Dominga Erminda Favot tenía 79 años y vivía en la cuadra de calle Libertad al 2100 de la ciudad de San Javier, en la costa santafesina. Fue asesinada brutalmente en su propia habitación la madrugada del pasado lunes 26 de diciembre. Ella se preparaba un té cuando el criminal destrozó la reja de una ventana de la parte trasera del inmueble. No atinó a huir, ni tampoco a pedir ayuda. Sólo se "atrincheró" en su pieza. Cerró la puerta de madera con llave y aguardó aterrada. El delincuente estaba decidido a salirse con la suya. Una vez adentro de la vivienda, embistió con todas sus fuerzas contra la abertura del dormitorio de la jubilada y terminó destrozándola. Le mujer luchó por su vida, pero la desventaja era enorme. Ella murió sofocada. El asaltante la asfixió con sus manos en el cuello o apoyando una almohada sobre su cara. Por el crimen, fue detenido Mario Humberto R., un changarín de 42 años que hacía trabajos de jardinería en los patios de la víctima. Este hombre fue imputado por el homicidio el viernes y el juez Jorge Patrizi le impuso la prisión preventiva este sábado, en los tribunales de la capital provincial.
De la audiencia de medidas cautelares participaron el fiscal Francisco Cecchini, el acusado y su abogado, el doctor Nicolás Mosconi, del Servicio Público de la Defensa Penal.
El primero en hablar fue el funcionario del Ministerio Público de la Acusación, quien expuso las numerosas pruebas que incriminan al acusado, entre las que destacan los testimonios de sus propios familiares.
Estas personas del entorno del imputado aseguran que días antes del crimen, R. les contó de sus planes de ingresar a robar a la casa de Dominga. "Si yo hago algo, lo voy a hacer en grande. Sé cómo entrar a la casa de la vieja y cómo tiene cerrada la puerta. Si la tengo que atar la voy a atar. Ella es la que tiene la plata".
Estas mismas personas vieron luego del hecho que R. presentaba rasguños en el cuello, entre otras lesiones. A alguien le preguntó si se notaban y ante la respuesta afirmativa, exclamó: "Uy, si se dan cuenta me van a dar diez años".
También aseguran que el hombre tenía "deudas" y que estaba desesperado por conseguir el dinero, que trataba de vender todo lo que podía, y que podría tener un problema de adicción a algún tipo de estupefaciente.
Vivir con miedo
El fiscal también explicó que la víctima le temía a R., a raíz del primer episodio por el que se lo acusa. Es que el 6 de diciembre, a ella le desapareció un teléfono celular y una tarjeta de débito desde la pieza. Ese día, él estaba haciendo tareas de jardinería y le pidió permiso para ir al baño. Demoró y pasó por el dormitorio. Fue el único que entró y la mujer se dio cuenta minutos después de que pasara, por lo que hizo la denuncia. En el sistema del banco quedaron registrados varios intentos de extraer dinero, pero el plástico ya estaba inhabilitado. También se solicitó un crédito, a lo que la entidad informó que el beneficio era posible, pero que debía acudir personalmente. Los testigos aseguraron haber visto en manos del imputado un ticket bancario que podría estar vinculado a esta última operación. Además, vieron en su poder un celular con las mismas características que las del sustraído a Dominga.
Por otra parte, testimonios afirman que el hombre se ausentó de su domicilio en el horario en que ocurrió el crimen, según estimó la fiscalía: entre las 0.40 y las 3.30 de esa madrugada.
Otros elementos importantes con los que cuenta la fiscalía son: una huella sobre el mantel plástico de una mesa de la víctima (el asesino pisó ahí luego de entrar por la ventana) que coincidiría con la de una zapatilla incautada al imputado, y registros de cámaras de vigilancia (públicas y privadas) que lo ubican a él a escasos metros de la casa de Favot, en los momentos previos y posteriores al hecho.
Cecchini solicitó la prisión preventiva, al tener en cuenta el peligro de fuga, porque la pena en expectativa es de "prisión perpetua", y también por el riesgo de que R. entorpezca la investigación, teniendo en cuenta que los varios de los principales testigos son de su entorno familiar y "le tienen miedo".
El fiscal finalmente hizo referencia a que el acusado ya fue condenado años atrás por homicidio y que en el momento del crimen de Favot era investigado por otro asalto a la casa de dos mujeres de San Javier, a dos cuadras del hogar de Dominga.
Sin medidas
A su turno, el abogado Nicolás Mosconi cuestionó las pruebas de la fiscalía y sostuvo que no eran suficientes como para demostrar con suficiente grado de probabilidad la culpabilidad de su defendido. Por tal motivo, pidió la libertad de R., con medidas alternativas.
Por último, el juez Patrizi hizo lugar a lo solicitado por la fiscalía y determinó la prisión preventiva para el acusado. Así, ordenó que sea puesto a disposición del Servicio Penitenciario de la provincia y que se tomen los recaudos para resguardar su integridad física, debido a que él mismo -al hacer uso de la palabra- advirtió que había tomado la decisión de quitarse la vida (ver aparte).
"Es la última vez que me van a ver acá"
El imputado, Mario Humberto R., decidió hacer uso de la palabra durante la audiencia de medidas cautelares.
Le habló al juez, en un mensaje un tanto confuso, pero con una grave advertencia.
Por un lado pidió compasión, dijo que faltaban pruebas sobre su culpabilidad y aseguró que era inocente. "La conocía. Comía con ella. Le limpiaba la casa, porque soy changarín. Lo que dicen de la deuda es mentira", afirmó.
"Si tengo que cumplir una pena por un delito que no cometí lo voy a hacer, sea culpable o inocente. No me interesa si me dan perpetua. Ya tomé una decisión que es la de quitarme la vida. A mí se me acusa de todo lo que pasa en San Javier. Vamos a ver a quién le hecha la culpa cuando no esté yo. Mi familia me dio la espalda. Se terminó el caso. Es la última vez que me van a ver acá".