La mítica banda, con 35 años en las espaldas, vuelve a encontrarse con su público santafesino, celebrando la reedición en vinilo de su disco más importante y el nuevo single que grabaron junto a Gustavo Santaolalla. De todas las novedades charló El Litoral con Walas, vocalista y frontman de la formación.
Gentileza Juan Salvarredy A pesar de la cuarentena y de que Walas padeció el Covid, la banda se las ingenió para tocar todo lo posible y grabar su próximo álbum, bajo la producción de Santaolalla.
Este sábado Massacre regresa a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Luego de reencontrarse con su público con un poderoso show en el Teatro Coliseo el 3 de julio, el grupo dio comienzo a la celebración en vivo de la edición en vinilo de su emblemático álbum “El mamut”, como así también de su single “Mariposa” junto a Gustavo Santaolalla (adelanto de su próximo álbum), en el regreso de los shows presenciales con localidades agotadas y el inicio de su nueva gira que los llevará a recorrer Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus y a través del sistema Ticketway. La capacidad es limitada.
Para hablar del momento que vive esta histórica agrupación, El Litoral habló con el cantante Guillermo “Walas” Cidade, referente de una formación que completan Pablo “Tordo” Mondello (guitarras y efectos), Luciano “Bochi” Facio (bajo y coros), Federico “Fico” Piskorz (guitarra y sintetizador) y Carlos “Charly” Carnota (batería y percusión).
Encuentro creativo
-¿Cómo nació “Mariposa”, esta reciente colaboración con Gustavo Santaolalla, que metió producción y esos instrumentos que toca él nomás?
-Con Santaolalla nos conocimos hace algunos años, cuando vino a la Argentina a presentar su espectáculo “Desandando el camino”, su disco racconto: lo hizo en el Teatro Coliseo. Fuimos a ver ese espectáculo, después fuimos al camarín, y ahí nos lo presentaron a Santaolalla, tuvimos (a nivel personal) una conexión muy profunda; primero por temas musicales, después nos dimos cuenta que nos unían las cosas que tienen que ver con lo paranormal, con el fenómeno ovni, con lo extraterrestre, lo extradimensional, la física cuántica.
Nos hicimos amigos, vino a mi casa a comer: nos quedamos hasta la madrugada, comimos una paella, trajo unos vinos que produce él en Mendoza. En un momento escuchando música en general le puse un tema de Massacre, y me dijo que él quería producir a Massacre: una cosa que nosotros habíamos visto desde chicos que era un sueño que se le cumplía a otros; a las grandes bandas no solo argentinas sino mexicanas y latinoamericanas.
Él se volvió a Los Ángeles, empecé a mandarle demos, canciones y qué sé yo. Y en un momento dijo: “Bueno vamos a hacer la producción del disco”; nos pusimos en sus manos, a las órdenes del capitán de barco. Está empezando a surgir: lo primero que salió a la cancha es “Mariposa”, donde él no solo produce sino que también toca y canta.
-La idea es que él produzca integralmente el disco.
-Claro él iba a ser la producción como hace siempre de las bandas. De hecho en el 2021 por ahora está laburando con Massacre; después tiene en agenda producir a Café Tacuba y a Molotov, nada menos. Estoy muy agradecido, la verdad que muy honrado. Ahora estamos trabajando de forma remota: Ya todo lo grabamos acá en Buenos Aires y en este momento está siendo procesado en su estudio de Los Ángeles: todo el tiempo estamos preguntándonos y respondiéndonos cosas.
-Ya estamos en la fase de mezcla.
-Sí, Pero igual de todas formas a veces me pide alguna cosita extra y yo se la mando: o de una forma muy amateur (cosas estéticas, de repente algún ruido) grabadas con un celular así nomás, o bien me pide alguna cosa bien grabada: entonces nos vamos al estudio de Fico, nuestro guitarrista, y ahí grabamos algún coro, alguna voz, y se la volvemos a enviar.
-Se sigue puliendo hasta último momento.
-Sí. Por suerte ya estamos en la fase de mezcla, pero es como cualquier obra: uno nunca termina de ponerle el punto final, la última pincelada. Cuando se nos ocurre algo nuevo lo grabamos y lo mandamos.
Gentileza Agustín Carbonere y Federico Marcello A pesar de la cuarentena y de que Walas padeció el Covid, la banda se las ingenió para tocar todo lo posible y grabar su próximo álbum, bajo la producción de Santaolalla.
A pesar de la cuarentena y de que Walas padeció el Covid, la banda se las ingenió para tocar todo lo posible y grabar su próximo álbum, bajo la producción de Santaolalla.Foto: Gentileza Agustín Carbonere y Federico Marcello
Las hechiceras
-Agustín Carbonere y Federico Marcello dirigieron el video de “Mariposa”. ¿Cómo salió esta idea cinematográfica de este aquelarre decimonónico?
-Queríamos hacer una cosa medio surrealista, medio psicodélica; que tenga algún simbolismo. Hay una especie de hombre que muere y lo están velando para volver a resucitarlo: un simbolismo del nuevo mundo matriarcal: la muerte del hombre antiguo, la resurrección del varón moderno. La verdad es que quedó muy bueno, lo que queríamos: surrealista.
-Una de estas hechiceras es Lara, tu hija. ¿Es la que lleva las velas en la cabeza?
-Esa es su mejor amiga, la hija del baterista (Amanda Carnota). La nena mía, Lara Cidade, es la que toca los platillos, muy seria. Les decimos las Diez Mandras: son hechiceras cuánticas, cada una con diferentes poderes y cualidades; todas del mundo espiritual y metafísico.
-¿Cómo fue para ustedes atravesar este tiempo en que no se tocaba y era un bardo ir a la sala o al estudio?
-Bastante ambivalente, porque por ahí no se sabe que tuve Covid en septiembre del año pasado, muy jodido, muy severo. Pero por otro lado fuimos de las bandas que tuvimos la suerte de, dentro de todo, salir a tocar: cualquier alternativa que hubo (la de los autos, los aforos al 25 %, después al 30) por suerte Massacre estuvo activo en el 2020. Después vino el segundo aislamiento y también fuimos los primeros en salir a tocar. Massacre fue la banda que inauguró la vuelta a los escenarios del rock, el mismo fin de semana que Luis Brandoni inauguró el teatro: eso fue hace un mes y medio, dos meses.
Después de ahí empezaron a crecer los aforos hasta llegar al 50 %, y el fin de semana pasado tocamos viernes, sábado y domingo, en tres lugares del gran Buenos Aires: la verdad es que fue una emoción el encuentro con el público, volver a calentar los motores. Se siente una atmósfera de vuelta de a poco a la normalidad. la verdad es que estamos muy contentos. Esto viene acompañado del clima: ya se empieza a acercar la primavera. Estamos muy contentos.
-El momento de grabar fue aprovechando que no se podía tocar.
-Claro, exactamente. Igualmente todo esto lo digitó el gran capitán del barco, Gustavo Santaolalla, que nos recomendó estudio: el que antes se llamaba Circo Beat, que ahora es Romaphonic; histórico estudio de Fito Páez. También nos propuso su ingeniero de sonido de confianza, que nosotros lo conocíamos porque ya habíamos trabajado con él: Eduardo Pereyra. Aparte de ese momento estaban los protocolos muy estrictos, Así que estábamos con mucho cuidado. Fue en el momento en que estábamos todos recontra guardados: ahí nos metimos en el estudio.
Salto de calidad
-Están también promocionando la reedición en vinilo de “El mamut”, el álbum que sacaron en 2007. ¿Qué sentís que representa ese disco para la banda, más allá de que ganó premios y tiene un par de infaltables en la setlist, como “La octava maravilla” o “La reina de Marte”?
-“El mamut” fue el disco más importante de nuestra carrera, fue la bisagra que marcó nuestra salida del underground, de la etiqueta de “rock de culto” para ponernos en la Fórmula 1 en el rock nacional: en los festivales, en los grandes escenarios. Como decís vos, recibió Muchos premios y nominaciones: Fue elegido Mejor Disco de Rock del Año en las encuestas de fin de año, tanto de Página12 como de Clarín; esas encuestas que se hacen tanto entre lectores como entre periodistas y colegas.
Ahora me estaba acordando que ese disco tuvo tres cortes de difusión y tres videoclips: me había olvidado, pensé que tenía dos, que eran solamente “Divorcio” y “La reina de Marte”; pero tenés razón, tiene también “La octava maravilla”. Es un disco producido por Juanchi Baleirón, que nos puso en la consideración del gran público: nos sacó del nicho de seguidores, entendidos y melómanos para que nos conozca más público.
Y ahora salió en vinilo: tuvimos la suerte de que ya tenemos que fabricar la segunda tirada, porque la primera se agotó en 24 horas. Así que estamos re contentos de que salga en formato 12 pulgadas.
-¿Qué aportó Juanchi desde la producción al crecimiento del sonido de la banda?
-No solo creció, sino que algunas cosas las redujimos: grabamos como siempre montones de cosas pero después las empezamos a sacar: líneas de violas, líneas de teclados y demás. Es el disco que mejor nos muestra, al estar bien producido, y por alguien que apunta al éxito; no como nosotros que siempre fuimos autoboicoteros, conflictuados, palos en la rueda.
Al estar la visión de un hit maker, o de una persona normal, por ejemplo sacó la voz a la cancha, se entiende la letra. Antes hacíamos todo medio “sónico”, con miedo al éxito; todo lo hacíamos muy recargado, abstracto. En cambio Juanchi mostró todo lo que teníamos para mostrar de manera bien profesional. Así que la verdad está re bueno, y digno de las reediciones que tiene: ahora que lo pienso esta va a ser la quinta edición.
-En ese disco habían grabado “Maggie May”, de Rod Stewart. ¿Cómo salió esa versión massacrera?
-Por un lado nos encantan los Faces, los Small Faces, los Pretty Things, toda esa época rollinga de los 70, perimetral a los Rollings Stones y al glam. Pero puntualmente “Maggie May” pertenece al soundtrack del documental más importante que hubo sobre la historia del skateboarding en California: hay momentos muy emotivos donde suena “Maggie May”. Entonces también forma parte de alguna manera de la banda sonora de los skaters, aunque por segunda o tercera mano. Entonces decidimos hacerle este homenaje en una versión resumida, porque el tema original es larguísimo.
Hay dos temas en la historia del rock que pueden entrar en discusión Sí son temazos o sucesiones de partes buenas: uno es “Maggie May” y otro es “Tiny Dancer” de Elton John. Que también: vos decís “es un temazo”, pero si lo escuchás entero es un plomo, porque el estribillo no llega nunca. De ambas canciones las mejores versiones son las que están editadas para películas o lo que sea. A “Maggie May” la hicimos resumida, redondeada; entonces está buena. Y “Tiny Dancer” en la película “Casi famosos” está editada de manera que el estribillo llega más rápido. Son discusiones para melómanos.
La fórmula
-Si contamos desde Massacre Palestina están cumpliendo 35 años. Más allá de que los únicos fundadores que quedan son el Tordo y vos. ¿Cómo se hace para sostener un proyecto así durante tanto tiempo, y sobreponerse a la salida y reemplazo de integrantes?
-Por un lado te digo que la formación actual de Massacre ya lleva como 25 años: Fico, Bochi, Tordo, Charly y Walas ya tiene más de 20 años, es como la formación más clásica de Massacre.
-La que “encontraron”.
-Claro: cuando Fico (que ahora es multiinstrumentista, toca teclados y guitarras) entró, fue cuando necesitábamos sumar una acústica, a finales de los 90. La verdad es que nos llevamos bien, vamos puliendo las necesidades, los egos, las vanidades, las luchas internas. Somos todos muy distintos; por suerte cada uno cumple su rol: artístico, ejecutivo, comunicacional, creativo, compositivo, autoral. Entonces lo llevamos bien. Aparte tenemos uno de los integrantes que es psiquiatra, o sea que también por suerte tenemos apoyo psicológico y farmacológico.
-Es fundamental, porque es como una familia por adopción, o como un matrimonio de mucha gente.
-Exactamente: eso mismo lo digo cada vez que tenemos crisis o tenemos alguna discusión. Ya es difícil que dos individuos sigan juntos durante 30 años (esposa y esposo, o pareja del género que sea), imaginate cinco amigos que durante 30 años se juntan todos los martes para jugar fulbito 5 u 11: no existe, es imposible. Entonces es muy difícil: hay que regar esa plantita permanentemente. Y por suerte con el apoyo de un groso como es el Tordo: un genio compositivo, autoral, y de manejo de la dinámica psicológica colectiva (risas).