Decidida a lograr su primer triunfo político como jefa del bloque oficialista en el Senado, Patricia Bullrich busca que la reforma laboral ingrese y se apruebe en la Cámara alta antes de fin de mes.

La flamante jefa del bloque oficialista en el Senado pretende dictaminar la reforma laboral esta misma semana para llevarla al recinto antes de fin de mes. Confía en que el clima político y las alianzas legislativas le permitirán mostrar su primer triunfo al frente de la bancada libertaria.

Decidida a lograr su primer triunfo político como jefa del bloque oficialista en el Senado, Patricia Bullrich busca que la reforma laboral ingrese y se apruebe en la Cámara alta antes de fin de mes.
La dirigente pretende darle un trámite exprés al proyecto que la Casa Rosada enviará en las próximas horas, convencida de que el momento político ofrece una oportunidad única: el Gobierno quiere mostrar avances concretos y el clima legislativo, según su lectura, puede permitirlo.
“Mi idea es que este miércoles los bloques propongan sus senadores para integrar la comisión laboral y empezar a tratarlo de inmediato”, dijo Bullrich a LA NACIÓN. La exministra de Seguridad asumirá formalmente su banca este miércoles y, aun antes de ocupar su escaño, ya diseña el camino parlamentario de la iniciativa, que ella misma presidirá desde la Comisión de Trabajo.

El plan es ambicioso: dos reuniones de comisión —jueves y viernes— y la posibilidad de emitir dictamen esta misma semana. Así, la reforma podría ser tratada en el recinto en los días siguientes.
“Esta no es una reforma difícil; es equilibrada y se debatió en el Consejo de Mayo. No es una flexibilización clásica”, afirma.
La senadora electa también descarta ampliar el debate con expertos, gremios o empresarios. Para ella, ese capítulo está saldado: “Ya participaron en el Consejo de Mayo, ya dieron sus puntos de vista”. El Gobierno apuesta así a un tratamiento breve, sin audiencias públicas que puedan demorar el avance.
Bullrich se muestra particularmente molesta por la lectura que algunos medios hicieron del borrador filtrado la semana pasada. “No es verdad que cambia la indemnización. La ley siempre habló de un mes por año de trabajo. Eso se mantiene”, sostiene.
Sus cuentas indican que el oficialismo podría reunir 34 voluntades: los 20 senadores libertarios, los 10 radicales —a quienes considera “reformistas”— y los 4 del Pro.
Para llegar al quórum y la mayoría absoluta necesita tres más. Esos apoyos podrían surgir de las conversaciones que el ministro del Interior, Diego Santilli, mantiene con gobernadores que aportan una media docena de legisladores clave, entre ellos Misiones, Neuquén, Salta y los tres senadores de Provincias Unidas.

Los santacruceños Natalia Gadano y José María Carambia representan un capítulo aparte: cada proyecto requerirá una negociación distinta, ya que no responden directamente al gobernador Claudio Vidal.
En el radicalismo prevalece la cautela: su jefe, Eduardo Vischi, prefirió no fijar posición hasta conocer la versión final del Ejecutivo. El Pro, en tanto, atraviesa un proceso de desintegración interna luego de la salida de Beatriz Avila, lo que deja al bloque con apenas cuatro integrantes.
En el Senado, además, resta definir las comisiones, una tarea que Bullrich deberá coordinar con el secretario parlamentario Agustín Giustinian y con la vicepresidenta Victoria Villarruel. La titular del cuerpo ha mostrado un riguroso apego al reglamento, lo que obliga al oficialismo a negociar cada paso.
Aun así, Bullrich confía en que la reforma laboral será el primer gran avance legislativo del mileísmo en la Cámara alta. Y quiere que sea rápido. Muy rápido.