Semana nacional contra el dolor por cáncer: "No nos es indiferente"
El dolor afecta a más del 50% de los pacientes con cáncer al momento del diagnóstico y a más del 80% en estadios avanzados. No obstante, un porcentaje muy bajo accede a tratamientos para aliviarlo. Una especialista explica la importancia de esta semana de difusión.
"Hoy buscamos que los cuidados paliativos se inicien desde el diagnóstico, como sucede en países del primer mundo", dijo la médica Laura Aresca. Foto: El Litoral
Estos días se viene realizando en todo el país la segunda edición de la Semana Nacional Contra el Dolor por Cáncer, organizada por el Consejo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Argentina de Medicina, bajo el lema "El dolor no nos es indiferente". La iniciativa busca concientizar sobre la magnitud del dolor por cáncer y mejorar el acceso de los pacientes a cuidados paliativos.
Hasta este viernes 26, se desarrollan jornadas académicas, encuentros interdisciplinarios, consultas gratuitas para pacientes, además de actividades comunitarias y propuestas artísticas con contenido social en distintas ciudades del país.
"El dolor es un síntoma muy prevalente del cáncer", indicó la Dra. Laura Aresca, vicepresidenta del Consejo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Argentina de Medicina. Según datos difundidos por la entidad, el dolor afecta a más del 50% de los pacientes con cáncer al momento del diagnóstico y a más del 80% en estadios avanzados.
Desde 2022, el país cuenta con la Ley Nacional de Cuidados Paliativos (Nº 27.678), pero desde el sector insisten en la necesidad de que se traduzca en acciones concretas que garanticen el derecho al alivio del dolor.
El dolor es un síntoma muy prevalente del cáncer. Foto: El Litoral
"Muy poco aliviado"
-¿Por qué es importante hacer esta difusión sobre la Semana Nacional Contra el Dolor por Cáncer?, preguntó El Litoral a la Dra. Aresca.
-Porque a pesar de su prevalencia, menos del 14% de quienes necesitan cuidados paliativos acceden a ellos efectivamente en Argentina. Muchas veces la consulta inicial se da por dolor, y eso es lo que alerta sobre la posibilidad de un cáncer. El problema es que en nuestro país muy pocas personas acceden a un control adecuado del dolor y a un equipo formado para acompañar.
Hay que aclarar que una cosa es el dolor crónico, como consecuencia de una artrosis, y otra es el dolor vinculado a una enfermedad que pone en riesgo la vida. Ahí se juegan cuestiones existenciales, psicológicas y sociales. Si sólo nos enfocamos en el dolor físico y no lo miramos de manera integral, estamos privando a esa persona de un alivio real de su sufrimiento. Se necesita una mirada que contemple que esa persona también puede estar sufriendo porque se quedó sin trabajo, porque su sexualidad se modificó, porque su imagen corporal está alterada, porque a lo mejor está atravesando duelos paralelos; es decir, otras cuestiones que lo están complejizando.
Laura Aresca, del Consejo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Argentina de Medicina.
"Vivir con menos dolor y más dignidad"
-Existe además la creencia de que los cuidados paliativos son solo para personas en el final de la vida, y eso puede sonar muy duro para el paciente.
-Históricamente fue así, pero hoy buscamos que se inicien desde el diagnóstico, como sucede en países del primer mundo. En occidente, de la muerte casi no se habla, es un tema tabú. Y cáncer y muerte suelen asociarse porque años atrás tenía una alta tasa de mortalidad. Hoy, en cambio, hay muchos tratamientos, se avanzó y mucha gente se cura. Entonces, es muy difícil hablar de cuidados paliativos y tratar de introducir el concepto de que no son sinónimos de muerte sino de mejor calidad de vida. Queremos que la gente entienda que ser asistido por un equipo paliativo no significa una condena, sino una oportunidad de vivir con menos dolor y más dignidad.
-¿Qué estrategias existen para aliviar el dolor por cáncer?
-Hay dos grandes abordajes: el farmacológico y el no farmacológico. El primero incluye la llamada "escalera analgésica" de la OMS: desde analgésicos comunes como paracetamol o ibuprofeno, pasando por opioides débiles como la codeína, hasta opioides fuertes como la morfina o el fentanilo. No se trata de recorrer todos los pasos, sino de actuar según la intensidad del dolor. Lamentablemente persisten mitos sobre la morfina y los opioides, como que generan adicción o que se usan solo en el final de la vida. La droga en sí no es peligrosa; lo peligroso es que no se use correctamente.
-¿Y cuáles son los tratamientos no farmacológicos o complementarios?
-Incluyen psicoterapia, psico-oncología, terapias complementarias como yoga, meditación, reiki, reflexología, acupuntura y masajes terapéuticos, siempre a cargo de profesionales capacitados en cuidados paliativos. También ayudan en la adaptación a pérdidas parciales -por ejemplo, la caída del cabello, una cirugía mutilante o la alteración de la imagen corporal- que generan duelos reales. Siempre es importante hacer estas terapias con alguien que esté formado en el tema en cuidados paliativos, porque sino se corre el riesgo de que se le digan algunas cosas al paciente que no lo ayudan.
Todo esto es fundamental para que el paciente se sienta acompañado y vuelva al contacto humano, que es importantísimo. Entonces, qué bueno que las personas que están gravemente enfermas, puedan tener ese contacto que nos aúna y que nos humaniza.
-¿Dónde puede consultar alguien que no sabe cómo acceder a cuidados paliativos?
-Durante esta semana, en la página web de la campaña se puede llenar un formulario y un voluntario se pondrá en contacto. Si hay un profesional en la zona, derivará directamente; y si no, se brindarán referencias de lugares o equipos a los que recurrir. La idea es que nadie quede sin acceso a información y orientación.
Más información
Las consultas se hacen por la página www.sindolorporcancer.com.ar y de allí los voluntarios los derivan al consultorio de su ciudad o el más cercano.
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