Bélgica se prepara despedir mañana al rey Alberto II, que abdica, y dar la bienvenida a su sucesor, su primogénito Felipe, en medio de fuertes medidas de seguridad en el corazón de Bruselas y de un festival de banderas, flores y adornos.
Balcones y ventanas de la capital amanecieron hoy adornados con banderas tricolores (negro, amarillo y rojo) como muestra de apoyo a la monarquía y a la unidad de la nación.
La abdicación del monarca a favor de su hijo Felipe, que se convertirá en el séptimo rey de los belgas, coincide con el tributo a los veinte años de reinado de Alberto II y la celebración del día de la fiesta nacional de Bélgica.
El punto central de las celebraciones serán las inmediaciones del Palacio Real, el Parlamento Federal y la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, a pocos metros de la conocida Grand Place.
Por las calles aledañas desfilarán 1.300 militares y policías con la participación de la fuerza europea Eurocorps bajo el mando del comandante belga Guy Berschen, y de la Escolta real a caballo, que celebra 75 años de existencia y que acompañará al monarca hasta la tribuna real antes de desfilar con traje de gala frente a él por primera vez.
En la ceremonia civil de investidura no habrá corona ni símbolos como la capa de armiño que lució en su entronización el 30 de abril el nuevo rey de Holanda, Guillermo-Alejandro.
Tras la toma de posesión del trono, está previsto que el lunes el primer ministro belga, el socialista Elio Di Rupo, presente su renuncia al nuevo monarca, quien la rechazará, como manda la tradición constitucional del país teniendo en cuenta que el rey es quien nombra a los ministros, según recordó el titular de Relaciones Exteriores, Didier Reynders.
De manera espontánea los comercios de la ciudad se suman al homenaje monárquico y ofrecen sus productos en envoltorios que hacen alusión a la investidura del nuevo rey o muestran los colores nacionales.
En Namur, en el sur del país, el joven restaurador Benjamin Philippe creó papas fritas tricolores (con el negro, amarillo y rojo) a semejanza de la enseña nacional, mientras que en la vecina localidad de Dinant se instaló una bandera gigante de 144 metros.
Las previsiones auguran un fuerte respaldo popular en las celebraciones de mañana, no sólo por su significado histórico sino también porque el tiempo acompañará, consignó la agencia de noticias EFE.
El servicio de meteorología belga anunció temperaturas cercanas a los 30 grados centígrados.
Télam