Fina estampa. Campanella muestra con orgullo su corbata con el logo de los Springboks. La familia, la política y el rugby, las grandes “debilidades” del candidato. Foto: Mauricio Garín
Peronista “de Perón” —así se define—, hoy es delfín local de Miguel Del Sel. En sus años mozos fue un aguerrido rugbier, recuerda con nostalgia. Hoy es concejal y principal referente del arco opositor. Buscará retener su banca.
Fina estampa. Campanella muestra con orgullo su corbata con el logo de los Springboks. La familia, la política y el rugby, las grandes “debilidades” del candidato. Foto: Mauricio Garín
Luciano Andreychuk
Hay algunas personas que no hacen honor a su apodo. Roberto “Chiquito” Campanella es una de ellas. El alto, enorme y robusto hombretón convida amable un café y se deja desplomar en el sillón de su oficina. A sus espaldas, un cuadro del general Juan Perón custodia la escena con solemnidad. Es 17 de octubre —día que se realizó la entrevista— y para un peronista como él afloran emociones. “Mirá lo que tengo”, muestra con orgullo una corbata con el logo de los Springboks, otrora héroes deportivos de la unificación de Sudáfrica impulsada por Nelson Mandela; hoy grandes exponentes del rugby mundial. Sus dos pasiones quedan en evidencia.
Roberto Campanella nació en Melincué, hace 62 años. Se radicó desde los 17 en la capital santafesina, cuando decidió dejar Córdoba (donde residía con su familia) y venir a estudiar Abogacía en la UNL. Se recibió en el ‘79 (años duros aquéllos, rememora). Padre de cuatro hijos —Tomás, el más chico, lo ayuda en su trabajo— y está casado hace casi cuatro décadas con la misma mujer y compañera de su vida: Adriana, doña Miru para todo el mundo. Viven en Candioti norte, en una zona tranquila con árboles frondosos que sombrean las calles y casas tradicionales, aunque la invasión se edificios se está haciendo inevitable.
También es abuelo; se lamenta de no tener todo el tiempo que quisiera para dedicarle a sus dos nietos (hay un tercero que está por nacer): “Este trabajo te absorbe mucho, demasiado tiempo, quedás atrapado”, se lamenta, casi como una confesión íntima que suena a autorreproche.
Trayectoria
Ocupó funciones públicas y legislativas. Fue presidente de la Caja de Jubilaciones de la provincia durante la gobernación de Víctor Félix Reviglio, y diputado provincial justicialista durante la segunda gestión de Carlos Reutemann, entre muchos otros ítems de su trayectoria. Hace cuatro años que es concejal de la ciudad por el PJ. En diciembre culmina su mandato y ahora, en las generales del 27 de octubre, buscará retener su banca y ampliar la presencia en el Concejo de la fuerza en la que participa, la tercera más votada en la interna del 11 de agosto.
Fue jugador del Seleccionado Argentino de Rugby y capitán del Seleccionado de la provincia durante 15 años. Nada menos. Aprendió a jugar y defendió fervientemente los colores del Club Universitario, del cual también fue presidente, y del que hoy es vice. “Por supuesto que están primero la familia y los amigos. Pero el rugby y la política han sido las pasiones de mi vida y las tomé siempre de la misma forma, con pasión. Uno no sabe hacer otra cosa que vivir apasionadamente”, filosofa.
Pero lo cercano devuelve a la realidad. Campanella es cabeza de la lista ganadora de la interna de Unión PRO Federal para concejales. Sacó casi 6 mil votos, y una diferencia del 40 % sobre sus competidores. Ahora, viene la pulseada más fuerte: hacer una buena elección el 27 para retener su banca y, de ser posible, aumentar la representación de su fuerza en el Concejo, donde en total se renovarán 7 bancas y se sumará una más. Esos ocho espacios deliberativos en disputa desvelan a varios por estos días.
Perfil personal
Mano a mano
Ping pong político
—Usted es peronista de la vieja tradición. Hubo momentos en que acompañó el proyecto del kirchnerismo, aunque hoy sea crítico de ese modelo. Pero ahora, como en 2011, cuando fue candidato a intendente, formó una alianza local con el PRO, que a nivel nacional es la principal fuerza opositora al justicialismo. ¿No teme que el elector vea esto como una contradicción ideológica? —No. Yo adhiero a las causas más básicas del peronismo, de la justicia social, el trabajo, la salud y la educación, la soberanía política y el federalismo. Y hoy eso está faltando. Estamos sometidos al laberinto fiscal donde seguimos prorrogando una coparticipación que perjudica a nuestra provincia y al municipio. En 2011 decidí acompañar a Miguel Torres del Sel como candidato a intendente en la ciudad. Me parece que con Unión PRO Federal estamos transitando un buen espacio político, y creemos que somos muy coherentes con esta posición política. —¿A qué atribuye usted que en tan poco tiempo se haya consolidado esta fuerza política en Santa Fe, la cual fue históricamente justicialista y desde hace varios años es frentista radical? ¿Cree que la figura carismática de Del Sel tracciona a favor? —Entiendo que sí, que ese carisma tiene mucha llegada a la gente. Pero también representa una nueva alternativa política para los vecinos. No sólo es una construcción política alrededor de un personaje carismático que goza de la simpatía de muchos santafesinos. Además de eso, la gente está cansada de las propuestas vacías de contenido. La propuesta de Del Sel, en cambio, está basada en dar soluciones a los principales problemas de la ciudadanía. —Pero desde el kirchnerismo más “duro” se lo ha considerado públicamente a Del Sel como el referente de la “antipolítica”, por provenir de una actividad que no guarda relación directa con la política (la actuación humorística) y cuestionan su “falta de argumentos y proyectos serios”. ¿Qué responde usted a eso? —Creo que ésa es una crítica que ya ha quedado en el pasado. Hay muchos ejemplos de personas que incursionaron exitosamente en la política viniendo de otras actividades, como el cine, el teatro o el deporte. Además, hoy los gremios, universidades y otras entidades han dejado de formar cuadros políticos: el principal problema es que la gente no se quiere comprometer políticamente. Y Del Sel ve la política como servicio público. Entonces, aquélla es una discusión anacrónica y sin sentido. —El año pasado usted dijo que el Concejo de Santa Fe se había convertido en una “escribanía” del Ejecutivo. Sostenía que la mayoría del interbloque votaba sin cuestionamientos ni cambios los mensajes enviados por Corral. Hoy, a punto de terminar su mandato (en diciembre), ¿Sigue pensando lo mismo? —Sí, sigo pensando lo mismo. Por eso, estamos tratando de modificar el número de la representatividad del Concejo, para que las buenas ideas y proyectos del arco opositor sean considerados y debatidos. En muchos casos, a las medidas que envía el Ejecutivo hay que ponerles un freno, una racionalidad. Hubo consensos, pero también muchos casos de proyectos oficialistas a los que nosotros considerábamos que les faltaba racionalidad, y no nos permitieron abrir el debate. La mayoría oficialista me parece que muchas veces asumió una posición similar a lo que es una mayoría automática. Yo creo que la ciudad necesita una representación deliberativa mucho más equilibrada.