El fenómeno astronómico batirá todos los récords conocidos, con una duración de 7 minutos y 29 segundos. Será visible en regiones puntuales de América del Sur y el océano Atlántico.

Ocurrirá en el año 2186, se extenderá por más de siete minutos y dejará en penumbras una franja del planeta entre el Pacífico y el norte de Sudamérica.

El fenómeno astronómico batirá todos los récords conocidos, con una duración de 7 minutos y 29 segundos. Será visible en regiones puntuales de América del Sur y el océano Atlántico.

La comunidad científica ya lo anticipa como el eclipse solar total más extenso registrado por la humanidad: ocurrirá el 16 de julio de 2186, dentro de 161 años, y tendrá una duración de 7 minutos y 29 segundos, superando en 50 segundos al récord anterior, ocurrido en 2009.
No solo será el más largo del milenio, sino también de los 6.326 eclipses calculados entre los años 4000 a. C. y 6000 d. C., según proyecciones astronómicas.
Durante el eclipse, el cielo se oscurecerá como si fuera de noche, las estrellas se harán visibles a plena luz del día y la temperatura bajará perceptiblemente. En lugar del sol brillante, se podrá ver un disco negro rodeado por los destellos de su corona, un fenómeno conocido como “el sol negro”.

La sombra de la Luna cruzará una franja específica del planeta: desde el sur de las Islas Galápagos hasta el norte de Guyana, pasando por el extremo norte de Ecuador, el centro de Colombia y el centro de Venezuela. Aunque los tramos de oscuridad total sobre tierra firme serán breves en comparación con los del océano Atlántico, permitirán igualmente observar el evento en toda su intensidad.
La duración excepcional del eclipse responde a una combinación poco frecuente de factores astronómicos. Ese día, la Tierra se encontrará en el afelio, el punto más alejado del Sol en su órbita, lo que hará que el astro luzca más pequeño en el cielo.
Al mismo tiempo, la Luna estará en su perigeo, el punto más cercano a la Tierra, por lo que su tamaño aparente será mayor y podrá cubrir por completo al Sol durante más tiempo.
Durante siglos, los eclipses fueron interpretados como señales divinas o presagios funestos. Muchas culturas los asociaron con el fin del mundo o la llegada de catástrofes. La revista Farmer’s Almanac, que se publica en Estados Unidos desde 1818, recoge una leyenda de la mitología nórdica que ilustra este imaginario.

Según el relato, los dioses encadenaron al hechicero Loki, y como venganza, este creó gigantes con forma de lobo. Uno de ellos devoró al Sol, provocando un eclipse. Otro persiguió a la Luna, en un intento de tragársela, lo que explicaría los eclipses lunares.
Aunque hoy se entiende como un fenómeno astronómico predecible, el eclipse de 2186 no dejará de despertar asombro por su magnitud y duración. Una postal única del cielo que —salvo avances tecnológicos extraordinarios— muy pocos llegarán a presenciar.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.