Las celebraciones romanas dedicadas al dios Saturno se realizaban tras el solsticio de invierno, para recibir los días más largos que se aproximaban. En tales festividades, se elaboraban unas tortas redondas con higos, dátiles y miel que, luego, se repartían entre el pueblo y sus esclavos. Alrededor del siglo tres, comenzó a introducirse en la masa un haba seca: quien la hallara en su porción sería nombrado “rey de reyes” por un rato.
La península ibérica habría heredado esta tradición durante la época en que formó parte del Imperio Romano, con variaciones en sus recetas y en las sorpresas, que pueden ir desde una moneda hasta un pequeño bebé de plástico. Inclusive, una tradicional pastelería madrileña -Uvepan- fabrica, cada año, una edición especial de Roscón de Reyes que contiene diamantes en su interior.
Tenés que leerEl Papa llamó a imitar la "generosidad y humildad" de los Reyes MagosPara los católicos del mundo, la rosca de Reyes representa la culminación del tiempo de adviento y, como tantas otras costumbres españolas, la tradición de comerla en la conmemoración de la Epifanía llegó a América con la colonización. Y Argentina no es la excepción: en nuestro país, se puede encontrar la tradicional delicia en cualquier panadería desde precios realmente accesibles.
No es igual a la Rosca de Pascua
La principal diferencia con la llamada Rosca de Pascua es que la primera lleva huevos, que representan la Resurrección; mientras que la de Reyes suele contener algún pequeño obsequio, que representa los obsequios de los Reyes Magos le llevaron a Jesús recién nacido en Belén.