A la hora de la siesta  

A la hora de la siesta, nos escabullíamos fuera de la cama y nos trepábamos a la higuera. Acostados en las ramas más gruesas mirábamos las hojas, casi blancas del revés; los higos maduros bamboleándose como-...

Chicos en el bosque

Para los ojos de la infancia, cualquier suceso puede revestir el más alto grado de significación, sea por su novedad o sea por razones misteriosas que instalan tal experiencia como un hito, como un mito o como un rito. Recuperar esa-...

El encanto de una voz

Las mujeres de esa casa platense son un error de la naturaleza: la madre fue maestra de puntero y ahora vegeta en la total apatía; la hermana padece de corcovo vertebral (“de espalda y sentada semejaba un bicho jorobado de piernecitas-...

Calor de hogar

Tía Nené dijo que extrañaba el calor de hogar de su casita donde vivía con la anciana madre, también madre de mi mamá y de tía Ingrazia y abuela de todas nosotras, y que en ese sagrado lugar era feliz porque-...