Alejandro Larriera (*)
Desde hace muy pocos días, y luego de un larguísimo proceso con múltiples actores, la provincia dejó de ser una de las pocas jurisdicciones del país que no contaban con un Parque Nacional.
Con la aceptación de la cesión de dominio concretada por Santa Fe a favor de la Nación, la Administración de Parques Nacionales inicia la toma de posesión del inmueble y comienza a avanzar en la gestión efectiva del lugar, designando guardaparques y proveyendo la infraestructura básica necesaria para garantizar su protección.
Argentina fue pionera en el subcontinente, tanto en la designación de áreas naturales protegidas, como en su efectiva gestión y protección. Los primeros Parques Nacionales tenían como una de sus principales características, que se encontraban relativamente alejados de las grandes urbes. Además, eran de enormes dimensiones y representaban paisajes de espectacular belleza, aunque no es un dato menor que, en general, se encontraban en zonas que por entonces, y aún hoy para algunas personas, se consideraban “improductivas”, o de baja renta agropecuaria.
Con el paso del tiempo, la designación de Parques Nacionales se fue haciendo más esporádica, y las superficies afectadas son cada vez de menores dimensiones, en gran medida por el supuesto conflicto de intereses que plantea el histórico antagonismo entre conservación y desarrollo. Es justamente eso lo que lleva a pensar a algunos que la protección de las áreas naturales, va en desmedro de las posibilidades de crecimiento económico, y por ello, del bienestar del pueblo.
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