La Casa Rosada se lleva porciones cada vez más altas de los sueldos

Entre la inflación y los impuestos se achica la capacidad de compra real de los asalariados, a pesar de las paritarias. Foto: Mauricio Garín

De la redacción de El Litoral
[email protected]
economia@ellitoral El “modelo” no sólo funciona con el esquema fiscal de los ‘90, sino que además -mediante la inflación- se queda cada año con mayores porciones de los salarios por vía de “ganancias” que no son tales, sino que son simples crecimientos “nominales” de los ingresos de los trabajadores, que no significan mayor poder adquisitivo. Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal que firman Andrés Mir y Nadin Argañaraz revela que en 2007 el 9 % de los asalariados pagaba ese gravamen, en tanto que hoy el impuesto alcanza al 25 % del sector. A pesar de las paritarias que actualizan salarios promedio al 20 % en los últimos años, los topes sobre los que se aplica el impuesto son los mismos que en 2001. Para la Casa Rosada es un negocio conveniente, porque embolsa más recaudación; para los trabajadores, en cambio, disminuye la recuperación real de los salarios. “Los trabajadores que quedan incluidos en el impuesto ven cómo año a año un ingreso real similar (representado por ingresos nominales mayores para compensar la inflación) queda sujeto a alícuotas impositivas legales superiores, generando un incesante incremento de la presión tributaria efectiva”, advierte el informe. “En consecuencia -dice- un número creciente de trabajadores ve disminuido su ingreso real ya que debe destinar parte de los incrementos nominales de ingreso obtenidos, que son percibidos meramente como una recomposición del poder de compra de sus salarios, a tributar porcentajes crecientes de Impuesto a las Ganancias”. De hecho según el cálculo del Iaraf, en el año 2012 un gran número de trabajadores vio cómo el incremento salarial pactado en las negociaciones paritarias que estuvo en torno al 25% terminó siendo en realidad inferior (en torno al 21% o 22%) como consecuencia del gran aumento en las retenciones de Impuesto a las Ganancias deducidas de sus recibos de haberes. La presidenta Cristina Fernández tomó sobre fin del pasado año una medida provisoria para aliviar la carga. Pero el sistema sigue vigente de cara a las paritarias de este año y genera nuevas tensiones sindicales; tanto Hugo Moyano como la CGT oficialista han pedido aclarar el escenario antes de las negociaciones salariales, pero la Casa Rosada usa el mecanismo recaudatorio como presión para contener la inflación y para no ceder recursos en medio de un creciente déficit fiscal.

Una puja distributiva muy especial

Hugo Moyano descreía del Indec incluso cuando era kirchnerista y decía manejarse con la inflación “del changuito” del súper. Ahora el dilema es para los “gordos” que antes eran oposición y ahora son oficialistas, pero también reclaman un cambio del rumbo fiscal. Según el Iaraf, las bases de cálculo de Ganancias sobre el salario deberían actualizarse entre un 55 y un 60 % respecto de los valores actuales para evitar que la Casa Rosada “se asocie” al bolsillo de los trabajadores. La puja distributiva se da de hecho por un avance del gobierno antes que por una compensación paritaria a la inflación. “Las altas expectativas inflacionarias de los representantes de los trabajadores, y las moderadas proyecciones de rentabilidad de los empleadores para el año 2013 permiten vislumbrar una negociación salarial difícil y potencialmente conflictiva”, señala el Iaraf.

$ 5.942 tributaría por todo 2013 un sueldo mensual promedio de $ 7.500

para el caso de un trabajador soltero, si el gobierno no actualiza la base imponible.

Rebajas En 2012, un trabajador casado y con dos hijos que alcanzó ingresos mensuales entre 10 y 15 mil pesos, cedió al gobierno nacional entre 2,4 y 3,9 % de sus ingresos según el cálculo del Iaraf, en concepto de impuesto a las Ganancias, si se presume un aumento salarial del 25 %. Como la inflación real está en ese orden, el aumento nominal del salario no compensó la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. Eso significa que el trabajador perdió capacidad de consumo, respecto de 2011, salvo que se tome en cuenta la inflación del Indec o se hagan las compras en el Mercado Central de Buenos Aires.

Lo que se puede esperar para el año que se inicia Para que este año no haya mayor presión fiscal sobre los salarios, y teniendo en cuenta una demanda sindical promedio del 25 % en paritarias, el Iaraf calcula que el gobierno debería ajustar mínimos no imponibles y deducciones, y al mismo tiempo actualizar en un porcentaje similar los topes de los tramos de la escala progresiva del impuesto. Pero si el gobierno mantiene inalterados los mínimos, deducciones y tramos de escala, entonces un trabajador casado con dos hijos comenzará a tributar como tasa efectiva del Impuesto a las Ganancias, 1,6 % para ingresos netos de $ 7.500, 6,6 % por ingresos de $ 10 mil; 10,8 % por salarios mensuales promedio de $ 12.500 y 14,5 % por ingresos de $ 15 mil. Cabe recordar que la presión fiscal sería mayor para un trabajador soltero en la misma hipótesis de que el gobieno nacional no actualice la base de imposición. Así la tasa efectiva del impuesto será de 0,7 % para un ingreso mensual promedio de $ 5.00; 6,6 % para $ 7.500; 11,4 % para $ 10.000; 15,4 % para sueldios de $ 12.500 18,7 % para ingresos promedio mensuales de $ 15 mil.