La realidad de las rutas del norte

Eloy Rodríguez
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Una negación proveniente, quizás, de una errónea interpretación de la realidad geográfica que ubica a 9 de Julio, con 1.670.000 has. y escasa densidad poblacional, en el “medio” de dos rutas nacionales de vital importancia, como son la Ruta Nacional 11 y su similar 34, ya que si bien de sur a norte está atravesado por la R.N. 95, ésta no adquiere la relevancia de las dos anteriormente citadas, en cuanto a tránsito y transporte productivo.

La realidad indica aceptar que Reconquista y Avellaneda, por sus ubicaciones privilegiadas y por correctas políticas departamentales de inserción, se transformaron en un óptimo polo productivo, por estar a la vera de la Ruta Nacional 11, por sus cercanías al río Paraná (pensando en un futuro puente que una el norte provincial con Corrientes) y por la Hidrovía Paraguay-Paraná-Río de la Plata.

Regionalizar es conectar al departamento 9 de Julio con dicho polo productivo a través de la ejecución de rutas transversales, propuestas en su oportunidad por el ex gobernador Jorge Obeid. Se trata de las rutas 30, 31 y 32, ya que la 98 está pavimentada desde Tostado hasta Vera, y hacia el oeste hasta la ciudad de Bandera (Santiago del Estero), pudiéndose agregar un “olvido”, que data de 1982, para pavimentar la Ruta 290-S, acceso a la localidad de Pozo Borrado.

Una por una

Estas rutas de haberse construido oportunamente hubieran coadyuvado con el escurrimiento hídrico en épocas de inundaciones y evitado la anarquía de canales existentes.

La Ruta Provincial 30, mayoritariamente de calzada natural, entra a Santa Fe por el vértice noroeste proveniente de Santiago del Estero, pasa al sur del paralelo 28 (límite con Chaco) y termina en la R. N. 11, bifurcándose hasta Las Toscas y Florencia (Gral. Obligado). Comunica la zona norte de la provincia pasando por Los Amores.

La Ruta 31 tiene una longitud de 270 Km (desde la R.11 hasta la Interprovincial 35, límite con Santiago del Estero) de los cuales 60 Km. corresponden al departamento General Obligado, 120 Km al departamento Vera y los restantes 90 Km. al departamento 9 de Julio. En superficie “verense”, se encuentra asfaltada desde la Ruta 11 hasta Tartagal. Desde aquí hasta Intiyaco la traza es de calzada natural, adecuada para futuro pavimento, con sus respectivas alcantarillas. Desde Intiyaco hasta la Ruta 13 (límite con 9 de Julio), la Ruta 31 pasa por el paraje “El Capador” (sitio intermedio entre las Rutas 3 y 13) ofreciendo un mejoramiento en el “levantado” del terreno, faltándole las obras de arte (alcantarillas, puentes, y aliviadores).

Ya en 9 de Julio, desde la R. 13 hasta la Ruta Provincial 77, su traza es similar al tramo anterior, pero con construcción de cunetas, realizada con maquinarias del Gobierno Provincial. Desde la R.77 a la Ruta Nacional 95 (35 Km) el camino es de calzada natural, conservado en buen estado. Desde la 95 hasta la Ruta Provincial 91 está pavimentada, mediante la Ruta 293-S, acceso a la localidad de Santa Margarita y desde aquí hasta la interprovincial 35, se han construido 8 Km. de concreto granular y los 12 km. restantes son de calzada natural hasta el límite con Santiago del Estero.

La Ruta Provincial Nº 32, también tuvo un intento regionalizador. El lunes 20 de setiembre de 2004, alrededor de 200 productores se congregaron en la sede comunal de San Bernardo (9 de Julio) para interiorizarse sobre las mejoras propuestas de ripio y futura pavimentación de 165 Km existentes desde la Ruta Nacional 95 hasta Fortín Olmos (Vera). La idea de la diputada de aquel entonces, Julia Pesaresi, tomó forma a través del apoyo de dos ex presidentes comunales, Aldo Iñiguez (San Bernardo) y Héctor Gómez (Fortín Olmos). Se presentaron dos alternativas 1) hacer transitable la Ruta 32 hasta la interprovincial Nº 13, llegar hasta la Ruta 40 (ubicación de las localidades “fortineras” de Tres Pozos, Charrúa y Chilcas) y desembocar en Olmos y 2) conectar la Ruta 32 con la Ruta 13 y en cercanías de la laguna La Tigra, arribar al mismo destino. Esta última disyuntiva era de costo más elevado pero disminuía el trayecto en aproximadamente 30 Km. Los productores decidieron, apoyar la primera posición, planteada por Héctor Gómez. ¿Por qué el destino era Fortín Olmos? Porque desde esta localidad hasta Reconquista existen 78 Km pavimentados. De dicha convocatoria participaron funcionarios de aquel 2004: Jorge Grvabac (Administrador de la DPV); el Ing. Mario Battle Casas (Sub administrador), Alberto Paduán (Presidente de Corenosa); los senadores provinciales Raúl Gramajo (actual senador de 9 de Julio); Hugo Puchetta (actual senador de Vera); los presidentes comunales ya citados; Enrique Fedele (intendente de Tostado); miembros del Concejo Deliberante; la diputada Julia Pesaresi; más de 30 representantes de instituciones intermedias, alrededor de 200 productores; adhirió el Bloque Justicialista de presidentes comunales de General Obligado, el Senador Héctor Ocampo y entidades rurales. Pero pudo más la mezquindad “politiquera” ya que sólo se ripiaron los primeros 8 Km, desde la Ruta Nacional 95. Así se esfumó la posibilidad de construir un corredor transversal productivo desde Santiago del Estero pasando por los tres departamentos del norte santafesino.

Romper inercias

¿Por qué oponerse a la construcción de la Ruta 31? ¿Por qué no recomenzar el proyecto de la Ruta 32? ¿Por la bizantina excusa que el departamento 9 de Julio es productor de materias primas que se industrializan en Reconquista y Avellaneda? ¡Pero si esa es la realidad!, con el agravante de subestimar a 9 de Julio ya que no sólo es productor de materias primas, también existen comercios, servicios, mataderos, demotadora, empleados públicos, hospitales, juzgados, seguridad, industria metalmecánica, cooperativas, Cámara de Empresarios, Sociedad Rural, etc. También es real que no habrá futuras industrias hasta que no se solucione la problemática del agua.

Si se espera que el Departamento 9 de Julio tenga las obras de infraestructura que merece (anillado energético, acueducto, gas) seguirá aislado por muchos años más. Aislado por sucesivos gobiernos provinciales, por la escasa influencia electoral, y por la interesada lectura de una realidad departamental que ocasiona una inercia para el desarrollo regional.