Cippec (*)
La extensión de la jornada escolar es la política más integral y potente para mejorar la educación de los sectores más desfavorecidos en el nivel primario. Contar con más horas es clave para revisar los formatos tradicionales de enseñanza, atacar la repitencia, garantizar el acceso a los aprendizajes prioritarios y ampliar el horizonte cultural de los alumnos más pobres, principalmente en los contextos urbano-marginales o rurales dispersos, donde la escuela es un centro de contención social saturado de demandas insatisfechas.
La extensión de la jornada escolar representa una oportunidad para la construcción de la justicia educativa. La extensión a 6 o más horas de clase diarias permitirá reunir como ninguna otra política para el nivel primario, la redistribución -al ofrecer una mayor oferta a los sectores más vulnerables- con el principio del reconocimiento -al abrir espacios curriculares diversos que potencien los intereses y capacidades de los alumnos-.
La escuela de jornada extendida tiene el potencial de ampliar la experiencia escolar con tiempo para las prácticas artísticas, deportivas, comunitarias, o para las tecnologías y los idiomas. Se pueden incluso romper los grupos estables basados en el método simultáneo y trabajar con alumnos de distintas edades en talleres o proyectos innovadores específicos.
A su vez, la escuela de jornada extendida tiene la capacidad de prevenir el fracaso escolar de forma más integral que otras políticas. Los alumnos con dificultades pueden tener asistencia personalizada y preventiva para el estudio, apoyo para los deberes o reuniones y trabajo pedagógico con las familias. Un buen uso del tiempo en una escuela de jornada extendida debería eliminar el flagelo de la repitencia y garantizar -con aprendizajes diversos y sustantivos- los principios de justicia educativa.
(*) Cecilia Veleda, Axel Rivas y Florencia Mezzadra.




