Barrio Siete Jefes sigue en el ojo de la tormenta.
Barrio Siete Jefes sigue en el ojo de la tormenta.
Robos en casas de familia, asaltos en la vía pública y tiroteos en cercanías de la ciclovía (sumado a una deficiente iluminación de sus calles) han puesto a sus vecinos al límite de su paciencia.
Desde hace un tiempo los lógicos reclamos para mejorar la situación son llevados adelante por la vecinal del barrio. Y en este contexto ocurrió lo que ya parece una burla del destino. La propia sede de la vecinal fue blanco de un hecho de inseguridad.
Autores desconocidos violentaron la puerta de una oficina, en el predio que la entidad tiene en Laprida al 4800, casi en su intersección con bulevar Muttis.
Si bien no hubo robo alguno, lo acontecido fue interpretado como un "mensaje", según comentó Gabriel Crespo, presidente de la vecinal en diálogo con El Litoral.
"Nos resulta extraño que a menos de 48 horas que hicimos público nuestro reclamo para mejorar la seguridad y la iluminación del barrio, nos sucede esto. Es como que alguien nos quiso decir: 'acá estamos'", opinó el dirigente.