Danilo Chiapello
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Las mujeres lo atacaron armadas con un pico de botella. El chofer sufrió heridas cortantes en el rostro y en una mano. Terminó con varios puntos de sutura.

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“Creo que fue una desgracia con suerte.... para ellas y para mí. Porque si yo lograba salir del auto en ese momento, no sé cómo habría reaccionado. El grado de violencia y bronca que tenía era muy grande. Podría haber pasado cualquier cosa”, reflexiona Andrés Acosta.
Andrés hace más de 20 años que recorre las calles de nuestra ciudad a bordo de un remís. Es un “experto” en eso de andar en la noche. Sin embargo, esta madrugada estuvo al borde de la muerte.
Dos mujeres, a las que minutos antes había tomado como pasajeras, lo atacaron armadas con un pico de botella. Le ocasionaron heridas cortantes en el rostro y en una mano. Ya en el hospital debieron colocarle varios puntos de sutura.
No vi nada sospechoso
Anoche siendo las 2, tomé un viaje en Javier de la Rosa y Peñaloza. Eran dos mujeres jóvenes, de entre 25 a 30 años, bien vestidas, que me pidieron ir hasta la plaza Pueyrredón. Iba todo normal, no vi ninguna actitud sospechosa”, comenzó diciendo Andrés en diálogo con El Litoral.
“Pero cuando estaba llegando a la altura de la Plaza de las Banderas una de ellas me pide si podía ir hasta su casa porque se había olvidado un documento. Me hacen desviar entonces hasta Avellaneda y Gutiérrez.
"Cuado llegamos yo paro el auto y la que venía sentada atrás me pone un objeto cortante en el cuello. En ese momento yo no sabía si era una faca o qué era. Después me doy cuenta que es un pico de botella de vino.
"Siento el pinchazo y trato de defenderme. Logro reducir a una de las chicas que se baja del auto. En eso la otra me tira un puntazo y me corta el dedo. Después otro puntazo y me pega en la cara..., me corta el labio.
"La quiero reducir pero salió corriendo. La quise agarrar pero tuve la mala fortuna que se me trabó el pantalón con la palanca de cambios".
Ella en problemas...
Más adelante, Andrés explicó que “en el escape, la chica se olvidó una campera donde estaba su teléfono celular y sus documentos, así que ahora está en problemas”.
“Luego llegué a la base y mis compañeros se asustaron. Había mucha sangre por todos lados, en mi ropa, todo el auto con sangre... Vino el Comando Radioeléctrico y después la ambulancia que me llevó al hospital. Me pusieron 4 puntos en total porque las heridas eran profundas”, relató.
“Creo que fue una desgracia con suerte, para ellas y para mí. Porque si yo lograba salir del auto en ese momento, no sé cómo habría reaccionado. El grado de violencia y bronca que tenía era muy grande. Podría haber pasado cualquier cosa. Así que fue un susto nomás”, confió.
Tenemos que unirnos
“Siempre volvemos a lo mismo. Hace poco, le tocó a un colega taxista, asaltado en Villa Hipódromo. Hacemos marchas, pero siempre somos los mismos. De una vez por todas esto se tiene que terminar. Tenemos que unirnos todos porque así no se puede más. En un minuto una persona cualquiera te arruina la vida...”, advierte.
“Soy remisero desde hace 20 años. Toda mi vida trabajé en la calle. Estas cosas te tiran para atrás, uno piensa en la familia en esos momentos y entonces todo se complica. Pero bueno, dentro de todo fue una desgracia con suerte”, culminó.