El homicidio ocurrió el 1º de diciembre de 2013, en una casa de Cafferata al 7578 del barrio Juventud del Norte. Foto: Danilo Chiapello/Archivo

Un joven de 21 años mató a fierrazos en la cabeza a otro de 20, en lo que se presume un intento de robo. Aunque el sobreviviente dijo que actuó en legítima defensa, la jueza no le creyó.

El homicidio ocurrió el 1º de diciembre de 2013, en una casa de Cafferata al 7578 del barrio Juventud del Norte. Foto: Danilo Chiapello/Archivo
De la Redacción de El Litoral
La jueza de Instrucción Cuarta, Susana Luna, procesó el pasado 23 de diciembre a un joven de 21 años, acusado de matar a otro de 20, en una casa del barrio Juventud del Norte, en jurisdicción de la comisaría décima.
El crimen, consumado la mañana del 1º de diciembre, terminó con la detención de Franco Leonel Olivera, quien aseguró haber golpeado a Víctor Adrián Goytía, cuando este último ingresó a su casa para robarle.
Sin embargo, la jueza sostuvo que “la versión defensiva no resulta creíble”, descartando de plano la pretensión para que se aplique la figura de la “legítima defensa”. Por ende Olivera resultó procesado por “homicidio simple” con prisión preventiva y fue puesto a disposición del Servicio Penitenciario de provincia.
En un principio, junto con Olivera quedaron bajo arresto su madre Delia (41) y su hermana Rocío (18), dado que ambas se encontraban en la casa del homicida en el momento en que llegó la policía.
“Estaba muy tomado”
Según los elementos que constan en el procesamiento, Olivera había estado tomando vino con un amigo la noche del sábado 30 de noviembre, cuando decidieron ir a bailar a un boliche de la zona norte. Como no alcanzaron a entrar se quedaron bebiendo hasta el amanecer, en un kiosco ubicado en las inmediaciones.
Bajo un considerable estado de ebriedad, Olivera regresó a su casa de la calle Cafferata, y se tiró a descansar sin percatarse de que la puerta de calle había quedado abierta.
La versión de Olivera fue aportada en declaración indagatoria el 5 de diciembre en los tribunales locales, donde refirió que volvió solo a su casa a eso de las 6 y se acostó porque “estaba muy tomado”.
De pronto dijo que despertó a causa de ruidos provenientes de la cocina, donde se encontró con un desconocido parado al otro lado de la mesa. Entonces reconoció que le pegó al menos 3 veces con una barra de hierro que solía utilizar para trabar la puerta.
Según el sobreviviente, Goytía lo increpó con un cuchillo, con el que alcanzó a rozarlo en una de sus orejas, y que luego fue secuestrado por la policía en la mano derecha del cadáver.
“Nervioso y asustado”
Paralizado por lo que había pasado se fue en busca de familiares que lo auxiliaran y regresó a su casa con la madre y la hermana, que fueron las encargadas de llamar a la policía.
Alrededor de las 10 de la mañana una gran cantidad de patrulleros cercaban las inmediaciones de la casa de calle Cafferata.
Fueron convocados efectivos del Comando Radioeléctrico, de la seccional 10ma., de la Policía Científica y la Sección Homicidios. Tal como relevaron los peritos, Goytía se encontraba en el piso, en medio de un charco de sangre y con pérdida de masa encefálica, ya sin signos vitales.
En una de sus manos empuñaba un arma blanca, y a pocos centímetros yacía la barra de hierro con la que se defendió el dueño de casa. También fue secuestrada una moto.
Tras varios días de detención, la madre y hermana de Olivera prestaron una declaración informativa y fueron liberadas. La causa fue archivada en ambos casos, ya que se determinó que efectivamente llegaron más tarde al lugar.
La madre del preso contó que cuando lo encontró, estaba “llorando, muy nervioso y asustado”. En tanto su hermana sostuvo que dormía en la casa de su padre cuando recibió el mensaje en el que le contaba que “maté a un choro”.
El dato Padre muerto.