Este jueves, un avión de la aerolínea regional Angara Airlines se estrelló en una zona remota y boscosa cerca de la ciudad de Tynda, en la región de Amur, en el extremo oriente de Rusia.

Un Antonov An‑24 operado por Angara Airlines se estrelló este jueves en la remota región de Amur, en el extremo oriente de Rusia. A bordo viajaban 43 pasajeros —incluyendo cinco niños— y seis tripulantes. Hasta el momento no se han encontrado sobrevivientes. Las autoridades desplegaron un operativo para rescate e investigan las causas del choque.

Este jueves, un avión de la aerolínea regional Angara Airlines se estrelló en una zona remota y boscosa cerca de la ciudad de Tynda, en la región de Amur, en el extremo oriente de Rusia.
La aeronave, un Antonov An‑24 con 48 personas a bordo —43 pasajeros y seis tripulantes—, perdió contacto con la torre de control durante su segunda aproximación al aeropuerto local. Hasta el momento, las autoridades confirmaron que no hay sobrevivientes.
La catástrofe conmocionó al país, en especial a las comunidades del Lejano Oriente ruso, donde las condiciones climáticas extremas y el uso de aviones antiguos son moneda corriente.
El avión siniestrado era un Antonov An‑24, un modelo de fabricación soviética que data de la década del 70. Según fuentes oficiales, la aeronave había despegado desde Khabarovsk y realizó una escala técnica en Blagoveshchensk antes de dirigirse a Tynda, su destino final.
Durante la segunda maniobra de aproximación, el aparato desapareció de los radares. Un helicóptero de rescate Mi‑8 localizó el fuselaje en llamas aproximadamente 15 kilómetros al sur del aeropuerto de destino, en una zona de densa vegetación y difícil acceso terrestre.

La tragedia se cobró la vida de todos los ocupantes: 43 pasajeros —entre ellos cinco menores— y seis miembros de la tripulación. Las autoridades locales declararon tres días de duelo en la región de Amur.
Equipos de rescate, bomberos, fuerzas de seguridad y fiscales se trasladaron al lugar del siniestro. El acceso complejo y el terreno accidentado dificultan las tareas de recuperación de los cuerpos y de las cajas negras del avión, que serán clave para esclarecer las causas del accidente.

Aún no se ha determinado la causa del siniestro. Sin embargo, se analizan varias hipótesis: desde un error humano hasta una posible falla técnica vinculada con la antigüedad de la aeronave.
El Antonov An‑24 es una aeronave robusta pero con más de 40 años de servicio. Las sanciones internacionales impuestas a Rusia en los últimos años han dificultado el reemplazo de flotas antiguas, especialmente en las regiones más aisladas del país. Esto genera preocupación por la seguridad de los vuelos domésticos, especialmente en zonas como Siberia y el Lejano Oriente.

El Comité de Investigación de Rusia y la Fiscalía de Transporte ya abrieron una causa penal por posibles violaciones de las normas de seguridad aérea. Mientras tanto, el gobernador de la región de Amur, Vasili Orlov, expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y ordenó la asistencia inmediata a los afectados.

Este accidente aéreo vuelve a poner en el centro de la discusión la situación de la aviación regional en Rusia, especialmente en territorios de difícil acceso donde los vuelos son esenciales pero se realizan en condiciones precarias.
A la espera de los resultados de la investigación, el país suma una nueva tragedia aérea que deja dolor, preguntas sin responder y la urgente necesidad de revisar políticas de transporte y seguridad aérea en zonas alejadas de los grandes centros urbanos.
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