Por José Luis Pagés - Danilo Chiapello
A causa del reventón de un neumático, un micro que procedente del Paraguay y con destino a la ciudad de Buenos Aires circulaba por la autopista Santa Fe-Rosario cruzó de carril y 200 metros más adelante -frente al obrador municipal de Santo Tomé- arrasó el guardarraíl y finalmente cayó en una hondonada de unos 10 metros de profundidad.
La noticia acerca del accidente que en principio hizo temer gravísimas consecuencias para los más de sesenta pasajeros hizo que en contados minutos -eran las 8.40 de esta mañana- numerosas unidades sanitarias pertenecientes a los servicios de emergencia de nuestra ciudad, Santo Tomé y Sauce Viejo convergieran en el lugar.
También los agentes de la Unidad Regional I se hicieron presentes para colaborar en las tareas de rescate y acordonaron la zona donde los peritos de la policía científica comenzaron a realizar un relevamiento de datos técnicos para incorporar al sumario que por jurisdicción habrá de instruir la Comisaría 12a. de Santo Tomé.
Apenas los primeros automovilistas que detuvieron la marcha ante la gravedad del cuadro se asomaron al borde de la hondonada pudieron ver que del colectivo de la empresa Nuestra Señora de Asunción que había volcado sobre su lateral izquierdo comenzaban a salir los primeros pasajeros mientras que los operarios del obrador corrían en dirección a ellos.
Poco después, los pasajeros que no lograron salir por sus propios medios, serían rescatados por policías, bomberos y socorristas del Cobem que arribaron al lugar en simultáneo y en elevado número.
El suelo llano -el pasto cortado al ras recordaba un campo de golf- habilitó un camino fácil para el ingreso y egreso de las ambulancias, además de una buena visibilidad que, a pleno sol, permitió la ordenada atención de los accidentados, muchos de ellos, politraumatizados.
En tanto, un grupo de rescatistas concentró la atención en asistir al chofer de la unidad quien había quedado atrapado entre el asiento y la palanca de cambio y como él, también en difícil situación, a una joven pasajera que había resultado lesionada en las piernas.
Para esto, fue necesario practicar una abertura en la carrocería con empleo de herramientas de corte como tronchadoras y sierras eléctricas, finalmente el chofer y la pasajera serían retirados de la unidad y como el resto de los heridos ingresaron al hospital provincial José María Cullen, nosocomio que habilitó el shock room para recibir a los accidentados.
El reventón del neumático, la carrera descontrolada del micro con el paso de un carril a otro en una hora pico -cuando mayor era circulación vehicular-, sin que milagrosamente se produjera un choque, además de la espectacular caída al vacío, resumen una secuencia cuyas consecuencias pudieron haber hecho de éste un desastre de mayor magnitud.
Afortunadamente, dentro de una desgracia que aflige a tantas personas no hubo que lamentar víctimas fatales. Muchas resultaron politraumatizadas pero en general no sufrieron heridas de consideración.
En total, más de medio centenar de pasajeros ingresó al Hospital José María Cullen con golpes y excoriaciones. Una decena lo hizo en ambulancias del Coben y otros 18 en unidades del Sies 107 desde el mismo lugar del accidente y otros 10 derivados del Samco Santo Tomé, a media mañana.
Algunas de las fuentes consultadas dijeron que la mayoría de las personas involucradas en el percance fue llevada al centro médico para ser examinadas y algunas quedaron internadas, en observación, aunque fuera de peligro.






