El continente pulsante

Es el más frío, alto, seco y ventoso, y por supuesto, el único continente deshabitado. Todo en la Antártida exhala desmesura. En estas tierras no hay término medio.

TEXTOS. HUGO MATTERI.

“La nostalgia del hielo, la tristeza de la partidaà es como si pese a todo no pudiera dejar este yermo de hielo, glaciares, frío y duro trabajo”. - Ernest Shackleton

A diferencia del Ártico, que es un océano congelado, la Antártida o Antártico (anti-ártico), tal su nombre original, es un continente sumergido en hielo. Su superficie tiene una extensión media de 14.000.000 de km2 de masa continental, que se extiende a más del doble, unos 30.000.000 de km2 desde finales y hasta principios del verano austral, cuando las aguas que rodean la masa continental se congelan. Esta característica única es por la que también se lo denomina “continente pulsante”. A diferencia de los otros continentes, que la especie humana fue colonizando desde que el homo habilis salió de África, estas tierras no habían sido holladas por ser humano alguno hasta principios del siglo XIX. Es el cuarto continente de mayor tamaño, después de Asia, América y África. Su forma es aproximadamente circular y se ubica casi completamente al sur del llamado círculo polar antártico, dentro de los 60º sur. Su extremo norte en la Península Antártica se encuentra a solo 1.000 kilómetros del extremo sur de Sudamérica, mientras que las distancias de las costas más cercanas respecto a África son de 3.800 km, de Tasmania 2.530 km, de Australia unos 3.135 km y de Nueva Zelanda 2.200 km. Es el continente más elevado de la Tierra, con una altitud promedio de 2.500 msnm. Alberga alrededor del 80% del agua dulce del planeta y, paradójicamente, es también el continente con el más bajo promedio de humedad. Parte de la Antártida se encuentra cubierta por un gigantesco indlandsis; el espesor promedio del hielo que cubre el continente es de 3.000 m, con un máximo registrado de 4.776 m en la Tierra Adelia (69º54’S 135º12’E), esto equivale a casi 5 km de hielo sobre algunos lugares de la estructura rocosa. Al indlandsis o casquete glaciar de la Antártida corresponde aproximadamente el 90% de la criósfera (agua en estado sólido) del planeta Tierra. En ciertas zonas, la masa glaciar supera ampliamente los límites del continente, formando extensas barreras sobre las grandes bahías del Océano Glaciar Antártico. Las más importantes son la barrera de hielo de Ross, la barrera de Ronne, la barrera de Filchner y la barrera de Larsen A; la barrera de hielos Larsen B literalmente se fundió en 2002 posiblemente debido al calentamiento global, desprendiendo un iceberg tabular de unos 100 por 48 km, el de mayor tamaño registrado hasta hoy. En ciertas zonas de contacto del límite exterior de las mencionadas barreras se forman zonas de aguas oceánicas superficiales relativamente cálidas, llamadas polinias. Este fenómeno se debe a la surgencia de las corrientes cálidas que se sumergen en la denominada zona de Convergencia Antártica, pero que, al chocar con las barreras, se encuentran forzadas a resurgir. De las polinias, la más conocida es la ubicada en el Mar de Weddell. Si algún día se derritiera la masa de hielo que la recubre, la altura de los océanos del planeta ascendería alrededor de 70 metros su nivel, inundando las áreas costeras de todos los continentes donde reside cerca del 70% de la población mundial. El frente polar que rodea la Antártida sigue la divisoria sur de un inmenso río oceánico que no está limitado por litorales continentales sino por otras grandes masas de agua. Los tres principales océanos de la Tierra, separados por los continentes, emergen en estas latitudes por esta corriente circumpolar, cuya fuerza hacia el este es impulsada por el viento y la rotación terrestre, aislando -de esta manera- al continente. Este cinturón de agua casi congelada mantiene el casquete polar e influye en el clima de casi todo el mundo.


TRES POLOS La Antártida es una masa continental en la que se hallan tres polos: el Polo Sur geográfico de nuestro planeta, el Polo Sur magnético y el Polo Sur de inaccesibilidad; y hasta hace 160 millones de años estuvo unida a la India, África, Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica, formando el supercontinente llamado Gondwana. Al fragmentarse éste, los continentes se fueron desplazando; durante mucho tiempo la Antártida y Australia estuvieron unidas y fueron hacia el sur, hasta que la Antártida acabó separándose de Australia definitivamente hace unos 80 millones de años, época en que -poco a poco- fue cubriéndose de la actual capa de hielo. En casi toda la superficie del continente impera el clima polar, donde la temperatura promedio del mes más cálido no supera los 0º C. El clima llamado de tundra, donde el promedio del mes más cálido supera apenas los 0º C, se presenta sólo en las zonas costeras más septentrionales, como en la Península Antártica, islas adyacentes e islas subantárticas. La temperatura media de esta región es de -17ºC, y la más baja se registro en la estación antártica rusa de Vostok, el 21 de julio de 1983, cuando el termómetro marco -89,3º C, la menor temperatura registrada en la superficie de la Tierra. Estas bajas temperaturas se deben no sólo a su ubicación en la zona polar sino a su gran altura media y la poca radiación solar que recibe. Entre el 80% y el 90% de esa radiación es reflejada por el hielo merced a su albedo, evitando el calentamiento de la superficie: esta es la “gran refrigeradora planetaria”.

EL MÁS SECO Otra singularidad antártica es que se trata del continente más seco del mundo. Aproximadamente el 90% de su territorio configura un desierto nival, un área fría con escasa presencia de vida. Su sequedad logra superar a la de los desiertos cálidos debido a que la humedad es casi nula en gran parte de su atmósfera. Y para enfatizar un poco más su carácter, en las áreas del Polo Sur geográfico casi nunca se registran precipitaciones, ni siquiera en forma de nieve. En el centro de este continente se ubica un área de alta presión permanente, que hace fluir corrientes eólicas a gran velocidad desde el sur hacia el norte y noreste. Estos vientos alcanzan velocidades de 200 km/h provocando en el interior del continente temporales llamados sordos, ya que carecen de truenos y relámpagos. Allí se han registrado los vientos más intensos de la superficie terrestre: 327 km/h, en julio de 1972, en la estación científica francesa Dumont d’Urville. Entre otros curiosos fenómenos se encuentran los ópticos, espejismos (debido a reflejos del hielo y a la refracción por diferencia de las temperaturas en las capas de aire), antelias (halos iridiscentes en torno a la luz de los astros y en especial en torno a la luz solar, debido a cristales de hielo flotando en la atmósfera) y auroras polares (debido al viento solar interactuando con la magnetósfera y la atmósfera; son más intensas durante cada máximum solar). En el polo sur geográfico el día dura 6 meses y la noche los otros 6. En los meses de verano, al menos en un día no se pone el sol (solsticio de verano) y, durante el invierno, al menos en un día éste no es visible (solsticio de invierno).

INVESTIGACIÓN Y TURISMO A raíz del Tratado Antártico prácticamente (al menos en términos formales) todas las actividades humanas, exceptuando un limitado turismo, se reducen a la investigación científica, centrada principalmente en la meteorología, la climatología, la geología, la glaciología y la biología, como ramas principales. El poco flujo turístico que llega en la época estival a la Antártida, lo hace desde Argentina, Chile, Australia o Nueva Zelanda, aunque el mayor tráfico se realiza desde la cercana Ushuaia, a escasos 1.000 km de la Península Antártica. Así de exótico y fascinante es este continente, indoblegable para el ser humano pero del que no podemos alejarnos. Todas las personas que han visitado la Antártida coinciden en la exaltación casi religiosa de su exuberante y virginal belleza, pero a la vez su ferviente deseo de regresar a estas extremas latitudes.



FLORA Y FAUNA ESPECIALES

Debido a las condiciones extremas del clima, en la Antártida existe poca vegetación y de formas muy simples, como algas, musgos, líquenes y algunos hongos. En la zona costera septentrional de la Península Antártica y las Antillas del Sur crecen dos plantas autóctonas vasculares y fanerógamas: el clavel antártico y el pasto antártico. Ambas plantas crecen formando tundras y en las zonas mas septentrionales de las islas, pequeños colchones de tussoks; el pasto antártico se destaca por su resistencia a las radiaciones ultravioletas y por los compuestos que sintetiza, se estudia su uso terapéutico para distintos tipos de cáncer de piel. La fauna es muy escasa en el continente pero en el océano que lo rodea, cuyas aguas están apenas sobre el punto de congelación del agua salada (sobre los -1.8 ºC), abunda en el verano la fauna marina, pues este ecosistema es muy propicio para la productividad biológica. Algunas de estas especies son: pinnípedos (lobo marino antártico, leopardo marino, foca de Weddell, foca cangrejera y foca de Ross); aves voladoras y no voladoras (pingüinos de barbijo, los de vincha o papúa antártico, los de ojo blanco o de Adelia y el mayor de todos ellos, el pingüino emperador, única especie que pasa todo el invierno en la Antártida empollando sus crías). Entre otras particularidades, en el verano austral, orcas, ballenas y cachalotes se dan cita en estas heladas aguas, entre ellos aparece la ballena azul, el mamífero de mayor tamaño en el mundo. Pero también habita estas aguas un diminuto crustáceo llamado vulgarmente krill (euphausia superba), que es la base de alimentación de todos los animales que habitan este continente. Llega como máximo a medir 4 cm y se alimenta de un alga microscópica llamada diatomea. La cadena trófica antártica se basa en estas dos especies, unos 80 millones de aves, más de 85 millones de pingüinos, cientos de miles de pinnípedos, y más de 200 especies de peces y todas las ballenas que migran a estas aguas dependen de ellos. Probablemente, la mayor concentración de animales del planeta. Las adaptaciones evolutivas permiten a algunos peces vivir bajo el 0º C, como el bacalao antártico de la familia de los Nototheniidae, cuya sangre y demás humores poseen glicoproteínas anticongelantes. También gozan de estas cualidades los peces zoarcidos, que viven a más de 500 metros de profundidad en zonas abisales del Mar de Bellingshausen. Para completar esta diversa fauna basta decir que también se encuentran ácaros, moscas no voladoras y hasta los molestos mosquitos, normalmente en las zonas costeras.