Ignacio Andreychuk
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El silencio temeroso de la noche daba señales de peligro. En Peñaloza y Risso eran las 2.25 de una agitada madrugada. La presencia del equipo de El Litoral causó malestar en dos integrantes del barrio: un conductor y el acompañante a bordo de un Fiat Duna blanco, con vidrios oscuros, detuvieron su marcha a un metro y medio, tras advertir las cámaras. La ventanilla bajó sólo unos centímetros, como para fijar los ojos en un auto desconocido para ellos. Mirada amenazante, actitud de intimidación. De repente, el Duna continuó su marcha, pero metros después dio un giro sorpresivo en U para volver a instalarse a la par. La acción causó el efecto deseado: hubo que salir de allí. El Duna siguió al auto “sospechoso” durante una cuadra y se metió rápido hacia el oeste, en barrio Las Flores. Minutos antes, las cámaras de El Litoral registraron una actividad prohibida que se repite sistemáticamente y nadie controla: las picadas de motos.
Los vecinos de la Costanera soportan a diario los ruidos de la noche santafesina, sobre todo durante el verano. En otras épocas, el padecimiento les tocaba a las familias del microcentro, a partir del funcionamiento de los boliches en la zona. Pero ya es tradición entre los jóvenes reunirse -sobre todo de jueves a domingo- a la vera de la Setúbal. El punto de unión es El Faro (Av. Almirante Brown y Muttis), aunque la presencia de miles de motos y autos se extiende para ambos lados de la Costanera y las calles internas, como Muttis, Diagonal Matturo y Av. Siete Jefes.
Una noche allí ofrece todo tipo de imágenes: equipos de música en los baúles funcionando a lo que dé; bebidas alcohólicas que vienen y van; siete carribares despachando comidas rápidas y un sistema de tránsito colapsado, en mayor medida por un altísimo porcentaje de motociclistas que no acatan las reglas, ya que hay otros que sí lo hacen. En cambio, los automovilistas tienen menos chances de circular “por donde quieran” debido al espacio y a los operativos de control. Igualmente se observaron varios vehículos rompiendo las reglas.
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