Por una sociedad mejor
Por una sociedad mejor
ADRIANO JESÚS GUTIÉRREZ
“Hace unos años conocí gente muy relacionada y uno de ellos me comentó: me voy a dedicar a la política. Bien, como había una relación comercial, en unos meses me comentó que estudiaba sociología. Me dijo: es elemental para manejar sociedades aquí, allá afuera y adentro. Le pregunté quiénes lo hacían y me contestó que todos los políticos medianamente importantes. Qué triste que se maneje al pueblo mediante políticos asesorados por sociólogos y principalmente en base al miedo. ¡Por una sociedad mejor!”.
Parece un sueño
ING. RICARDO FERREYRA
Esto parece un sueño. ¿Nunca les pasó que están soñando y hacen fuerza para despertarse, porque se le están cayendo los dientes, o porque quieren correr y no pueden, o porque están acorralados y su vida corre peligro?
Bueno, esto parece un sueño, pero por más que queramos hacer fuerza no nos podemos despertar, y si nos despertamos la situación se empeoró mucho más desde el día de ayer.
Nunca pensamos estar en esta situación, porque a nosotros no nos toca nada, y entonces dijimos: esta epidemia está muy lejos para que nos llegue, porque no nos llegó la gripe aviar, ni el mal de la vaca loca, ni la gripe porcina; no tenemos terremotos, tsunamis, huracanes, cólera, etc., etc. Pero esta vez nos tocó y ahora estamos asustados y sin saber qué hacer.
Parece mentira que estemos encerrados dentro de nuestra casa todo el día, sin tener la libertad de poder juntarnos con amigos, ir a hacer deportes, a estudiar, a trabajar... Es como estar viendo una película de cine catástrofe, pero en vivo, en tiempo real, y con el agregado de que todavía no sabemos, ni suponemos, cómo va a ser el final de este terrible sueño.
Cuanto pase esta pandemia, vamos a valorar lo que es salir a pasear, a caminar, a hacer las compras, a juntarnos con la familia y con los amigos, a poder festejar un cumpleaños, o celebrar un logro personal o familiar.
Ahora vamos a entender lo que debe sentir un pájaro encerrado en una jaula, un tigre castigado y hambreado en un circo, o un pez haciendo saltos en un acuario. No podemos ni debemos hacer correr a los perros, a los caballos, a los camellos para simplemente entretenernos o para ganar dinero. Puede ser que esta situación de encierro nos humanice, nos haga más justos, más racionales.
El virus nos va a desnudar todas nuestras debilidades, carencias hospitalarias, limitaciones económicas, poca solidaridad, falencias humanas.
Ojalá que cuando pase esta pandemia podamos disfrutar de la libertad, de nuestras familias, y nos dejemos de pensar todo el día en la parte económica y financiera que tanto nos aqueja. Ojalá que seamos más solidarios, menos egoístas e individualistas. En definitiva: que seamos mejores seres humanos.
La lógica de lo ilógico
GABRIELA PEGANI (*)
La lógica de lo ilógico, una frase que no dice nada y mucho a la vez. ¿A qué hago referencia cuando expreso “la lógica de lo ilógico”? Simplemente me pregunto por qué se tiene que cumplir con un Decreto Presidencial de Necesidad y Urgencia, si en realidad nunca lo hacemos con ordenanzas, leyes o decretos.
Para ejemplificar: no cumplimos ninguna norma de tránsito. Casi todos los motociclistas circulan sin cascos, con menores (más de dos); pasan semáforos en rojo, no se respeta la velocidad máxima, todo lo que “no se deba hacer”, “se cumple a rajatabla”.
Estamos pasando un momento especial en la Argentina, donde debemos cuidarnos extremadamente de un nuevo virus que infecta al mundo. Sin embargo, cada uno hace lo que le parece. Sale a pasear, a ver a los parientes, a comprar cosas innecesarias; o sea, le hacemos honor a la cultura de lo ilógico. Todo lo que podemos hacer mal, lo hacemos bien.
¿Cuál sería la razón para que nuestro gobierno sea exitoso, si sistemáticamente hace todo lo posible para que le vaya mal?: muy poca inversión en educación, en salud, en seguridad, en obras públicas, en fin, poca inversión en casi todo, y si se invierte en algo paga tres o cuatro veces más de lo que se presupuesta.
Yo creo que hay terminar con la politiquería, con chicanas baratas, con mezquindades personales, con echarle la culpa a los que se fueron, a los que están, o que estarán. Hay que empezar a actuar de una manera lógica. Todos tenemos que cambiar el rumbo de este bendito país, y la única manera es hacer lo correcto, lo que corresponde, volver al respeto, al orden, a los principios que llevan a una sociedad a disfrutar del lugar donde se vive; a tener vergüenza si le falto el respeto a mis padres, o a mis abuelos, hermanos, maestros, al prójimo, en definitiva.
No queremos vivir con miedo, con inseguridad, con temor de salir a la calle. ¿Hasta cuándo tendremos que soportar este sistema en que estamos inmersos?, ¿qué estamos esperando para exigir respuestas a los gobernantes?
Basta de palabras. Empiecen a gobernar por favor, que en este país ya no se puede soportar más tanta pobreza, falta de trabajo, de comprensión por el otro, tanta falta de empatía.
Por favor actúen con sentido común, el menos común de los sentidos.
(*) Docente de nivel inicial