Luis Rodrigo
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En el Plenario Socialista que se reunió esta mañana en Santa Fe, las palabras decían una cosa y las caras otras. Hubo abrazos, fotos, sonrisas y todo tipo de muestras de optimismo, en el contacto de las figuras más importantes del PS con los militantes, pero los rostros no pudieron ocultar cierto rictus de tensión -cuando no de decepción- por las circunstancias políticas que vive la provincia.
El oficialismo, derrotado y con aspiraciones a mostrar lo ocurrido como un empate técnico, necesita que termine cuanto antes el escrutinio definitivo que archive las dudas y las sospechas -algunas agraviantes- sobre el proceso electoral,y -sobre todo- que en Santa Fe vuelva la campaña.
El escenario elegido fue el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL, en calle Moreno. Debe advertirse que entre los dos protagonistas principales: el gobernador Antonio Bonfatti y el candidato a gobernador Miguel Lifschitz, al menos en cómo se tratan públicamente, se nota la misma proximidad que durante toda la campaña.
Por estos días, entre las declaraciones del ex intendente y las del ministro de gobierno Rubén Galassi respecto de las responsabilidades de los técnicos que presentaron la información del escrutinio provisorio (ver aparte) se habían tejido especulaciones sobre roces entre el gobernador que ganó la elección de Diputados con comodidad y el hombre que aspira a sucederlo en la Casa Gris.
Militantes, funcionarios de la provincia, autoridades partidarias y la mesa que conduce a nivel nacional el PS fueron a levantar los ánimos de quienes llevan adelante la lucha electoral. Los socialistas hacen cálculos, ven que el nivel de votantes de Del Sel “no ha perforado su techo” y sostienen que pueden vencerlo si el oficialismo recupera su caudal de adhesiones.
El plenario se llevó a cabo a puertas cerradas, con la presencia de invitados de otras fuerzas políticas que habitualmente concurren a estas reuniones, como el líder de Pares, Antonio Riestra.
Hermes Binner, acaso el único de saco, también participó de la reunión. Y sumó su figura a un propósito que es más emocional que político, que tiene más interés puertas adentro del partido que en su relación con el resto de la sociedad. Es que como en las charlas que dan los técnicos de fútbol en el entretiempo cuando un partido se va perdiendo, en el PS urge recuperar la actitud.
Tras una parada obligatoria en el stand del MNR, entraron al salón dirigentes veteranos como Oscar Lamberto y Juan Carlos Zabalza, y otros más jóvenes como Marcial Sorazábal o Mariano Cubertino. No faltaron las generaciones intermedias (Pablo Farías, Marta Fassino, Marcos Escajadillo) y las nuevas incorporaciones como Emilio Jatón.