiasmo y hacer lo que hice toda mi vida. Lo veo en análisis con mi psicólogo durante años, pero no te lo preguntes tanto: si sos feliz disfrutalo; si empiezan los dolores, las angustias, el llanto y la desazón, abandonalo.