Tras ocupar 200 de las mil fosas que se abrieron al principio de la cuarentena, en el cementerio cordobés de San Vicente se comparte un sentimiento común entre sus trabajadores y es el de no tener que seguir cavando nuevas tumbas.

Claudia Romero es la autoridad de la necrópolis de San Vicente y contó cómo son estos días de pandemia.

Tras ocupar 200 de las mil fosas que se abrieron al principio de la cuarentena, en el cementerio cordobés de San Vicente se comparte un sentimiento común entre sus trabajadores y es el de no tener que seguir cavando nuevas tumbas.
En esta expresión está a la cabeza la propia directora de la necrópolis municipal, Claudia Romero, que expresa “deseo no tener que abrir más tumbas y que esto pase rápido” comentó.
Seguidamente reflexionó que el que vivimos “es un momento muy triste para la humanidad, darse cuenta lo chiquito que somos”, graficó ante la magnitud de una pandemia que ha puesto de rodillas a varios países en el Mundo y que en la Argentina ya se cobró cerca de 80.000 vidas.

Sobre los últimos tiempos en el cementerio, la funcionaria dijo que sólo permiten el ingreso de entre 6 y 10 familiares del difunto, que deben permanecer a 20 metros mientras acondicionan la tumba y una vez finalizado el procedimiento, pueden acercarse a dar el último adiós.
“Nos manejamos como si estuviéramos adentro de una terapia”, sintetizó sobre los modos y los cuidados sanitarios de los empleados del cementerio, uno de los de mayor superficie de la ciudad de Córdoba.