Tampoco la industria se puede salvar sola

La producción automotriz bajó en octubre 5,8% respecto de septiembre, aún cuando subió un 42,8% respecto del mismo período del año pasado, según datos de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA). La recuperación fabril es importante, pero el presente macroeconómico pone en suspenso la sustentabilidad del proceso; no se van a fabricar más vehículos si las ventas bajan.

Los datos de la Asociación de Concesionarias de la República Argentina revelan que en 10 meses se vendieron en el país 16,6% más de 0Km que en igual período de 2020. Pero en octubre se patentaron en la Argentina 25.513 unidades, un 13,8 % menos que en septiembre de este año y 26,6 % menos que en octubre de 2020.

El gobierno celebra que 54% de esa cuota patentada es de producción nacional; los concesionarios señalan que es porque la importación se ha cerrado a falta de dólares, lo que además compromete a la producción. El Índice de Precios del Sector Automotor en Argentina (IPSA) tuvo un incremento del 68,9% interanual hasta septiembre inclusive y Volkswagen cerró su fábrica de cajas de cambio por 50 días.

El sector es un buen ejemplo de lo que pasa y puede pasar con las mejoras industriales en el marco de los desequilibrios macroeconómicos que vive el país. Hasta agosto, la industria -que mejoró los niveles de pre pandemia- creció en el país un 13% más que el nivel general de la economía, que aún no se recupera respecto de marzo de 2020. "Nunca en la historia reciente existió una brecha tan grande entre el comportamiento de la industria y el resto de la economía", apuntó Analytica.

La consultora que preside el economista Ricardo Delgado advirtió que sin una estabilización de "la macro", que permita un impulso de la demanda interna y externa, los niveles de producción tenderán a adecuarse a la dinámica del resto de la economía.

El Estimador Mensual de la Actividad Económica del Indec marcó en agosto un incremento del 12,8% de la actividad económica del país; la misma curva de la serie original viene retrocediendo desde mayo y la tendencia del ciclo es al amesetamiento, algo que el indicador también reconoce en el 0,2%.

"Lejos se está aún de esbozar siquiera un modelo de desarrollo traccionado por la industria", sentenció Analytica. Torsionado en su contradicción interna, el gobierno ha puesto desde hace un año -la primera carta pública de Cristina contra Alberto- al titular de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en la lista de "ministros que no funcionan".

Kulfas estuvo varias veces en Santa Fe mostrando números positivos; la Unión Industrial con sede en la capital provincial ha señalado subas productivas de cuatro trimestres consecutivos -una mejora del 12,4% interanual en el último de ellos- y el gobierno provincial ha tenido programas asistenciales y sostiene políticas crediticias proactivas, subsidiando las tasas de los empresarios fabriles.

¿Puede Kulfas sostener su pronóstico de suba de la economía del 9% en 2022? Tanto el FMI como la Cepal ponen la perspectiva en 7,5%, y eso condicionado a un plan consistente y a un acuerdo con el Fondo Monetario, sin los cuales el esfuerzo de la provincia para poner dinero del fisco (de los contribuyentes empobrecidos) en las fábricas, se travestirá en una frustración.

La macroeconomía a la que refiere Analytica tiene 35% de tarifas atrasadas y una brecha del dólar del orden del 100%. El Banco Central puede pagar con DEGS los U$ S 1874 millones que le debe saldar al FMI el 22 de diciembre; pero le quedan apenas 1.100 millones de la divisa en reservas líquidas netas y la inflación sometida a congelamientos sólo ha procurado sobreprecios y menos oferta en las concesionarias, sólo por usar el ejemplo de estas líneas. La inflación general de octubre se pronostica una vez más por encima del 3%.

Aún cuando su gestión es opinable -como todas- no es precisamente Kulfas el problema del gobierno nacional. Después del resultado del plebiscito de medio término, sea cual fuere el resultado electoral, el rumbo de la política deberá ratificar la suerte de la industria. Será dentro de la macroeconomía, pero nunca fuera de ella.