Nicolás Perret: fútbol y medicina, dos pasiones que se complementan
El actual jugador de Ciclón Racing que todavía sigue rompiendo redes, trabaja en la parte de traumatología en el Hospital Cullen. En un lindo mano a mano con Pasión Liga, cuenta la crueldad de la pandemia desde adentro. Además, su etapa en Independiente de Avellaneda cuando compartió plantel con Emiliano Martínez. Un testimonio en primera persona de cómo el deporte y el estudio van de la mano.
Nicolás Perret. El fútbol en Ciclón Racing, su segundo hogar. Crédito: Luis Cetraro
Cuando llega el final de la secundaria, son muchos los jóvenes que no tienen definido que desean hacer. En una etapa donde las dudas son más que las certezas, algunos optan por el estudio y otros por el trabajo. Y en algunos casos, optar por un deporte y tratar de ser profesional para poder vivir de la disciplina. Quienes intentan llevar a la par dos de esas tres tareas, hacen un esfuerzo sobre humano que muchas veces los lleva a no cumplir con sus propias exigencias u expectativas.
Por eso, vale la pena poder escuchar la historia de Nicolás Perret. Un claro ejemplo de que si un camino se cierra, otro se abre. Nacido y criado en Santa Fe, opto por llegar a cumplir el sueño de ser jugador profesional en Independiente de Avellaneda luego de finalizar la escuela. Quienes lo intentan, saben lo duro que es el trayecto, más aun cuando se está lejos de la familia. En su caso, la mejor decisión luego de tres años fue el regreso a su ciudad, en donde inició su camino en la medicina. Pero por supuesto, sin dejar de lado el fútbol. Pasiones que se toman de la mano y caminan a la par.
Santafesino de pura cepa, Nicolás se crió como cualquier niño junto a su familia: "Nos tocó ser numerosos. Mis padres, y somos 5 hermanos: cuatro varones y una mujer. Me crié y vivo todavía en barrio Guadalupe. Hice jardín en Luján y luego pasé al Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, más conocida como "la tolde".
Desde pequeño, el fútbol lógicamente que estaría presente en su vida. Y sería en su primer amor, Ciclón Racing: "A la par que hice mis estudios jugaba en Ciclón Racing, donde comencé a los cinco años. El club quedaba enfrente de mi casa, todavía me acuerdo como agarraba los botines, cruzaba la calle y luego pasaba todo el día ahí adentro. Entrenaba con la categoría anterior a la mía, y luego con la posterior. Tengo los mejores recuerdos de esa época. Arranque de volante por derecha, pero con el tiempo fui jugando cada vez más arriba y terminé siendo delantero" cuenta.
Como a miles, cuando los años van pasando y las obligaciones crecen, tener el tiempo que uno desea para hacer lo que le gusta se vuelve complicado, pero la pasión era más fuerte: "Cuando llegó la secundaria no podía entrenar demasiado, se complicaba, pero lo seguí manteniendo. Mi mamá me mandaba a inglés y como me coincidían los horarios, a veces me escapaba para poder ir a entrenar. Y a la par la juventud misma, llegó la hora de las salidas con mis amigos, "los mágicos" que para mí son un pilar fundamental. Por suerte, nunca me impidió o afectó el rendimiento en la escuela y en el entrenamiento. De hecho hasta jugaba dos partidos por fin de semana, el sábado en reserva y el domingo con mi categoría" relata.
La prueba en Independiente
Nicolás Perret, hoy, uno de los jugadores más importantes que tiene la Liga Santafesina de Fútbol, pasaba sus días jugando en Ciclón Racing, defendiendo la camiseta que lo vio nacer. Pero en su corazón y en el de su familia, estaba todo pintado de "rojo diablo". Por eso, cuando llegó la chance de la prueba en Independiente de Avellaneda, no lo dudó: "Intenté ir a probarme porque soy hincha fanático, al igual que toda mi familia. Era el sueño de todos. Había casi 150 jugadores, tuve que hacer tres entrenamientos en distintos días y ahí me preseleccionaron para poder jugar allá. Me tocó una categoría muy difícil, había 7 jugadores que estaban en el seleccionado argentino, y uno de ellos era el gran "Dibu" Martínez. El coordinar me puso al tanto de que la competencia era dura, que iba a tener que pelearla para jugar" cuenta Perret.
Más allá de que lo que había soñado se estaba cumpliendo, la distancia y la falta de minutos atentaron para que la vuelta a Santa Fe sea realidad: "Si bien para uno era un sueño, también la parte que la gente no conoce es el llanto en una pensión con 60 compañeros, el no tener agua o no tener comida justamente en el lugar donde te tienen que dar todo. Me tocó una etapa de Independiente muy mala y lo sufrí mucho. Decidí volver después de que por tres partidos no me convocaron, ahí lo llamé a mi padre y le avisé que me volvía. Él me dijo que era una decisión que tomaba yo, pero que ellos me iban a respaldar", aseguró.
El regreso y el ingreso a medicina
Una vez en suelo santafesino, Nico no perdió el tiempo y enseguida comenzó una carrera: "A la par de que estaba allá, nunca deje de estudiar. No se le daba mucha importancia a la parte educativa, querían que seas jugador de fútbol. Cuando volví a Santa Fe, ingresé al ISEF donde cursé tres semanas pero me di cuenta de que quería otra cosa", analizó.
Decidir a tiempo. Nico Perret hizo la carrera de médico cuando vio que en el fútbol no había futuro como profesional. Hoy es uno de los tantos traumatólogos que trabaja en la ciudad de Santa Fe. Crédito: Gentileza
"Ahí tomé el camino de la medicina. Me preparé todo ese año, venía de formación básica y la verdad que necesitas prepararte muy bien. Hice el ingreso y pude entrar. Es una carrera muy difícil, tenes que estudiar mucho, leer constantemente y tener la posibilidad de que la familia te pueda dar una mano y bancar todo ese tiempo. Uno tiene que dedicarse y dejar cosas de lado. A veces cursas y no podes faltar, lo mismo con un examen, o se te junta el tiempo de estudio, y no podes entrenar o jugar. Mi premisa fue siempre esa, tratar de llevar las dos cosas a la par. Mi pasión es el fútbol y no quería dejar de hacerlo" cuenta, en un claro ejemplo de que la Universidad llega para cambiar la vida de las personas, porque la dedicación y la responsabilidad debe ser total.
La pandemia desde adentro
Nadie olvidará el mes de marzo del 2020. El coronavirus azotaba al mundo y Argentina no sería la excepción. Con mucho sacrificio, Nicolás Perret se recibió antes de la cuarentena y casi de manera inmediata, comenzó las prácticas como traumatólogo en el Hospital José María Cullen, el nosocomio central de la pandemia. "Lamentablemente cuando llegó el virus, el hospital terminó siendo el de mayor referencia en la provincia de Santa Fe. Tuvimos que dejar de lado la traumatología y dedicarnos de lleno al COVID. La verdad que se sufrió mucho desde adentro, mucha gente la pasó realmente mal. Tenía compañeros que debían doblegar horarios, y todo ese esfuerzo te terminaba colapsando, había mucho llanto. A mi novia que hace clínica médica le pasó y lo pude vivir desde ese lado" relata con tristeza.
Para colmo de males, su familia se contagió y la pasó realmente mal, en especial su padre: "En mi caso me tocó sufrir con mi papá, que estuvo internado en terapia intensiva y estuvo realmente mal. El tenía patologías de base y eso hizo que le afectara gravemente los pulmones, pero gracias a la excelente atención del hospital lograron salvarle la vida. Le quiero agradecer a ellos, porque la verdad hicieron que deje de lado un poco mi función para dedicarme por completo a él, y también a mi abuela que estaba internada al mismo tiempo. A mi novia le tocó igual, porque su abuela lamentablemente debió ser hospitalizada a la par. Nos dividíamos la tarea entre los dos para atenderlos, fueron momentos complicados pero por suerte hoy es toda una anécdota" comentó Nicolás.
Ciclón Racing: ese amor inexplicable
Así como en la vida, el fútbol tiene mucho de ironía. La prueba es el caso de los Perret, que siendo reconocidos hinchas de Independiente, abrazan con locura el celeste y blanco de Ciclón Racing, el club de sus amores en Santa Fe y son parte de la gran familia de la Liga Santafesina de Fútbol.
A día de hoy, Nicolás Perret sigue jugando, pero ve las cosas de otro modo: "En el plantel soy uno de los más grandes. Lógicamente que al ser traumatólogo, me consultan constantemente cuando les sucede algo, y como hay muchos que no tienen obra social, decido llevarlos al hospital para darles una mano en lo que necesiten. Siempre trato de inculcarles lo que a mí me transmitieron y que ellos se lleven lo mejor. Es importantísimo estar dentro del club, cuando uno ve las cosas que pasan en la sociedad se hace difícil entender el porque. La Liga misma es una oportunidad para que los chicos puedan dejar de estar en la calle y se alejen de todas las cosas que pueden hacer que su camino se desvíe" dice con responsabilidad.
"La obsesión por ser campeones con Ciclón Racing siempre está, es el sueño. En 2018 fuimos subcampeones y salí goleador de la Liga Santafesina. Esa espina nos quedó y trabajamos para poder volver a pelear. Hoy estamos con RAmón Centurión, renovando proyectos e ideas y queremos a partir del próximo semestre sin duda ser protagonistas".
Nicolás siempre ayudó al club con sus muchísimos goles dentro de la cancha y con la traumatología para cuando se requiere. La única función que adeuda es la dirigencial, algo que no teme: "Me veo como dirigente de la institución también, los momentos que estuve lesionado siempre estuve cerca y tratando de dar una mano. Mi papá en muchos casos nos ha prestado las camionetas para viajar a San Justo, San Carlos o donde nos toque viajar. Mateo, mi hermano más chico, da una mano como utilero. Seguramente el tiempo me ponga como directivo" afirma con responsabilidad.
La familia Perret. El apoyo de papá, mamá y sus hermanos para lograr cosas importantes. Hoy, Nicolás disfruta de su trabajo y juega al fútbol en los torneos de la Liga vistiendo la camiseta de Ciclón Racing.
La gran familia Perret
Con mucho orgullo, Nicolás afirma que su familia es trabajadora desde siempre: "Mi papá es el más conocido por su empresa de transporte y mi mamá, como docente. Dos de mis hermanos son maestros, y Lucas que es abogado. Los más chicos ahora están en etapa de formación, pero también tienen la idea de estudiar. Siempre estamos muy cerca, a pesar que los tres mayores se fueron de casa, el domingo o el feriado es motivo de juntarse casi de manera obligada".
El futuro en Santa Fe
Parando la pelota, y mirando para adelante, no se ve lejano a su realidad: "Me queda un año y cuatro meses para poder terminar la residencia en traumatología. No tengo la idea de irme a otro lado, pero la clínica privada o el hospital será mi lugar seguramente. Sé que hay muchos que deciden tomar el camino a Ezeiza, que está un poco de moda. Si bien sé que las oportunidades son otras, prefiero quedarme a luchar desde el lugar que me toque" cuenta.
"Mi lugar en el mundo, no es muy distante a lo que hago hoy, en mi querida Santa Fe. Con Victoria, mi novia, con quien vivimos juntos, y pumba, mi perrito salchicha. Podría decir muchas cosas de la ciudad nunca me podría ir de acá, es el seno de mi familia y de mis amigos. Le debo todo a esta ciudad, y se lo voy a devolver desde mi lugar, ejerciendo mi profesión en el lugar que me toque. Y poder continuar con el fútbol y estar siempre ligado a Ciclón Racing, que es el club que me representa y que siempre trató de aportarle algo" afirma Nicolás, agradecido de todo lo que vivió y vive en La Cordial.
Mensaje para los chicos
Con la madurez y el recorrido necesario a pesar de superar apenas los 30 años, trata de transmitirle a los más jóvenes todo lo que aprendió: "Lo más importante les diría que es la constancia en lo que deseen hacer, más si es una carrera universitaria o en el deporte. Es insistir todos los días en lo que uno se propone, y convencerse de eso porque los sueños se pueden cumplir".