Por ahora el único imputado en el crimen de Ángeles será asistido por el defensor oficial. Foto: Archivo El Litoral

Este martes no hubo mayores novedades en el caso del crimen de Ángeles Rawson debido a que el portero Jorge Mangeri se negó a declarar.

Por ahora el único imputado en el crimen de Ángeles será asistido por el defensor oficial. Foto: Archivo El Litoral
Télam Jorge Néstor Mangeri (45), el portero que está detenido acusado por el crimen de Ángeles Rawson, se volvió a negar a declarar ayer cuando fue trasladado al Palacio de Tribunales para una revisión médica, donde además rechazó la defensa del abogado Miguel Angel Pierri. Fuentes judiciales confirmaron hoy a Télam que ayer por la tarde Mangeri fue trasladado desde penal de Ezeiza, donde está alojado, a la alcaidía de la Unidad 28 de Tribunales porque tenía que ser revisado en el Cuerpo Médico Forense. Según las fuentes, a Mangeri le informaron que su familia había contactado al abogado Pierri para su defensa, pero el imputado dejó asentado por escrito que se quedaba con el defensor oficial Carlos Godoy. Además, Mangeri fue subido al juzgado de instrucción 17, subrogado por el juez Roberto Ponce, para ver si quería ampliar su declaración indagatoria, pero allí se volvió a negar a declarar. El portero está detenido desde el sábado último acusado de haber asesinado a Ángeles Rawson, la chica de 16 años cuyo cadáver fue hallado el martes pasado en la Ceamse de José León Suárez. La confesión Cabe recordar que en un comunicado de la Procuración Nacional difundido ayer por la tarde se precisó que la declaración en la que el portero se autoincrimina como autor del crimen se produjo a las “5.15” del sábado, cuando el sospechoso, por entonces un testigo en la causa, pidió declarar ante la fiscal. Según el informe, en una primera exposición, Mangeri (45) ya había incurrido en “continuas contradicciones”, por lo que Asaro decidió suspender la testimonial. Luego, la fiscal dispuso que el encargado fuera revisado por médicos legistas “con motivo de las lesiones” que denunció “vinculadas a supuestos apremios ilegales y a la privación ilegítima de la libertad que dijo haber sufrido horas antes de su concurrencia a la fiscalía”. Tras la revisión médica, se produjo la segunda audiencia ante Asaro, en la cual, “el ahora imputado manifestó: Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo. Luego remarcó: mi señora no tuvo nada que ver en el hecho y ratificó que ella no había estado el lunes en el edificio”, precisó el comunicado. Ante esta confesión, la fiscal interrumpió a Mangeri y le solicitó que guardara silencio y que lo que quería decir lo haga en presencia de un abogado defensor y ante el juez de la causa. Luego, Asaro redactó el pedido de indagatoria del encargado en el que citó las evidencias en las que basaba su acusación, entre ellas, su acceso al sótano del edificio, su conocimiento en la recolección de la basura, las bolsas de supermercado en el que solía comprar y el haberse autolesionado para ocultar las heridas producidas por la víctima en su defensa. “La fiscal evaluó -de acuerdo con el dictamen médico- que las lesiones que denunció el imputado como originadas en apremios ilegales se corresponden en realidad con la defensa de la víctima frente al ataque y con el intento posterior de borrar esas huellas en su cuerpo por parte del imputado”, precisó el informe. Sin embargo, Jorge García, un amigo de Mangeri, contó hoy que el viernes último lo atendió en su casa cuando le dijo que acababa de sufrir torturas y “aprietes” policiales por el crimen de Ángeles. Por otro lado, la fiscal concluyó que cuando volvió de su clase de gimnasia, Ángeles entró al edificio pero no llegó a ingresar a su departamento, como siempre sostuvo su familia. Así se desprendió de la declaración de Dominga Trinidad Torres, la empleada doméstica de la casa, quien ratificó que ella estaba trabajando en el horario en el que debería haber llegado Ángeles del colegio, pero la chica nunca llegó.