Video: largas colas para ingresar al multitudinario funeral de Raffaella Carrà
Cientos de personas despiden a la gran diva italiana en Roma. El velatorio público se realiza en el palacio del Campidoglio. El funeral será este viernes.
Italia- y el mundo entero- sigue conmocionada por la muerte de Raffaella Carrà, artista polifacética y rostro televisivo italiano por excelencia, fallecida el lunes a los 78 años de edad, pero la alegría con la que la despiden hoy cientos de seguidores, amigos y conocidos camufla el dolor de su pérdida.
“Il tuo silenzio è rumore” (‘Tu silencio es ruido’), se lee en una cartulina blanca con letras rojas, que destaca entre decenas de mensajes de cariño colocados alrededor del féretro en la capilla ardiente de la diva, instalada ayer en el Campidoglio, sede del Ayuntamiento romano, tras un emotivo cortejo fúnebre.
Captura de pantalla
Foto: Captura de pantalla
La gran diva italiana es despedida en la Sala de la Protomoteca, cuyas exequias recuerdan a las que tuvieron en el mismo lugar los actores Alberto Sordi, Vittorio Gassman y Marcello Mastroianni, y los directores Bernardo Bertolucci y Michelangelo Antonioni.
Hoy son pocos quienes entran tristes al despedir a “la Carrà": cuando la fila en la plaza del Campidoglio crece, coros improvisados comienzan a cantar “A far l’amore comincia tu” (“En el amor todo es empezar”, en español) o “Tanti auguri” (“Hay que venir al sur”).
Muchos admiradores portan mensajes de cariño o ramos de flores amarillas -su color favorito- que dejan al lado del féretro. En la sala no dejan de reproducirse alegres actuaciones míticas de la artista en una pantalla instalada para la ocasión, que contrastan con la solemnidad de quienes se santiguan y se arrodillan ante el féretro, algunos con los ojos vidriosos.
Tres grandes coronas de flores -de la RAI, la televisión pública italiana en la que tanto trabajó; del Ayuntamiento de Roma, y de su club de fans- presiden la capilla ardiente.
En unas horas el féretro se ha rodeado por otros objetos, como banderas arcoíris por su unión con el colectivo LGTBI, carátulas de sus discos, figuras religiosas, peluches o una bandera argentina, que denota el cariño hacia la artista de la icónica melena rubia mucho más allá de las fronteras italianas. Otra de las pequeñas coronas de flores reza “Raffaella, serás siempre la reina”, firmada por su amiga Rita Pavone.
Cada persona que la despide recuerda la capacidad de Raffaella Carrà de mantener pegados a la pequeña pantalla a generaciones enteras de italianos. A la salida de la capilla ardiente, Paolo, de 54 años, le dedica: “Gracias por lo que nos has dado y por hacernos sentir orgullosos de ser italianos en todo el mundo”. Además de fans, se acercaron también a darle su último homenaje compañeros del mundo del espectáculo, como el cantante Renzo Arbore y el presentador de televisión Pippo Baudo.
De Raffaella Carrà se dice que ayudó a muchos a dar el salto a la fama y así lo constata, por su propia experiencia, el actor Giorgio Bracardi, de 86 años, que la considera una “hermana” y quien pensaba “que llegaría a los 100 años porque era una bomba de energía”.
El fallecimiento de "la Carrà" fue inesperado para Italia, donde las despedidas a la polifacética artista se suceden desde el lunes, con programaciones especiales en las televisiones y un sinfín de mensajes en redes sociales.
El último adiós a la diva tendrá lugar mañana, viernes, al mediodía en la iglesia de Santa Maria in Ara Coeli de Roma: un funeral público y televisado por la RAI.
Cuál fue el último deseo de Raffaella Carrà
En sus últimas disposiciones, Raffaella pidió un simple ataúd de madera sin terminar y una urna para guardar sus cenizas. En la hora más triste, siempre única e inimitable, como su risa arrolladora. Y así es como todos queremos recordarla. Hola Raffaella.
Su féretro, una austera caja de madera con un pequeño ramo de rosas amarillas, su color preferido, salió de su domicilio a bordo de un carro escoltado por motos de la Policía, en el barrio Vigna Clara, en la apacible periferia norte de la capital.
Captura de pantalla
Foto: Captura de pantalla
Después emprendió su periplo por los estudios de la RAI, templos del espectáculo en aquella época dorada en la que debutó, en los años sesenta. El primero fue el auditorio del ente en el Foro Italico, que ya han propuesto bautizar con su nombre. A su puerta, cientos de personas recibieron al vehículo fúnebre entre aplausos.
Después pasó por la sede central de Vía Mazzini y el coche entró incluso a su patio principal, donde varios policías se cuadraron a su presencia y fue recibido con sus canciones y con el aplauso emocionado de cientos de compañeros, amigos y seguidores. Acto seguido llegó a los estudios de vía Teulada, donde se rodó el programa "Studio Uno", y también al Teatro de las Victorias.
Fue en este último lugar donde grabó el programa de variedades "Canzonissima", un hito en su ascenso. De hecho acabó en boca de todos al aparecer por primera vez en 1971 con un vestido que dejaba ver su ombligo, escandalizando a la Italia mojigata de la época. Y fue también en ese programa en el que presentó una de sus canciones más famosas, "Tuca tuca", y su baile en pareja, que consistía en tocar las rodillas, las caderas o la cabeza del otro, lo que despertó a la censura e irritó al mismísimo Vaticano.
Tras hora y media de recorrido por Roma, el coche fúnebre llegó al palacio del Campidoglio, sede del ayuntamiento, donde se instaló una capilla ardiente hasta la mañana del viernes.
La artista, que falleció por una enfermedad no aclarada, aunque se especula con un tumor, hizo de Roma su ciudad, aunque nació en la norteña Bologna en 1943 con el nombre de Raffaella Maria Roberta Pelloni. El pseudónimo llegaría después, en los albores de su fama.