Juliano Salierno

Autoridades policiales y penitenciarias reconocieron mediante documentos que De Iriondo fue visitado al menos en 17 oportunidades por su acusadora.

Juliano Salierno
Un comisario de Policía, dos agentes del Servicio Penitenciario y la hija del imputado dieron cuenta hoy del trato frecuente que mantenía la psicóloga de 38 años, víctima de “amenazas coaccionantes y daños”, con su presunto agresor Ignacio Enrique De Iriondo, quien está siendo juzgado desde ayer en los tribunales locales.
En total, entre la estadía del imputado en la Comisaría Segunda y en la Unidad Penal N° 1 de Coronda, la víctima y denunciante del proceso fue a visitarlo en 17 oportunidades, según consta en los registros oficiales.
El dato fue aportado por los testigos propuestos por los abogados del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, Mario Guedes y Sebastián Moleón, que tras la audiencia de ayer convocaron al jefe de la comisaría Segunda, comisario inspector Leonel Almada; al director de la cárcel de Coronda, alcaide Guillermo Cerato; a una empleada del Servicio Penitenciario que tuvo un paso fugaz por Coronda y a la hija mayor del imputado, una joven de 20 años.
Propia voluntad
Todos convalidaron la versión de la defensa, de que tras los episodios que son objeto del juicio oral -daños y amenazas ocurridas entre el 10 y el 15 de noviembre de 2014-, la propia víctima se acercó al detenido al que no sólo visitaba sino que tenía a su cargo el manejo de un dinero destinado a la compra de víveres y artículos de higiene personal que periódicamente le eran llevados a la cárcel.
“No sé cómo se reinició la relación, pero sé que fue voluntad de ella”, destacó la hija de Iriondo, que cerró la etapa de testimoniales en el juicio oral que comenzó ayer con los alegatos de apertura y cinco testigos aportados por el Ministerio Público de la Acusación, entre quienes estuvo la propia víctima.
La hija de Iriondo relató que conoció a la “novia de mi papá” el año pasado y aunque reconoció que no la vio más que en cuatro o cinco ocasiones, la relación “era normal”. También dijo que una vez que su padre fue detenido la relación con la ex pareja se estrechó y alcanzó niveles de confidencia y confianza.
La última visita
Sobre el contacto entre víctima e imputado, la testigo sostuvo en un pasaje que “se mantenían en contacto telefónico y se veían personalmente”, lo cual hizo presumir a la fiscal Graciela Parma de la presencia de celulares dentro de la unidad carcelaria, los mismos que tal como se quiere probar desde el MPA, habrían sido utilizados para amenazar a la familia de la víctima desde el sitio de encierro.
Siete visitas quedaron registradas desde el 20 de diciembre del año pasado hasta el 14 de enero de 2015 en la comisaría Segunda, donde De Iriondo estuvo alojado en primer término. Una vez en la cárcel de Coronda, los contactos se acrecentaron: entre el 25 de enero y el 15 de mayo la víctima lo fue a visitar en diez oportunidades más.
Luego de la última visita a mediados de mayo los contactos se interrumpieron. Según manifestó ayer la mujer que mantuvo una relación de 5 meses con De Iriondo, la última vez que se vieron él la ultrajó dentro de la celda y la obligó a quedarse hasta el final del horario permitido por el Servicio Penitenciario.
Celular y fotos
Una vez concluida la etapa de testimoniales, la fiscal Graciela Parma solicitó la incorporación de material probatorio que fue ofrecido directamente al juez Eduardo Pocoví. El acto mereció el rechazo del abogado Sebastián Moleón, y la posterior revocatoria con reservas de recurso de inconstitucionalidad, dado que distinguió entre la “admisión de la prueba” al inicio del juicio y la efectiva “incorporación” de la misma durante el juicio por las vías que corresponden.
“Hay una imposibilidad legal de que sin la presencia de un testigo idóneo se pueda incorporar como prueba”, se quejó Moleón, que calificó la prueba como “ilegítimamente incorporada”.
Ante la pretensión de incorporar un teléfono celular del que no se habló en el debate y dos CD’s con fotos de los daños ocasionados en la propiedad de la víctima, que tampoco fueron exhibidos en el juicio, la defensa se mostró contrariada en cuanto a que “coarta el ejercicio de la defensa en juicio”, afecta “la oralidad” -porque “los objetos no hablan por sí solos” dijo-; “la inmediación” -porque “no fueron exhibidos”-; y “la garantía del debido proceso”, completó.
Las audiencias continuarán el viernes 13 de noviembre, a las 10 de la mañana, con los alegatos finales de las partes.