La colombiana Ingrid Betancourt, que pasó más de seis años como rehén de la guerrilla de las FARC, descartó de forma definitiva volver a la política, según sus declaraciones en una entrevista publicada hoy por el diario francés "Le Parisien".
"No pienso ni un segundo en ello", dijo Betancourt, que era candidata presidencial en su país cuando fue secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2002. La ex política aseguró que quiere centrarse en el futuro en el trabajo de su fundación, que brinda apoyo a las víctimas de secuestros y a sus familiares.
Betancourt, además, volvió a justificar su pedido de una indemnización millonaria al Estado colombiano, que retiró debido a las protestas. "Se distorsionó la verdad", dijo la ex candidata, de 48 años, que aseguró que otros rehenes secuestrados con ella le habían pedido que apoye la iniciativa.
"De todas formas no me hubiera quedado con el dinero, sino que lo habría invertido en mi fundación", dijo Betancourt, que tiene también la nacionalidad francesa.
La ex rehén pedía más de ocho millones de dólares de indemnización por su cautiverio de más de seis años, argumentando que el gobierno no había hecho lo suficiente para protegerla en el momento de su secuestro.
Betancourt señaló asimismo que ha conseguido por fin acercarse más a sus hijos. "He vuelto a encontrar mi lugar como madre. Es mi principal triunfo", señaló. Sigue sin embargo teniendo pesadillas, añadió.
La ex política colombiana vive actualmente entre Francia y Estados Unidos, donde vive su hija. En su nueva vida, confiesa Betancourt, le gusta pasar tiempo en familia, hacer deporte, escribir y dedicarse a actividades cotidianas que antes le parecían tediosas y que ahora disfruta, como hacer la compra.
"Estoy siempre alerta y no puedo ir a todos los lugares adonde me gustaría ir, por ejemplo a Colombia", agregó Betancourt. En septiembre publicará un libro en el que contará su experiencia como rehén, obra de la que dice que no será "una respuesta ni un ajuste de cuentas”.
Prefiere mirar hacia adelante y no culpa a aquellos que la criticaron tras su liberación, como su ex colaboradora Clara Rojas, su ex marido Juan Carlos Lacompte o ex compañeros de secuestro como Keith Stansell, uno de los tres contratistas estadounidenses retenidos por las FARC entre 2003 y 2008, que la acusó de haber ayudado a los secuestradores a registrar al resto de prisioneros.
Culpa de ello a la "maquiavélica estrategia” elaborada por las Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (FARC), para quienes "era importante que hubiera división entre los prisioneros”, dice Betancourt, quien reconoce que hubo "momentos difíciles en la selva”.
En la entrevista, la ex rehén deja entrever que no tiene una relación muy cercana con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, un hombre con el que guarda un vínculo "imposible de deshacer” y al que no ve muy a menudo porque "desafortunadamente está muy ocupado”.
Preguntada sobre si ha superado completamente el secuestro, explica que todavía queda "camino por andar”.
"A veces vuelven las pesadillas. Vuelvo a verme en la jungla. Es doloroso. Las FARC me han declarado ’objetivo militar’. De hecho, siempre estoy un poco en guardia. Por razones de seguridad, no puedo ir por todas partes tanto como me gustaría, especialmente en Colombia”, lamenta.
DPA / EFE







