El Litoral / dpa


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La ‘marcha federal‘ que recorrió gran parte de Argentina y finalizó hoy en Buenos Aires significó la tercera protesta multitudinaria contra las políticas del presidente, Mauricio Macri, en un lapso de solo nueve días.
‘Por Pan y Trabajo‘ fue la consigna de una movilización que había partido el lunes desde cinco ciudades, todas ellas situadas a más de 1.200 kilómetros de la capital argentina, a la que los asistentes llegaron a pie o en buses.
La histórica Plaza de Mayo, justo enfrente de la Casa de Gobierno, fue el lugar en el que culminó la movilización protagonizada por organizaciones sociales, políticas y sindicatos que rechazan el programa económico de Macri.
La ‘marcha federal‘ reunió a unas 300.000 personas, según los organizadores, y fue la tercera manifestación crítica del Gobierno en pocos días.
La primera de ellas, el 23 de mayo, convocó a miles de maestros que también desde diferentes ciudades argentinas llegaron a Buenos Aires para reclamar la reapertura de la discusión salarial en medio de una huelga nacional.
Dos días después, el 25 de mayo, al celebrarse 208 años de la llamada ‘Revolución de Mayo‘, el inicio del proceso independentista argentino,Âáuna multitud encabezada por artistas afines al kirchnerismo colmó la tradicional Avenida 9 de Julio en contra de la negociación que la administración de Macri inició semanas atrás para obtener un auxilio que le permita al país obtener oxígeno financiero.
‘ProtestasÂácomo la marcha federal de hoy son protagonizadas por argentinos que buscan conservar algo que habían conseguido y ahora se encuentra en riesgo‘, explicó a dpa Lorena Moscovich, Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y profesora de la Universidad de San Andrés (UdeSA).
Se trata, dijo Moscovich, de protestas ‘reactivas que se deciden cuando un gobierno avanza cercenando beneficios‘.
Manifestaciones como las últimas, indicó la especialista, tuvieron como punto de origen otras que a fines de 2017 expresaron el rechazo de una parte de la sociedad a una reforma jubilatoria impulsada por Macri en el Parlamento.
El debate legislativo se dio mientras afuera del Congreso militantes de partidos políticos se enfrentaron violentamente durante horas con la policía, que desalojó la protesta con balas de goma y gases lacrimógenos.
Moscovich opinó que existe un ‘descontento creciente‘ en los sectores sociales de Argentina que en octubre de 2017 votaron en favor de los candidatos de Macri en las elecciones legislativas de medio término, en las que la coalición gobernante de centroderecha Cambiemos obtuvo el triunfo en los principales distritos del país.
‘El alza de la inflación y de las tarifas de los servicios públicos es un problema para los argentinos, que además pierden poder adquisitivo al no estar reconocida en el mismo nivel su demanda de aumentos salariales. Por eso hay un clima social que da sustento a estas protestas‘, agregó.
Moscovich admitió que todavía es difícil saber qué impacto tendrá el descontento social en las próximas presidenciales de 2019, en las que Macri podría buscar un nuevo mandato.
Sin embargo, analizó que la oposición política ‘se vio fortalecida‘ y el Gobierno de Macri ‘debilitado‘ después de la turbulencia financiera que sufrió semanas atrás y por las que tuvo que recurrir al FMI en busca de un crédito multimillonario.
A cambio de ese auxilio financiero se espera que el organismo internacional plantee a Macri una serie de condiciones, entre ellas una fuerte reducción del déficit fiscal y otras reformas estructurales en su plan de gestión.
‘Las consecuencias de un acuerdo con el FMI todavía no se conocen pero los manifestantes nombran algo que está ocurriendo ahora y que estiman se agravará luego: un ajuste económico. Si Macri no resuelve las cosas que dijo iba a resolver del gobierno de Kirchner, su proyecto va a perder efectividad‘, agregó Moscovich.