Un equipo de especialistas del CONICET y colaboradores hallaron en la provincia de Neuquén, los restos fósiles de una nueva especie de la familia de terópodos abelisáuridos, una familia de dinosaurios carnívoros.

Se trata del primer animal de la familia de los terópodos abelisáuridos identificado para el período Turoniano-Coniaciano, caracterizado por los eventos de extinción masiva.

Un equipo de especialistas del CONICET y colaboradores hallaron en la provincia de Neuquén, los restos fósiles de una nueva especie de la familia de terópodos abelisáuridos, una familia de dinosaurios carnívoros.

Los denominaron Elemgasem nubilus, en referencia al dios tehuelche que lleva ese nombre, y nubilus que en latín significa “días nublados”.
Se trata del primer animal de la familia de los terópodos abelisáuridos, que vivió hace 90 millones de años en territorio argentino.

Esta especie se contaba dentro de los principales grupos de depredadores y estaba estrechamente emparentado con otros terópodos abelisáuridos de Argentina llamados Brachyrostra.

“A partir de análisis histológicos de los fósiles, determinamos que el ejemplar, un bípedo carnívoro que comía principalmente animales herbívoros, tenía una edad mínima de ocho años. Era un individuo sexualmente maduro, pero todavía no había terminado de crecer”, afirma Mattia A. Baiano, primer autor del trabajo que formó parte de su tesis como becario doctoral del CONICET.

Esta familia de dinosaurios predominó en la fauna carnívora durante el Cretácico Superior de Gondwana, un continente formado por lo que ahora es América del Sur, la Antártida, India, África y Australia.