Resulta increíble pensarlo, pero es real, Colón de Santa Fe consiguió por primera vez en su historia el campeonato de Primera División del fútbol argentino frente a Racing Club de Avellaneda de Buenos Aires. Esto es tangencial, porque si pudiera uno comunicarse con el Cabezón, por subjetivas razones, seguro que hubiese manifestado que quería que pierdan los dos equipos, lo cual era imposible. Como hincha de Independiente, recordaba siempre aquella "mística copera" del diablo rojo de la década del 70 en el siglo pasado (traigan vino que sobran copas...). Entonces era un niño, allí se generan las vivencias más intensas y las nostalgias posteriores; permanentemente nombraba al Bocha -Ricardo Bochini-, Daniel Bertoni y el mismísimo Marangoni, su ultimo compadre. Las crisis institucionales y económicas parecidas a las del país, desembocaron en la actualidad que todos conocemos.
Fui amigo de Ramiro, pero debo advertir que no formaba parte del círculo íntimo con los que se juntaba a comer, en una especie de peña en la que participaban Diego Garnacha, Fernando "Luces Calientes" López, Gerardo "Megaforce" Tejera y otros. Parecía que había nacido sin corazón, costaba encontrárselo, pero si uno franqueaba ese escudo medieval que lo cubría, comprendía su fragilidad emocional. Era difícil de llevar (mal llevado), de fuerte personalidad, prefería pasar por duro antes que declinar. La formalidad dice que sus hijos biológicos son Sabrina, Norberto y Augusto, sin embargo, su gran hijo fue "Zona de Nadie" su programa radiofónico -que crió durante más de 30 años-, el gran amor de su vida hasta que se marchó. Se desvivía por él. Cuántas angustias, amarguras, dolores y pesares, solo compensados por fugaces alegrías... sin dudarlo fue su estilo de vivir, su mundo, su refugio, imposible de cambiar, la droga permanente.
Sentado en un estudio, delante de un micrófono, se sentía como pez en el agua. Absolutamente adicto a ese ambiente, era indispensable, esencial; después venía la música y todo los demás. La pandemia no permitió despedirlo, medio siglo vivido con la vertiginosidad de 70, nunca se quedaba callado, era provocador. Detestaba al justicialismo (peronismo) porque defendía la libertad aunque a veces la practicaba inconducentemente. Creía en el esfuerzo personal y la iniciativa privada -es decir el trabajo propio del individuo social-. No hay que preguntarse en qué lugares se desempeñó; desde la FM Laser en LT9 -donde comenzó- pasando por la FM X en LT10, fueron innumerables los medios radiales que contaron con su presencia, tuve contacto directo y estrecho cuando dirigió el proyecto de Rock & Pop (2003-2007) ubicado detrás de la Plaza del Soldado. En las conversaciones podía pensar con profundidad, si lo exigían, tenía buen gusto musical. Su referente máximo era Norberto Napolitano (Pappo), reconocía a Andrés Calamaro y por supuesto ese personaje construido por Ricardo Iorio; en el campo grupal nacional, Riff, Los Violadores, Dos Minutos, Los Guasones, Los Redondos del Indio Solari, y en plano internacional, los Ramones (especialmente con Marky).
Realizó un paso efímero por el Liceo Militar General Belgrano, pero recaló definitivamente en el Colegio Nacional Simón de Iriondo donde se recibió de bachiller. Era fumador, se alimentaba básicamente de comidas rápidas, no lo concibo sin una lata de cerveza en la mano aunque no despreciaba el champagne, usaba gorras negras ocultando su incipiente calvicie, a veces se pelaba, sus ojos oscuros y expresivos se movían como rayos X, juntos con su lengua afilada dispuesta a fulminar al interlocutor de turno. Cuando se peleaba con Jesica -su mujer-, incorregible, indómito como un caballo salvaje se iba unos días a la casa de algún amigo para después regresar.
Mostraba orgulloso su carnet de locutor y se ufanaba porque el viejo Pappo no le había cobrado nada por rotular así el espacio, que hoy más que nunca es zona de nadie, zona de dolor.
Aquella tarde del viernes 26 de junio, cuando se descompensó, yo ignoraba que estuviera internado. Ese fin de semana, poblado de fantasmas, mi departamento se transformó en una sala de velatorio imaginaria. Al pasar el tiempo los muertos se desdibujan con facilidad. El mundillo de la radio y el movimiento rockero de la ciudad no tendrían que olvidarlo. Afortunadamente el artista plástico Niño de Cobre (NDC) lo ha inmortalizado en un mural.
Finalmente, Ramiro era una buena persona. Donde quiera que se encuentre en la galaxia, es seguro que junto a Rene Rattoti, su mano derecha de otra época, el ex cantante de Destroyer, conduce ahora "Zona de Nadie Cósmica"; es cuestión de saberlo sintonizar (de acá al cosmos infinito).
Sentado en un estudio, delante de un micrófono, se sentía como pez en el agua. Absolutamente adicto a ese ambiente, era indispensable, esencial; después venía la música y todo los demás.
Su gran hijo fue "Zona de Nadie" su programa radiofónico, el gran amor de su vida hasta que se marchó. Se desvivía por él. Cuántas angustias, amarguras, dolores y pesares, solo compensados por fugaces alegrías.