Por María Angélica Sabatier (*)
El Río Paraná y una marca muy inferior a la normal.
Por María Angélica Sabatier (*)
Se encienden todas las alertas cuando un río como el Paraná entra en fase de creciente extraordinaria. La memoria colectiva del impacto de crecidas como la del 82-83 y algunas posteriores son suficientes para movilizar la preocupación de distintos sectores y actores de la sociedad.
Sin embargo, debería ser el estiaje extraordinario, la bajante sostenida lo que nos quite el sueño. Porque si algo puede ser complicado, aún en un río de este porte, es el descenso sostenido de sus niveles.
El Paraná presenta al menos desde el segundo semestre de 2019 valores de estiaje que se fueron acentuando hasta alcanzar hoy uno de los niveles más bajos en los últimos 40 años (1). Ya en setiembre pasado la bajante era crítica (2) y desde entonces no dejó de pronunciarse. Se trata de una bajante que lleva al menos 7 meses y que genera impactantes imágenes de la Setúbal, componente principal de ese enorme humedal ubicado al este de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.
Se trata de una bajante más, aunque la más extrema, de todas las que se han venido produciendo en los últimos años. “De acuerdo con los registros de los últimos 40 años, se trata de la medición más baja, ya que anteriores referencias sitúan a bajantes históricas en 2009, con 1,53 metros como la medida más baja de este siglo; y le sigue el 2001 con 1,60 metros; y el 2000 con 1,82 metros. En la última década otros puntos bajos fueron en 2018 con 1,86 metros; 2012 con 1,99 metros; 2013 con 2 metros; y 2010, 2014, 2015, 2016 y 2017 con mínimas que no superaron los 2,67 metros, según los registros del Centro de Informaciones Meteorológicas de la UNL” (3).
Si se mira la secuencia temporal la cuestión se torna clara. Estos pocos datos sirven de indicadores de la frecuencia con que se han producido bajantes más o menos críticas del Paraná. Once veces en los últimos 20 años. Pero con frecuencia anual desde 2012 hasta ahora, 9 años consecutivos en que se produjo una marca mínima. Se requiere por supuesto mirar también la duración de las bajantes y los niveles alcanzados. Pero la frecuencia de un evento en un período determinado de tiempo puede considerarse marcador de tendencia y estimular miradas de medio-largo plazo hacia atrás y por supuesto hacia adelante.
Con 4880 km de longitud y una extensa red de cauces, el Paraná conduce los escurrimientos generados por las precipitaciones que se producen en su enorme cuenca (2.6 millones de km2) en la que se vienen registrando desde hace algunos años anomalías justamente en su régimen de precipitaciones.
Anomalías por lluvias de alto porte cada tanto, pero sobre todo anomalías por defecto, que son las que importan en un contexto como el presente.
Una de las consecuencias severas que puede tener un estiaje vinculado a una sequía regional que tuvo severos efectos, documentados en sucesivos informes de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (4) fue la sequía que puso en jaque en 2014 (5) el suministro de agua potable de numerosos municipios del estado de Sao Paulo, incluyendo el de la ciudad del mismo nombre, la más poblada de Brasil, por señalar sólo una.
“La falta de agua, provocada por una gran sequía de más de dos años (2012 (6)-13) pilló desprevenidos a los operadores y la administración, y evidenció los graves problemas de gobernanza hídrica de ese enorme territorio. La agricultura y la industria, consumidoras del 40% del agua del Estado, tuvieron pérdidas millonarias y la población económicamente más débil sufrió las peores consecuencias. El acopio de agua en recipientes domésticos provocó una plaga de mosquitos que originó una epidemia de dengue que empeoró la situación llegándose a momentos de gran tensión que amenazaron con un estallido social. La administración incentivó el ahorro de agua y se multó el desperdicio. La población reaccionó favorablemente y al cabo de un año llegaron las lluvias y la situación se recuperó en parte, pero ya nada volvió a ser igual en la gran urbe que se ha visto obligada a reaccionar y que ahora ve la amenaza del cambio climático más cercana y tangible, un territorio que vivió una situación insostenible, sobre el que se cierne la amenaza de un cambio climático que ya es evidente”.
Las organizaciones no gubernamentales reaccionaron de manera contundente; la Sao Paulo Research Foundation (FAPESP) (7) habilitó antes de fines de 2015 fondos concursables en torno al impacto del cambio climático en el régimen de lluvias de la región; la ciencia brasilera se movilizó rápidamente y el cambio de dinámica de los llamados ríos voladores o grandes jets (chorros) de humedad atmosférica dejaron de ser una especulación para estructurar estudios de porte.
El cambio climático, ese pavoroso efecto planetario del calentamiento global producido por el incesante aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero llegó para quedarse, impactando de lleno en un territorio en el que el crecimiento poblacional, la especulación inmobiliaria, el cambio de uso de suelo, la perdida de cobertura vegetal, la demanda de agua para consumo humano e industrial no deja de crecer, así como la degradación de calidad del recurso y otros desequilibrios ecológicos de porte. Hay una tendencia a mirar lo que llueve ahí donde estamos, ignorando hasta qué punto las precipitaciones, como otros fenómenos meteorológicos tienen configuración sistémica macro, regional y planetaria.
Notas: (1) https://www.analisisdigital.com.ar/interes-general/2019/12/03/alerta-por-la-peor-bajante-del-rio-parana-en-los-ultimos-40-anos
(2) https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/la-bajante-del-rio-parana-afecta-la-logistica-de-los-puertos-del-gran-rosario-nid2284711
(3) https://www.agritotal.com/nota/42153-historico-el-rio-parana-tiene-el-nivel-mas-bajo-de-los-ultimos-40-anos/
(4) http://www.fao.org/in-action/agronoticias/detail/es/c/509116/
(5) https://www.iagua.es/noticias/espana-brasil/fundacion-we-are-water/17/10/26/brasil-tanta-agua-y-tan-poca
(6) Año en que se reportaba también una importante sequía en Centroamérica https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2014/09/10/sequias-centroamerica
(7) Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paulo, una robusta institución que financia proyectos de investigación fundamental y aplicada. http://www.fapesp.br/9824
(*) IRH, Magíster en Gestión Ambiental, Doctoranda en Educación de las Cs. Experimentales, Docente-Investigadora de FADU-UNL.