“Algunos personas se tiraron debajo del cajón. Otros buscaron refugio en los cuartos”, dijo Marta, la abuela de la menor. Foto: Danilo Chiapello
Delincuentes tirotearon la vivienda donde estaban velando a la jovencita asesinada el sábado. Más tarde, incendiaron la casa del acusado que ya se encuentra en libertad. Familiares de la infortunada fueron a reclamar a la Secretaría del Menor.

“Algunos personas se tiraron debajo del cajón. Otros buscaron refugio en los cuartos”, dijo Marta, la abuela de la menor. Foto: Danilo Chiapello
Danilo Chiapello
“Tiraban con escopetas, pistolas, carabinas...”. “Esto parecía la guerra”.
Las frases pertenecen a familiares de María Laura Cabrera (la menor de 14 años asesinada en Alto Verde) los que fueron tiroteados en pleno velatorio.
El sábado, cerca de las 22, medio centenar de personas se encontraban en la casa de la abuela paterna de la chica dando el último adiós.
Pero el ritual tuvo un impensado giro cuando de repente comenzaron a escucharse impactos de bala que se estrellaban contra la humilde casa ubicada en la manzana 3.
“Los disparos provenían desde el exterior, más precisamente desde la ‘canchita’ de Central y eran efectuados por un grupo de sujetos desconocidos”, apuntaron las víctimas.
“Nos tuvimos que tirar al suelo -comenzó diciendo Marta Vega, la dueña de casa-. Algunos debajo del cajón, otros fueron a los cuartos. Todo fue una locura... había gente de edad.
No alcanzamos a ver quiénes tiraban. Lo único que podíamos verificar es que los disparos venían desde la cancha. Aquí estaba lleno de gente. Todo duró de 15 a 20 minutos. Eran tiros de escopetas, carabinas, todo tipo de amas. Jamás nos pasó algo así.
Llamamos a la policía, pero ellos vinieron un rato y se fueron. Nos dijeron que no se podían quedar”, se lamentó.
No terminó allí
Pero la escalada de violencia no terminó allí.
Pasado el mediodía del domingo, los allegados y familiares de la menor asesinada recibían la peor de las noticias.
Por disposición de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia el sujeto señalado como autor del crimen (un menor de 15 años) había quedado en libertad.
La respuesta no se hizo esperar.
Cerca de las 18, una turba avanzó contra el domicilio de este individuo (un tal “Nico”, de 15 años), ubicado también en la manzana 3, pasaje 16. Una dotación de bomberos sofocó las llamas en la casa, pero los ánimos estaban muy caldeados en el lugar al caer la tarde. Es por ello que la policía debió intervenir para evitar nuevos episodios de violencia.
Pero la mediación policial no prosperó por cuanto una “lluvia” de proyectiles cayó contra los móviles y los uniformados que, ante tal estado de cosas, optaron por replegarse.
En la vivienda siniestrada, sólo hubo daños materiales ya que en el momento del ataque no había personas allí. “La familia se fue del barrio”, aseguraron las fuentes.
Reclamos
Guillermo Cabrera (36) es el papá de la menor asesinada.
Esta mañana el hombre realizó un penoso periplo por despachos oficiales en busca de explicaciones. Su recorrida terminó con sabor amargo.
Guillermo es un abnegado obrero de la construcción. “Soy albañil, nacido y criado en Alto Verde”, comenzó diciendo a este diario.
“No entiendo nada de lo que está pasando. La noche del velatorio nos tirotearon como si allí estuviese Al Capone. Y estábamos despidiendo a una niña de 14 años.
Yo quiero saber por qué ese chico hizo lo que hizo. No tuvo piedad con mi hija. No voy a parar hasta obtener justicia”, narró.
Por último, precisó que hoy deambuló por el juzgado de Menores y luego por la SNAyF. “En este último lugar, me atendió un abogado que me dijo que recién ahora están juntando información y evidencia para ver qué pasos van a seguir”, culminó.
Pitu, la amiga
Rosa Verón es la última persona que vio con vida María Laura.
Consultada sobre la fatídica noche “Pitu” relató que “María había venido a acompañarme y a escuchar música. Ella también me ayudaba en el cuidado de mi hijita.
A eso de las 2, este pibe pateó la puerta y entró a mi casa. Cuando yo le salí al cruce vi que estaba armado. Entonces el pibe me dijo: ‘Llamá una ambulancia’”.
Tras esas palabras gatilló directamente a la cabeza de María y se dio a la fuga.
Salí corriendo hasta la casa del papá de María para avisarle lo que había ocurrido. Vinimos rápido pero ya todo era un desastre.
El padre la cargó en brazos y la llevó hasta el dispensario, pero creo que llegó sin vida”, sentenció.
Los impactos de bala en una de las aberturas de la casa dan cuenta del estado de violencia que se vive en la barriada. Foto: Danilo Chiapello