Una familia denunció el robo de 80 mil dólares. Tan grave aseveración partió desde un grupo de personas que residen en una casa de calle Espora 710, esto es, en el corazón de Guadalupe residencial.
De acuerdo a su propia declaración -realizada ante agentes de la seccional 8a- todo ocurrió aproximadamente a las 3 de la madrugada.
Varios individuos ingresaron al interior del inmueble y sorprendieron a sus moradores (la dueña de casa, su hijo y la novia de éste), los que se encontraban durmiendo. La propietaria estaba en un cuarto, mientras que los restantes lo hacían en otra habitación.
“Pensé que era una broma”
Por solicitud de las víctimas haremos reserva de las identidades. No obstante lo que sigue es el relato directo de uno de ellos con El Litoral.
“Estaba en pleno sueño, cuando siento de repente que alguien me sacude. Abro los ojos y siento una voz que me dice: “Despertate, esto es un asalto”.
Lo primero que pensé es que era una broma. Pero rápidamente me di cuenta de que no era así. Es poco lo que pude ver, por cuanto en todo momento me apuntaba a la cara con la fuerte luz de una linterna.
Todo lo que vi fue a un hombre que cubría su rostro con un pañuelo claro, puesto en su cara en forma de triángulo. Detrás de éste alcancé a ver que se movía otro hombre.
Enseguida me preguntaron cuántas personas había en la casa. Luego me enteré de que con las otras víctimas habían hecho las mismas averiguaciones.
A todos nos ataron con cintos que había en la casa. Después nos hicieron blanco de amenazas. Se armaron con cuchillos que había en la cocina.
Después comenzaron a reclamar por dinero. Se les dijo un lugar y allí encontraron algo. Entonces pidieron más. Cada vez lo hacían con más vehemencia. “Vamos, que vos tenés más dinero”, decían a cada rato.
Así estuvieron un largo rato hasta que se llevaron todo lo que había. Unos 80 mil dólares en total, que estaban guardados en distintos lugares.
La pesadilla duró una hora y media aproximadamente. Durante todo ese tiempo, estuvimos con los delincuentes en la casa. Es de terror.
Finalmente se fueron. Claro que nos dejaron encerrados a todos bajo llave. Fue mi nuera la que pudo salir descolgándose con sábanas por la ventana y pedir auxilio a un vecino. Recién allí nos pudimos liberar.