Especialistas advierten en Estados Unidos por posibles trastornos psiquiátricos en adolescentes asociados al consumo abusivo de marihuana. El estudio fue en realizado en el contexto de mayor consumo del Cannabis en los últimos tiempos, en conjunto con la legalización de su uso recreativo en algunos estados y el avance industrial del sector.
Como droga, la marihuana no es tan peligrosa como el fentanilo, pero puede tener efectos potencialmente nocivos, sobre todo para los jóvenes, cuyos cerebros aún se están desarrollando afirman los profesionales a través de una entrevista en The New York Times. Además de los vómitos incontrolables y la adicción, los adolescentes que consumen con frecuencia dosis elevadas de cannabis también pueden experimentar psicosis que podrían conducir a un trastorno psiquiátrico de por vida, una mayor probabilidad de desarrollar depresión e ideas suicidas, cambios en la anatomía y la conectividad del cerebro y mala memoria.
Pero a pesar de estos peligros, la potencia de los productos que se comercializan actualmente no está regulada.
En 1995, la concentración promedio de THC en las muestras de cannabis incautadas por la Administración de Control de Drogas era de alrededor del cuatro por ciento. En 2017, era del 17 por ciento. Y ahora los fabricantes de cannabis están extrayendo el THC para hacer aceites; comestibles; cera; cristales del tamaño del azúcar; y productos concentrados similares al vidrio llamados shatter que anuncian altos niveles de THC que en algunos casos superan el 95 por ciento.
Mientras tanto, el nivel medio de CBD —el compuesto no tóxico de la planta de cannabis relacionado con el alivio de las convulsiones, el dolor, la ansiedad y la inflamación— ha ido disminuyendo en las plantas de cannabis. Los estudios sugieren que los niveles más bajos de CBD pueden hacer que el cannabis sea más adictivo.
Los concentrados de THC “son tan parecidos a la planta de cannabis como las fresas a las Pop Tarts de fresa con cobertura azucarada”, escribió Beatriz Carlini, investigadora del Instituto de Adicciones, Drogas y Alcohol de la Universidad de Washington, en un informe sobre los riesgos para la salud del cannabis altamente concentrado.
Aunque el cannabis es legal para uso recreativo en 19 estados y en Washington D.C., y para uso médico en 37 estados y D.C., únicamente Vermont y Connecticut han impuesto límites a la concentración de THC. Ambos prohíben los concentrados por encima del 60 por ciento, con la excepción de los cartuchos precargados, y no permiten que el material de la planta de cannabis supere el 30 por ciento de THC. Pero hay pocas pruebas que sugieran que estos niveles específicos sean de algún modo más seguros.
“En general, no apoyamos los límites arbitrarios de potencia siempre que los productos estén debidamente probados y etiquetados”, dijo en un comunicado Bethany Moore, portavoz de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis. Añadió que la mejor manera de mantener la marihuana lejos de los adolescentes es aplicar leyes que permitan a la industria del cannabis sustituir a los mercados ilegales, que no respetan las restricciones de edad, las pruebas obligatorias del estado o las directrices de etiquetado.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha emitido advertencias sobre varios productos de cannabis, incluidos los comestibles, pero hasta ahora los reguladores federales no han tomado medidas para frenar los niveles de potencia porque el cannabis es ilegal a nivel federal, dijo Gillian Schauer, directora ejecutiva de la Asociación de Reguladores de Cannabis, una organización no partidista sin fines de lucro que convoca a funcionarios gubernamentales involucrados en la regulación del cannabis en más de 40 estados y territorios.
Los legisladores de California están estudiando la posibilidad de añadir una etiqueta de advertencia sobre salud mental a los productos de cannabis, en la que se especifique que la droga puede contribuir a la aparición de trastornos psicóticos.
Las encuestas en Estados Unidos sugieren que el consumo de marihuana entre los alumnos de octavo, décimo y doceavo grado disminuyó en 2021, un cambio atribuido en parte a la pandemia. Sin embargo, en el intervalo de dos años entre 2017 y 2019, el número de chicos que informaron haber fumado marihuana en los últimos 30 días aumentó en todos los grados, casi triplicándose entre los estudiantes de último año de secundaria. En 2020, el 35 por ciento de los estudiantes de último año, y hasta el 44 por ciento de los estudiantes universitarios, declararon haber consumido marihuana en el último año.
Trastornos
Michael McDonell, experto en tratamiento de adicciones de la escuela de Medicina de la Universidad Estatal de Washington, dijo que se necesitan más investigaciones para comprender mejor hasta qué punto la psicosis y el síndrome de hiperémesis cannabinoide se han vuelto más frecuentes entre los adolescentes y otras personas que consumen productos de alta potencia.
Aun así, añadió, “definitivamente sabemos que hay una relación dependiente de la dosis entre el THC y la psicosis”.
Un estudio riguroso descubrió que el riesgo de padecer un trastorno psicótico era cinco veces mayor entre los consumidores diarios de cannabis de alta potencia en Europa y Brasil que entre los que nunca lo habían consumido.
Otro estudio, publicado en 2021 en JAMA Psychiatry, informó que, en 1995, solo el dos por ciento de los diagnósticos de esquizofrenia en Dinamarca estaban asociados al consumo de marihuana, pero en 2010 esa cifra había aumentado hasta el seis u ocho por ciento, lo que los investigadores asociaron al aumento del consumo y la potencia del cannabis.
El síndrome de hiperémesis cannabinoide, que a menudo puede aliviarse con baños y duchas calientes, también está relacionado con el consumo prolongado de altas dosis de cannabis. Al igual que con la psicosis, no está claro por qué algunas personas lo desarrollan y otras no.
Sharon Levy, médica y directora del Programa de Uso de Sustancias y Adicción en Adolescentes del Hospital Infantil de Boston, dijo que “no hay duda de que los productos de mayor concentración están aumentando el número de personas que tienen malas experiencias con el cannabis”.
Cuando su clínica abrió en 2000, la marihuana era ilegal en Massachusetts. En ese momento, Levy dijo que muchos menos chicos llegaban con síntomas psicóticos “y casi nunca vimos el síndrome de hiperémesis cannabinoide”.
Ahora, dijo, esas cifras se están disparando. Los síntomas psicóticos mientras se está drogado pueden incluir alucinaciones, problemas para distinguir entre la fantasía y la realidad, comportamientos extraños (un joven se pasaba el día haciendo nudos con bolsas de plástico) o voces que les hablaban en su cabeza, añadió.
Si un adolescente muestra estos síntomas, conseguir que esa persona deje el cannabis “se convierte en una emergencia”, dijo. “Porque tal vez, solo tal vez, lo resolverán y estaremos evitando que alguien desarrolle un trastorno psiquiátrico de por vida”.