Con la emoción todavía agarrada a la garganta por su reciente victoria en los tribunales, la artista belga Delphine Boël dio ayer su primera rueda de prensa como princesa de Bélgica, el título que ostenta desde el pasado jueves junto al apellido Sajonia-Coburgo.
La hija biológica del rey Alberto II quiso aclarar que, a pesar de su ingreso en la realeza belga, “será la misma de siempre” y seguirá con su profesión artística, aunque no descarta utilizar su título con fines benéficos. “No voy a ir por la calle pidiendo que me llamen princesa. Pero si alguna ONG me necesita y cree que eso puede ayudar, estaré feliz de hacer algo bueno con ello”, declaró a los medios convocados en la Universidad Libre de Bruselas.
Delphine también reconoció que “estaría encantada” de asistir a un acto oficial si fuese invitada con “amabilidad” y la familia real belga le diera “la bienvenida”, aunque de momento tiene poca esperanzas de que eso ocurra. Sus hijos, los ahora también príncipes Josephine y Oscar, “han intentado escribir varias veces” a Alberto II sin recibir respuesta, y aunque ahora son oficialmente sus nietos, Delphine dijo que no piensa pedirles que vuelvan a intentar ponerse en contacto con el antiguo monarca. “No quiero que se lleven una decepción”, concluyó la princesa, aunque también dijo que sus hijos “están contentos de ver a su madre feliz, de ver que su madre no se ha dejado vencer”.
Tenés que leerBélgica: la hija reconocida por Alberto II pide que se rezconozcan sus derechos realesDurante la rueda de prensa hubo varios momentos en los que a Delphine se le llenaron los ojos de lágrimas, teniendo en una ocasión que acercarle un pañuelo su marido, Jim O’Hare. “Para mí, el tener que acudir a los tribunales, especialmente para ser reconocida por mi propia sangre, por mi propio padre, me ha resultado de lo más antinatura. Eso ha sido lo más doloroso de todo”, dijo Delphine de una batalla judicial que se ha prolongado siete años y que a su madre, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, "le costó la salud".
"Nunca se rindan", se dirigió finalmente a las personas que sufren su misma situación. “No se avergüencen. Si quieren conocer su identidad, adelante. Es lo correcto”, opinó.
Siete años de lucha en los tribunales
Boël peleó durante siete años para demostrar que es hija del exmonarca belga Alberto II, quien el pasado enero reconoció finalmente ser su padre tras una relación mantenida con una baronesa antes de ocupar el cargo de rey de los belgas.
Una corte de Bruselas falló este jueves a favor de Boël, de 52 años, y le asignó todos los derechos como hija legítima de Alberto II, incluyendo el título de princesa de Bélgica. Tendrá por tanto los mismos derechos y títulos de los otros descendientes de su padre.