Por Pat Reber y Emoke Bebiak
dpa
Su personalidad reservada, su sentido icónico de la moda y su trágico destino se grabaron en la imaginación de generaciones de estadounidenses y de personas de todo el mundo.
Falleció un 19 de mayo de 1994 de cáncer, a los 64 años. En el 20 aniversario de su muerte continúa en los titulares de la prensa, esta vez por cartas recientemente descubiertas que se escribió con un sacerdote irlandés. Se espera que el lote de 33 cartas, que serán subastadas el mes próximo, pase bajo el martillo por más de un millón de dólares.
Nacida como Jacqueline Lee Bouvier un 28 de julio de 1929, su vida se vio marcada por una serie de tragedias personales: Un aborto espontáneo y una bebé que nació muerta los años previos a la Casa Blanca, un hijo que sobrevivió solo dos días en 1963, el asesinato de JFK en Dallas menos de cuatro meses después.
La opinión pública estadounidense lloró cada uno de estos eventos junto con su desdichada heroína. Incluso después de su muerte la familia no tuvo paz: su hijo John falleció en un accidente de avión en 1999.
Ella era, a pesar de todo, la última sobreviviente destacada de Camelot, el apodo que ella misma le dio a la joven administración de su esposo, tomándolo prestado de un musical de Broadway de la época, para reflejar el cambio que Kennedy había marcado en el país.
“Habrá grandes presidentes nuevamente”, dijo en una entrevista con la revista Life tras el asesinato de su esposo. “Pero jamás habrá otro Camelot”.
La preferencia de Jacqueline Kennedy por la moda francesa arrastró a numerosas imitadoras entre las mujeres estadounidenses. Se caracterizó por vestidos clásicos hasta la rodilla con tacones bajos que marcaron la moda de la década del ’60, y a la vez implicó un corte abrupto con el estilo más bien anticuado de su antecesora, Mamie Eisenhower.
En público, Jacqueline Kennedy mantuvo durante largo tiempo la imagen de una feliz y joven familia que siempre fue parte de la mística familiar de los Kennedy.
Sin embargo, su casamiento en 1968 con el magnate griego de la industria naviera Aristóteles Onassis, mucho mayor que ella, decepcionó a muchos estadounidenses, que lo consideraron una traición a su labor nacional de “viuda de América”.
Con Onassis se paseó por el mundo, junto con su hija Caroline, actualmente de 56 años y embajadora estadounidense en Japón, y su hijo John, perseguida por los paparazzi pese a su insistencia de mantener sus vidas en privado.
La difusión de los affaire extramatrimoniales de JFK -la estrella de Hollywood Marilyn Monroe habría sido apenas una de las relaciones\NULLen las décadas posteriores a su muerte aportaron mucho para que Jackie volviera a ganarse la simpatía del público estadounidense.
No sólo se recuerda el “Happy Birthday Mr. President” (“Feliz cumpleaños, señor presidente”) de Monroe, cuyo vestido era tan ajustado que, una vez puesto, se lo tuvieron que cerrar cosiéndolo.
En 2012 una ex becaria de la Casa Blanca, Mimi Alford, aseguró en un libro que tuvo una relación de 18 meses con el jefe de Estado.
Y cartas de amor que Kennedy escribió a una aristócrata sueca, con la que mantuvo una relación, fueron vendidas por más de 115.000 dólares hace tres años.
Sin embargo, Jackie estaba al tanto de estas relaciones, de acuerdo con el autor Christopher Andersen. “No quería que Jack anduviera tonteando con otras. Eso la enfurecía”, citó Andersen a un estrecho amigo del presidente, George Smathers. “Pero ella estaba dispuesta a mirar hacia otro lado en tanto él fuera cuidadoso”.
Entre las influencias que persisten de su época en Washington se cuentan los trabajos de reestructuración y reforma en la Casa Blanca. Tras la muerte de Onassis en 1975 se mudó a Nueva York y trabajó como editora de libros.
En Nueva York abogó por la conservación de la histórica Grand Central Station y respaldó protestas en los ’80 contra los planes para construir un rascacielos.
En enero de 1994 se le diagnóstico un cáncer y murió apenas meses después. Pero la leyenda de Jackie continúa.
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