El pedido de Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, la muchacha del arrabal platense, que se revise el tema salud en Argentina es lícito, necesario y a muchos les mete miedo que la sábana se caiga y aparezca el "como somos".
El pedido de Cristina Elizabet Fernández de Kirchner, la muchacha del arrabal platense, que se revise el tema salud en Argentina es lícito, necesario y a muchos les mete miedo que la sábana se caiga y aparezca el "como somos".
Rosario debería desnudarse. La Obra Social provincial y sus gerentes enriquecidos. La Obra Social Municipal. El número inusual de empleados municipales de salud. Las obras sociales de otros gremios, hasta con sanatorios. La atención de los veteranos (PAMI) los hospitales provinciales, los hospitales municipales, los de carácter regional, las clínicas privadas atendiendo a todos de modo entrecruzado y las tarjetas de medicina pre paga. Por sobre eso la UNR. Y el Estado nacional.
Resumen: demasiado dinero en muchos casos doblado o mal gastado. La salud en una sociedad en quiebra es dinero, es futuro, es miseria y enfermedad y más: es la demostración que el relato socialista sobre la salud rosarina tiene mucho de ficción, de aprovechamiento de la distracción de otros, cuando no de complicidad.
La salud cuesta dineros. Quién los paga, quién los gana y a quién benefician. Se anhela el debate sobre el tema, debate que el socialismo, en retirada, se niega a dar. Con coimas y sobre precios, con proveedores rarísimos (el caso de la comida podrida en un Hospital de Reconquista, provista por alguien de Rosario, exime de explicaciones). Pérdidas temporales de memorias. Distracciones.
HERMOSA VISTA AL RÍO UNA GANGA, CRÉAME…
Cuando Rosario se re define como una ciudad de turismo finsemanero debería memorizar el cuándo y el cómo empezó –en serio– el miniturismo. No es involuntario el olvido. Hasta el comienzo de la década del '90 los camiones con carga cerealera esperaban turno en la Avenida que costea el Monumento Nacional a la Bandera. Días de espera. El vivac nocturno, los fogones y las prostitutas eran parte del juego de esa Avenida hasta que, por razones absolutamente "menemistas", el conglomerado, la troupe que nutría de un folk conspicuo, escatológico y vitalicio, desapareció.
Rosario ejerce el voluntario olvido sobre su paisaje social. Sobre sus más recientes pasados. Un olvido caprichoso y selectivo del ayer, de lo que sucedió apenas un instante por detrás. El costo de "Departamento chiche, a estrenar, vista al río", es otro desde entonces. Aclaremos, está en otro lado el espectáculo (¿alguien cree que no hay prostitutas en las playas donde los camiones esperan turnos para descargar…?) ¿Quiénes eran autoridades en aquella década? En la ciudad, la provincia, el país… Olvido sobre el olvido. Los que consiguieron permisos de construcción en altura, sobre esa avenida, la arboleda y el diferente precio del m2 de construcción saben muy bien como cambiaron sus vidas… vamos, hasta la diferente premura de los permisos en la "oficina de Planeamiento", donde se otorgan los "aprobado para construir".
NI PLACA, NOMBRES O MENCIÓN
El colega Adrián Gerber (recomiendo sus investigaciones, duelen pero son necesarias) pregunta el nombre del Puente Rosario/Victoria. Hay notas pidiéndolo (al puente, a su construcción) desde 1896 en el Diario La Capital. Tal vez antes. La Senadora, el Gobernador, el Intendente, el Presidente, su costo inflado, la quita de las vías férreas al construirlo, la placa de la inauguración que desapareció, su traza final en la década del '90. Todo en un gris de tenue distracción, casi la nada.
Un cruel olvido, neuronas que se cerraron voluntariamente. Recuerdo su costo: 9,50 U$ S el peaje. Estaba concesionado. Convendría sacar la cuenta del valor de su peaje de mantenerse lo pactado. El costo real, el de construcción, un misterio que se elevaría a 18 millones de dólares, otros dicen 24 millones, hablamos de dólares de aquella época fácil, la del uno por uno. El nombre no está. Todo parece un mal sueño, una enfermedad; la que citamos y no recordamos.
Entre las pesadillas una lateral. Los camiones con carga de ganado que paran en los costados del camino "terraplanado" que une Victoria y Rosario de modo permanente nutren de eso, de vacas a pastorear en las islas donde después el pasto seco se incendia. Ah… las casualidades. Multiplicar por 10 las cabezas de ganado en las islas (de mil a 10 mil) tiene una ganancia… y un costo. Lástima tantas autoridades ciegas. Una desgracia la pérdida de la memoria.
LOS REYES Y LOS SUELDOS
Dan rabia, furor, los sueldos de muchos que tenían doble categoría, empleados municipales y del Parque de España. El Parque España es parte de un juego entre los Reyes y Usandizaga, el vasco, intendente, el primer intendente de la democracia. Tremendo olvido. Rosario niega hasta la existencia de Oriol Bohigas, quien diseñó ese monumento que es el Parque España, su anfiteatro, su salón principal y ese juego del teatro al aire libre con la espalda contra el río.
Peor es el olvido de la "Ley Rubeo", que facilitó la construcción en esos terrenos delegados, donados y de los que Rosario toma título de propiedad en un paisaje que ya es de todos pero, ay, ay, ay, recordar el origen suele ser una distracción mensual, semanal, diaria. Casi una enfermedad.
RAMAL QUE SE CIERRA, PAISAJE QUE SE ABRE
Tal vez la mayor contradicción para Rosario de Santa Fe, una ciudad sin fundador, ni fecha de fundación, hija de su propio esfuerzo, la mayor contradicción, se insiste, es reconocer cuando fue que "la vista al río" se convirtió en un fenomenal negocio con pecado concebido… y olvidado.
Los ramales ferroviarios que la década del '90 cerraba fueron la puerta para que, por inutilidad de las vías, después la inutilidad de los silos en zona urbana, central, única, permitiesen el acceso al río, acceso directo. Menem lo hizo.
Los comedores en esa zona son en algunos casos concesiones fraudulentas, en otros pagos de favores entre socialistas y nunca algo totalmente legal. No puede ser legal que, en terrenos públicos, se enriquezcan los privados con permisos precarios de permanencia. Una memoria que se pierde, un no sé, no me acuerdo, me olvidé, no me di cuenta….
La traición a un plan de urbanización de baja altura y con el camino de sirga preservado que no se produjo y el resultado final que no compensó a los pulmones enfermos del Barrio Refinería y sí, en cambio, permitió el acceso a las construcciones en altura que, sin mucha averiguación de antecedentes (sobre los dineros y su origen) también sin muchas vueltas en las oficinas de Planeamiento Urbano, es lo que hoy se ve.
No es poética la mención a los pulmones, en ese barrio era mayor la incidencia de cáncer de pulmón por los silos y su polvillo. La Compensación es Puerto Norte y lo dicho: pocos prejuicios, pocos remilgos, poca prudencia, mucho negocio y absoluto silencio. Distracción, olvido. La enfermedad que la ciudad socialmente padece es tan obvia que convivimos con ella y no la consideramos ni enfermedad ni falta grave.
LA ENFERMEDAD VOLUNTARIA
Rosario padece de Alzheimer histórico biográfico. De qué hablamos cuando hablamos de "Alzheimer" como característica de una sociedad, quitándole su rango: definición de una enfermedad. La notación primaria es esa, la científica: "Alzheimer, nombre masculino. Enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal". No somos profesionales médicos ni científicos, no avancemos mas allá de Wikipedia aunque hay algo seguro: nadie se enferma voluntariamente. Las ciudades tienen un proceso diferente.
Rosario ejerce el voluntario olvido sobre su paisaje social. Sobre sus más recientes pasados. Un olvido caprichoso y selectivo del ayer, de lo que sucedió apenas un instante por detrás.